Uno de los tantos casos de injusticia y violencia judicial que sufren las mujeres bolivianas detonó una masiva indignación en todo el país. Las colectivas feministas, articuladas en prácticamente todo el país, convocaron a una movilización el lunes 31 de enero.
¡Contra un sistema judicial corrupto, feminicida y violador!
Richard Choque Flores es un violador y feminicida serial liberado por la Justicia boliviana en 2019, pese a tener una condena de 30 años de cárcel por su primer asesinato sin derecho a indulto. Choque Flores no había cumplido ni siquiera cinco años de condena.
Según reportes y declaraciones oficiales, tiene al menos 80 víctimas, todas mujeres. 77 fueron secuestradas, extorsionadas y violadas. Tres de ellas fueron asesinadas.
El juez Rafael Alcón Aliaga, quien ordenó la libertad condicional del criminal, es el «cómplice» judicial en dos recientes casos de feminicidio: Choque Flores asesinó a dos adolescentes de 15 y 17 años en 2021.
Cometió los crímenes mientras gozaba de su detención domiciliaria sin ningún tipo de custodia policial.
Este caso, rápidamente mediatizado y aprovechado para el rating por los grandes medios de comunicación, desató una ola de pronunciamientos y convocatorias a protestas feministas y de mujeres en toda Bolivia.
Los llamamientos derivaron en una Gran Marcha Nacional de las Mujeres contra la Violencia Machista y la Corrupción Judicial. Existen plantones y movilizaciones confirmadas en siete ciudades del país.
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Desde el dolor y la rabia: la primera convocatoria
La referenta feminista boliviana María Galindo el jueves 27 de enero realizó la transmisión de un radiodocumental desde la casa de Choque Flores en El Alto.
Allí encontraron enterrados los cuerpos de Iris (15) y Lucy (17), víctimas del feminicida y de la corrupción judicial. Dos días antes, los vecinos de la zona, en una demostración de protesta, habrían quemado el lugar.
“Haremos una marcha, haremos diez, 20 marchas si hace falta”, gritaba María luego de conversar con varias familiares de víctimas de violencia machista.
Los testimonios sobre la indolencia policial en los casos de mujeres desaparecidas y la impotencia frente a la injusticia y la corrupción judicial son desgarradores.
«Mujeres de El Alto, mujeres de toda Bolivia, ayúdennos, apóyennos en la marcha del día lunes, contra los fiscales, para los jueces que son pagados», gritaba otra de las familiares entrevistadas por María.
Estos pedidos de ayuda y gritos de rabia detonaron la primera convocatoria a las movilizaciones contra la violencia machista, la corrupción judicial y la incapacidad del Estado para «producir justicia».
Una ola que no se detiene
La convocatoria de María Galindo en El Alto desde el frontis de la casa donde se encontraron los cuerpos de dos víctimas del feminicida Choque Flores fue el principio de un llamado nacional para tomar las calles.
Desde el jueves (27.01.22), distintas organizaciones de mujeres y colectivas feministas en todo el país se han articulado para movilizarse.
Las marchas y plantones fueron confirmados durante el fin de semana en al menos siete ciudades del país. Una señal del hartazgo generalizado contra un sistema judicial y policial corrupto e ineficiente.
Como muestra, la abogada cruceña Jessica Echeverría denunció que el caso de una violación grupal en Santa Cruz (caso Manada) aún no encuentra justicia a tres años del crimen. Además, apunta al hermano del juez Rafael Alcón (exconsejero de la Magistratura) por no actuar frente a las denuncias contra un vocal y una jueza que beneficiaron a dos de los acusados.
El caso Manada hasta el día de hoy no tiene sentencia ! Cuando denunciamos al vocal y a una juez por beneficiar a 2 acusados ante el Consejo de la Magistratura NO pasó nada.
Claro, Alcon era el presidente !— Jéssica Echeverría (@AbogadaJessicaE) January 29, 2022
Movilización feminista permanente
Entre las convocantes, a nivel nacional, figuran una veintena de colectivas y organizaciones que se encuentran en alerta y movilización permanente. Solo en 2021 se registraron cinco masivas movilizaciones feministas nacionales.
A ellas se suman las constantes acciones que las organizaciones de mujeres y feministas realizan en cada departamento. Ni hablar de las articulaciones, acuerpamientos y pronunciamientos colectivos que se realizan habitualmente frente a los violentos, la corrupción de la Justicia y los abusos del Estado.
Vengan de donde vengan, estas convocatorias feministas siempre reivindican una autonomía frente a posibles irrupciones partidarias o institucionales. No hay lugar para la instrumentalización.
Apoyo a víctimas y sus familiares
Las colectivas y organizaciones feministas y de mujeres no solo se movilizan masivamente en fechas particulares. También acompañan a las víctimas de violencia patriarcal y a sus familias durante agotadores procesos judiciales.
Muchas militantes y activistas feministas ponen el cuerpo frente al amedrentamiento e intimidación que ejercen los victimarios durante los largos procesos judiciales. En otros casos también brindan el asesoramiento legal, psicológico y emocional que el Estado es incapaz de proveer.
Una de las organizaciones más activas y con mayor experiencia en este tipo de acciones es Mujeres Creando. En agosto de 2021 incluso llegaron a implementar una “Ruta crítica para mujeres en situación de violencia”, en coordinación con la Alcaldía de El Alto.
Mujeres de Fuego, en Cochabamba, es otra organización que brinda un seguimiento constante a los casos de violencia contra las mujeres. Una característica de esta agrupación es que la componen mujeres «sobrevivientes» a intentos de feminicidio y otros tipos de ataques machistas.
Entre otras de las tantas organizaciones y colectivas también se puede mencionar a Mujer de Plata en Potosí o Warmi Yuyainin en Oruro.