No te pasa que hay mañanas en las que despiertas y deseas, con toda tus fuerzas, poder pasar el día sin hacer nada. Casi de inmediato, sientes culpa. Y así comienzas a entregarle cada segundo de tu vida a una omnipresente maquiladora de tiempo. Nuestro tiempo, tu tiempo.
Durante los primeros meses de la cuarentena, en la redacción muy wasa tuvimos jornadas laborales consecutivas de hasta 12 horas. Reuniones, talleres, actualizar el portal, manejar las redes sociales, tratar de entender qué le estaba sucediendo al mundo y buscar la manera de enfrentarlo.
La rueda no se detenía. Un año después, no se detiene. Estamos seguras que también te sucedió y quizás todavía lo estés sufriendo.
Vivimos bajo un régimen de vigilancia (ciber)social que nos arroja hacia una hiperproductividad obligada. Necesitamos demostrarle al mundo que estamos haciendo algo, no perder el tiempo en una carrera frenética a ninguna parte.
Es el signo de nuestro tiempo.
Mientras más hacemos, más valor tenemos. Eso es lo que creemos. Así nos “vendemos” a través de nuestras redes sociales. Hemos caído en la trampa.
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Si te dijéramos que esta sobreexplotación carcome tu cuerpo e incrementa el riesgo de que sufras infartos cardíacos y cerebrales, ¿cómo reaccionarías? ¿Qué cambiarías?
Nosotras todavía no encontramos la respuesta. Parece sencillo, pero no.
Un reciente reporte publicado por la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que, durante 2016, más 700 mil personas murieron a causa de jornadas laborales demasiado prolongadas. Más de 55 horas por semana.
Entre 2000 y 2016, los fallecimientos por cardiopatías isquémicas (aka infartos) crecieron un 42%. ¿Puedes imaginar cómo están estas cifras luego de un año realmente agotador?
El estudio concluye que trabajar 55 horas o más a la semana aumenta en un 35% el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular y en un 17% el riesgo de fallecer a causa un problema en el corazón, con respecto a una jornada laboral de 35 a 40 horas a la semana.
Todo el tiempo hacemos chistes sobre el burnout, el multitasking, nuestra “adicción” a las redes sociales, como queriendo negarnos que tenemos un problema. A big problem.
El caso es que cada vez conocemos menos límites entre el consumo y la producción, el ocio y el consumo, el ocio y el trabajo, el trabajo y la familia, la familia y la oficina, la oficina y la intimidad.
Según información recogida por el INE, en Bolivia se trabaja un promedio de 39 horas semanales. Una cifra que a muchxs nos sonará irreal, muy lejos de la realidad que vivimos y conocemos.
Tampoco podemos olvidar que las mujeres dedicamos casi el doble de tiempo a los trabajos de cuidado no remunerados, en comparación con los hombres. Esto también repercute en nuestros cuerpos e incluso en nuestra salud mental.
También te dejamos tres sencillos consejos publicados en El País sobre cómo bajarle al chocolate a la hiperproductividad hiperconectada.
- Cambiar el FOMO (miedo a perderse algo, por sus siglas en inglés) por el NOMO (la necesidad de perderse cosas).
- Escuchá más y reacciona menos. Intenta alejarte de la reacción ansiosa de los ciclos de noticias, practica la empatía y la reflexión.
- Piensa en comunidad. “Debemos proteger nuestros espacios y nuestro tiempo para una actividad que no esté instrumentalizada o comercializada”.
Y sí, tener la chance de discutir estos temas puede ser un privilegio. Pero cada vez más personas vivimos sobreexplotadas, subcontratadas, obligadas a aceptar trabajos precarizados, sin seguridad social ni ningún otro tipo de beneficio laboral.
Es tiempo de enfrentarlo y discutirlo.
Debajo encuentras algunas recomendaciones en libros y películas que podrían graficar mejor el panorama de lo que estamos atravesando y plantearte interrogantes y guías para descifrar esta «nueva era» del capitalismo.
Comerciantes de atención: La lucha épica por entrar en nuestra cabeza (Tim Wu)
Los negocios de Occidente dependen de nuestra atención. En casi cada momento de nuestras vidas, nos enfrentamos a un aluvión de mensajes, incentivos publicitarios, marcas, redes sociales y otros esfuerzos para captar nuestra atención. Pocos momentos o espacios cotidianos permanecen intactos por los «comerciantes de atención». Lo encuentras aquí.
La era del capitalismo de la vigilancia (Shoshana Zuboff, 2020)
El primer examen detallado de una forma de poder sin precedentes llamado “capitalismo de la vigilancia”, el afán de unas poderosas corporaciones empresariales por predecir y controlar nuestro comportamiento. Puedes leerlo aquí.
The social dilemma (2020)
Un estudio de 5 mil personas encontró que un mayor uso de las redes sociales se correlacionó con disminuciones autoinformadas en la salud mental y física y la satisfacción con la vida. Este documental indaga en este y otros dilemas de la hiperconectividad. Míralo aquí.
Possessor (2020)
Este thriller nos sumerge en la vida de una sicaria corporativa que utiliza tecnología de implantes cerebrales para habitar cuerpos con el fin de matar en beneficio de una empresa. La sobreexplotación del cuerpo, mediada por los avances de la ciencia, y nuestra fragilidad emocional frente al “trabajo” son los temas que atraviesan esta película. Mírala aquí.
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