Los hijos de Goni es el primer libro de la escritora alteña Quya Reyna. Publicada bajo el sello editorial de Sobra Selectas. ¡Esta colección de crónicas se presenta hoy (07.04.22) en Cochabamba! ¡Allí nos vemos!
Leer Los hijos de Goni es un placer que me alegra haber vivido, ya que la combinación de palabras, en muchos momentos, me arrancó carcajadas, me hizo sentir rabia y me dejó pensando en la vida de la autora y de la sociedad alteña como tal… todo lo que un buen texto debe provocar, en mi opinión.
Pero eso no fue todo, sentí sabores, sensaciones y hasta ganas de vomitar con algunas descripciones.
Así que les advierto que lo que generen estas nueve crónicas será responsabilidad de ustedes y no de la autora. Considero que en la completa desnudez de nuestros prejuicios, en la intimidad, e incluso en las cosas que pensamos, pero no decimos, hay una razón por la cual nos gusta o no un texto. Luego lo valoramos positiva o negativamente.
Como una leal y crítica lectora de las producciones de Quya Reyna, es mi intención que la forma en la que haré mis comentarios del libro les motive a leerlo de principio a fin, lo recomienden o incluso lo regalen.
Los primeros relatos de Los hijos de Goni
Las crónicas «Los hijos de Goni» y «Los extraños» nos llevan a revivir los hechos de octubre del 2003. Para quienes investigan sobre ese tiempo, sin duda, les ayudará a conocer las múltiples significaciones que nos dejaron esos hechos históricos y las nociones sociales que se aprenden cuando eres wawa o imilla en El Alto. Les sugiero leerlas en ese orden, una seguida de la otra, si deciden empezar por ahí.
«El fiambre» y «La ratera» quedan bien como par para continuar la lectura. Seguimos en la niñez de la autora, pero ahora con hechos cotidianos que bien podrían repetirse en familias alteñas y no alteñas. La forma de comer y el qué se come no dejarán de ser temas para hablar en la sociedad boliviana y estos textos automáticamente nos llevan a pensar en este aspecto fundamental de la vida misma.
Con seguridad, habrá gente que quizás se sienta conmovida o se le antoje un fiambre.
Es posible que juzguen la segunda crónica, de este dúo que les propongo, desde una moralidad aprendida, cualquiera que sea. Pero, más que eso, les desafío a ver si hay moralejas y si estamos de acuerdo en que bien podrían reemplazar a un par de las Fábulas de Esopo.
¿Cómo se hace plata en El Alto?
Si les apasiona hablar de cómo se hace plata en El Alto, «El Huicho» y «El arte del khamaneo» son las crónicas para ustedes y bien podrían ser leídas en las escuelas durante las horas cívicas del Día del Padre. Realmente creo que al leerlas una niña podría sentirse identificada, alegrarse con las anécdotas, o inclusive aplacaría ese sentimiento que puede dejar la ausencia de muchos progenitores. Ya sea por trabajo o simple irresponsabilidad paterna.
«La culpa es de la Colonia» es un texto que se puede leer sueltito. Basta con recordar las veces en las que no pronunciamos una palabra «bien», es decir, bajo las reglas de la Real y Colonizada Academia de la Lengua Española, para evidenciar cómo se da el choque de nuestra lengua materna aymara con otro idioma.
Puede ser que alguna vez también nos hemos reído de otra persona por un error de pronunciación y, además, esto lo usemos para burlarnos y discriminarla, haciéndole responsable de su ignorancia, pero eso muestra que la IGNORANCIA es grande.
Como mucha gente lo dice: algo sabes y algo ignoras. Para esta parte, les sugiero que acompañen su lectura con los éxitos musicales de ese tiempo.
Viajar de municipio a municipio, de El Alto a La Paz, es una travesía que muchas personas hacemos diariamente. De bajada o de subida, el contraste es divergente y no, no es por sentarse en la silla eterna de victimización del pobre. Reconocer y darte cuenta desde wawa que la CIUDAD, es La Paz, es de las primeras cosas que aprendes para diferenciarte de los otros.
Es por eso que «La ‘ciudad'» es un texto para mirarnos las manos, ya sea que las tengamos negras, morenas, blancas o marcadamente quemadas por el sol, pero lo que importa, al final, es la relación social y los encuentros de esas manos. Lectura apta para preescolares de clase media y clase alta.
La mejor crónica de Los hijos de Goni
«Perro gris», es, para mí, el mejor y lo sugiero para terminar de disfrutar este libro.
Es el viento frío, ese que hace doler hasta el hueso de las convicciones y sensibilidades adquiridas. Cuestiona y, dependiendo de la capacidad imaginativa, te podría dejar atrapada recreando las escenas nauseabundas del relato. La historia es algo cruda, pero te hace entender que, aunque el activismo por los animales no es nuevo, o para que cada vez más gente alteña se digne a rescatar perros de la calle, algo bueno se ha estado haciendo.
Según su querer, ganas y afinidades, les invito a leer el libro en el orden que les propuse o pueden encontrar uno nuevo… En todo caso, deseo que lo disfruten.