El Alto es una ciudad que aĆŗn no cuenta con un movimiento de activistas feministas masivo en contra de la violencia de gĆ©nero. Pero las mujeres aymaras y alteƱas, desde organizaciones sociales de base, son quienes dan los primeros pasos para frenar las agresiones machistas desde la polĆtica y la colectividad.
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Cuando le pregunto a Ana CrispĆn, Estela Poma, Milenka RamĆrez y Ana ChĆ”vez, lĆderes y autoridades de organizaciones sociales de la ciudad de El Alto, si militan o se identifican como feministas, la respuesta comĆŗn es āno soy ni machista ni feministaā.
Sin embargo, el hecho de que no se identifiquen feministas no las limita en su generaciĆ³n de acciones para enfrentar el machismo que experimentan desde sus cargos y liderazgos, y desde su cotidianidad como mujeres.
ĀæNi machismo ni feminismo?
Ana CrispĆn es aymara y viste pollera. Es profesora de matemĆ”ticas, ingeniera y especialista en belleza integral. Tiene un salĆ³n de belleza en el Distrito 2 de El Alto. Pertenece a la organizaciĆ³n āMujeres en busca de justiciaā.
DespuĆ©s de hacerle algunas preguntas sobre la violencia de gĆ©nero, le cuestiono si se identifica con el feminismo, ya que lo ha nombrado algunas veces en sus intervenciones. Me responde: āNo soy ni machista ni feminista, lo que pretendo en este contexto es ayudarā.
En el ensayo Machismo, victimizaciĆ³n y perpetraciĆ³n en mujeres y hombres mexicanos, JosĆ© Moral de la Rubia y Sandra Ramos Basurto expresan que el machismo es ācomo una ideologĆa que defiende y justifica la superioridad y el dominio del hombre sobre la mujer. Con ese fin, se Ā«exalta las cualidades masculinas, como agresividad, independencia y dominancia, mientras estigmatiza las cualidades femeninas, como debilidad, dependencia y sumisiĆ³nā.
Cuando le pregunto a Estela Poma, dirigente aymara de Alto Milluni (Distrito 14 de El Alto), si ha escuchado sobre el feminismo, ella asegura que sĆ. Sin embargo, no se considera feminista. Para ella el feminismo consiste en que āuna mujer debe respetarse y quererse a sĆ mismaā.
ĀæUsted es feminista?, le pregunto a Ana ChĆ”vez, ejecutiva de la FederaciĆ³n de comerciantes minoristas en artĆculos varios y vivanderos de El Alto. Me responde que no, le pregunto por quĆ©.
āYo comparto la idea de la igualdad. O sea, no me puedo inclinar al feminismo o al machismo. Yo respeto al varĆ³n y respeto a la mujer. Respeto la ideologĆa, respeto lo que uno piensaā, dice.
Para Justa Montero, en su artĆculo Feminismo: un movimiento crĆtico, el feminismo es ācomo un movimiento plural y crĆtico; de ideas, denuncia y reivindicaciĆ³n, producto del conflicto social que genera una posiciĆ³n de subordinaciĆ³n y desigualdad de las mujeresā.
La lucha contra el machismo proviene desde este movimiento.
Sobre eso, Milenka RamĆrez Mendoza, vicepresidenta de la FederaciĆ³n de Juntas Vecinales FEJUVE-El Alto, explica que el machismo para ella se encuentra en todos los espacios en donde se desenvuelve: el hogar, el trabajo, la familia, en las instituciones y en los espacios que comparte con otros dirigentes.
ĀæQuĆ© es el feminismo para ti?, le pregunto.
āEl feminismo, pienso, viene de esa lucha de la mujer de querer sobresalir, sobre todoā. ĀæTĆŗ eres feminista? āFeminista no, pero soy defensora del derecho de las mujeres, de la equidad de gĆ©neroā.
La violencia machista en El AltoĀ
El 31 de enero de 2022, mujeres aymaras y alteƱas, en su mayorĆa, se concentraron para una masiva marcha desde la casa de Richard Choque, un feminicida de dos menores de edad en El Alto, Lucy e Iris. Sus cuerpos fueron hallados enterrados en el patio de su casa.
Vecinos y vecinas de la zona BalliviƔn desalojaron a la familia del feminicida y tomaron el control del domicilio que, posteriormente, fue quemado.
La convocatoria a la movilizaciĆ³n tenĆa el fin de iniciar una protesta con rumbo a las instituciones judiciales del Estado. Se exigĆa justicia para ambas adolescentes y se denunciaba la corrupciĆ³n judicial que facilitĆ³ la liberaciĆ³n de un agresor con una condena de 30 aƱos por el feminicidio de otra mujer en 2013.
Mientras camino con Ana me pregunta āĀæquĆ© crees que hizo que Richard Choque actuara asĆ?Ā»
Ella misma se responde: cree que el machismo en El Alto se debe a las familias violentas y disfuncionales. Milenka tambiƩn menciona a Choque en ocasiones.
āYo creo que ese Richard Choque ha sido muy maltratado en su familia y eso lo ha reflejado en los demĆ”sā.
ĀæSerĆ”n solo los hogares de El Alto los que reproducen la violencia machista?
Milenka RamĆrez y el ā2%ā de las mujeres dirigentes en la FEJUVE-El Alto
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Milenka me cita en la sede social de Villa Dolores. Cuando termino de entrevistarla, me pide que le haga algunas preguntas a Jackeline, Secretaria de Honor del Tribunal de la FEJUVE. Ella me seƱala una lista pegada en la pared cuando le pregunto quĆ© opina sobre el machismo. La lista es de dirigentes vecinales. Son pocos los nombres de mujeres y apunta con el dedo: āel 2% deben ser mujeres. Las cabezas de los 15 distritos municipales son todos varonesā.
Milenka asegura que desde su cargo se han desarrollado talleres de liderazgo para mujeres, junto con la FundaciĆ³n Jubileo. Estos espacios han sido gestionados por ella para que sus compaƱeras asuman cargos de dirigencia en el futuro, pues ella percibe que los roles asumidos por las mujeres en las organizaciones vecinales tambiĆ©n son machistas.
āYo soy del Distrito 12, de la organizaciĆ³n AmĆ©rica, de la cual yo he sido en primer lugar elegida. Como siempre, es mĆ”s confiable elegir la Secretaria de Hacienda (ā¦) a una mujer. Desde ahĆ se va viendo lo que es el machismo en la dirigenciaā.
Ana CrispĆn, de la bulla en los juzgados a la educaciĆ³n en los penales
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Desde hace 15 aƱos, Ana, junto a su organizaciĆ³n conformada por mujeres que fueron vĆctimas de violencia machista, generĆ³ un equipo y alianzas con abogados y abogadas para orientar en aspectos legales a mujeres que denuncian agresiones machistas. TambiĆ©n las apoyan en sus necesidades econĆ³micas y psicolĆ³gicas.
En caso de que las instancias judiciales generen irregularidades en el proceso, la organizaciĆ³n se moviliza y hace ābullaā en los juzgados, a modo de presionar a los administradores de justicia.
āEl secretario del juzgado ve que no hay mucha gente, entonces estĆ” con calma la situaciĆ³n. Pero de repente empieza a ver que hay movimientos de mujeres o hay cantidad de mujeres, dan mejor expectativa, dan mejor atenciĆ³n, se apresuran con el caso y por lo menos el dĆa de la audiencia se lleva a caboā, cuenta Ana.
Ella tambiĆ©n trabaja en un penal con presos. Se ocupa de socializar y educar acerca de la violencia de gĆ©nero. Desde ese encierro, Ana menciona que ha aprendido a ver āla otra caraā, entendiendo que la violencia puede partir de la falta de cariƱo de la familia, del no escuchar a los hijos o de la falta de atenciĆ³n de los profesores con sus estudiantes.
āNos hemos acostumbrado a estar en una sociedad yoyista, les digo, porque todo es yo y yo y yoā.
Estela Poma y el āĀ”quĆ© va a poder esta imilla!
Estela es una dirigente aymara que asumiĆ³ su cargo en 2013 y repitiĆ³ este aƱo, 2022.
Como experiencia, Estela cuenta que la violencia machista la viviĆ³ en los espacios polĆticos cuando los hombres la subestimaban por ser mujer y joven.
āSiempre te menosprecian. ‘Ā”QuĆ© va a poder esta imilla!’, eso es lo que recibĆa de algunos humanos que quizĆ” se sentĆan mĆ”s capaces que una mujer Āæno? (ā¦) Duele, pero mĆ”s que todo, me fortalecĆa a mĆ para seguir adelanteĀ».
Abigail tiene 29 aƱos, es Secretaria de Hacienda y tambiƩn madre. Es compaƱera de Estela y es ella quien me pide que la entreviste.
Ambas cuentan que la discriminaciĆ³n por ser mujeres es constante en la dirigencia. Su objetivo es concretar talleres dirigidos a comunarios en Alto Milluni sobre la violencia de gĆ©nero y que puedan expandirse a otros sectores sociales con ayuda de autoridades municipales.
āPedimos a nuestras autoridades para que en cada distrito haya estos talleres y vayan zona por zona si es posibleā.
Para Abigail, el feminismo es que ānos debemos hacer respetar las mujeres, nosotras mismas querernosā.
Ana ChƔvez y la violencia machista de los comerciantes organizados
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Ana me cita en su oficina en la ciudad de El Alto, con ella estĆ”n alrededor de ocho mujeres, sus compaƱeras gremiales. Ella me explica que desde su gremio ha sufrido discriminaciĆ³n por parte de un funcionario que llama a los comerciantes la āplagaā de El Alto. Dentro de la organizaciĆ³n de comerciantes, segĆŗn ella, la violencia parece ser constante por las peleas que se ejercen por la ocupaciĆ³n de espacios.
Las mujeres de su federaciĆ³n han sido agredidas varias veces por hombres o por otras mujeres que son āenviadasā por dirigentes varones en las disputas de espacios. āComo ejecutiva de diferentes asociaciones, hemos tenido que enfrentar graves maltratos de los hombres machistas que vienen maltratando a nuestras mujeres. Vienen golpeando, es una lucha, digamos. Por los sectores que hay de los dirigentes que claman y dicen āqueremos un cambioā, cuando ellos estĆ”n mĆ”s de una dĆ©cada como dirigentesā, explica.
Ana y las mujeres de su federaciĆ³n luchan por visibilizar sus denuncias contra dirigentes violentos, pues han sido ignoradas por autoridades y medios de difusiĆ³n en varias ocasiones.
Su objetivo es que las mujeres gremiales se capaciten, con ayuda de la Fuerza de Lucha Contra el Crimen (FELCC) sobre las ventajas de la denuncia oportuna en un caso de violencia machista.
āNo queremos heredar puestos, queremos heredar profesionales para salir nosotras de las callesā, insiste Ana.
Si las mujeres aymaras y alteƱas luchan contra el machismo como las feministas lo hacen en sus espacios, Āæpor quĆ© no se identifican feministas?