Los memes sobre estar en un grupo de riesgo frente al COVID-19, para menores de 40 años, dejaron de ser un chiste y perfilan un panorama sanitario complejo. Pese a la evidencia, muchxs parecen aún no tomarse la pandemia en serio. Tenemos un mensaje para ellxs.
Lo ves en las historias de Instagram, en los videos de Tik Tok. Lo escuchas de colegas, amigues y familiares. A poquito más de un año de la pandemia —surfeando en la tercera ola—, las fiestas, los juntes, las jodas, parecen crear un mundo paralelo en el que el coronavirus no existe.
En el otro extremo, también en las redes sociales, las publicaciones pidiendo ayuda para costear los gastos hospitalarios en Unidades de Terapia Intensiva (UTI) se multiplican con la misma velocidad con la que circula el COVID-19.
Fallecen activistas, artistas, médicxs, amigues, conocidxs. Vemos estos posteos una y otra vez. Cada día, desde hace casi dos semanas. Y las tendencias indican que aún no llegamos al punto más crítico.
Según las proyecciones del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), las muertes diarias por COVID-19 podrían alcanzar su punto más alto la tercera semana de junio (con más de 200 fallecidxs en un solo día).
La situación no es de las mejores y cerrar los ojos para entregarnos a la joda no puede ser una opción. Lo resumimos en un dato: esta semana alcanzamos uno de los picos más altos de fallecimientos desde la llegada de la pandemia a Bolivia.
“Adultos de todas las edades —incluidos los jóvenes— se están enfermando gravemente y muchos de ellos están muriendo”
87 muertes en un solo día. Y mejor no hablamos del subregistro que arrastramos desde 2020.
En toda América Latina y el Caribe, también esta semana, se superó el millón de fallecidxs por COVID-19. El 44% registradxs en Brasil, país con el que compartimos una de las fronteras más extensas de todo el planeta.
Nos encantaría traerte mejores noticias, en serio. Pero el panorama nos obliga a compartirte evidencia preocupante: las personas menores de 50 años cada vez son más vulnerables al Sars-CoV-2.
“Adultos de todas las edades —incluidos los jóvenes— se están enfermando gravemente y muchos de ellos están muriendo”, dijo en su sesión informativa semanal la directora de la OPS, Carissa Etienne.
Aunque lo intentamos, no pudimos contrastar esta afirmación con datos oficiales en Bolivia.
Un año después, con un nuevo Gobierno, seguimos sin tener acceso a información completa, de calidad y de libre acceso, para investigar qué sucede con la COVID-19 en Bolivia.
Se sigue ocultando información vital. La gestión de la crisis sanitaria sigue siendo una joda, en todos los niveles del Estado. La política nacional también parece estar en un mundo paralelo.
Sin embargo, conseguimos cazar algunos datos aislados, que, de alguna forma, corroboran un hecho irrebatible en los países vecinos: los jóvenes enferman cada vez más gravemente y tienen más riesgo de morir.
Por ejemplo, el gerente de Epidemiología del Servicio Departamental de Salud de Santa Cruz informó el lunes que entre el 35 y el 40% de las camas en UTI de esa región están ocupadas por personas entre los 19 y 50 años.
Desde Cochabamba, reportan que la mayoría de los internados por COVID-19 en UTI tiene entre 25 y 38 años.
En La Paz, el único departamento que publica a diario información relacionada con la edad, el 58% de los infectados por COVID-19 son menores de 44 años.
En otros países de la región las pruebas son más concluyentes. Las tasas de mortalidad entre menores de 39 años en Brasil se duplicaron, se cuadruplicaron para las personas de entre 40 y 50 años, y se triplicaron para aquellos de entre 50 y 60 años.
En Chile, durante los últimos meses, las tasas de hospitalización de población menor de 39 años aumentaron en más de 70%.
La directora de la OPS dice que “aunque las vacunas se están distribuyendo lo más rápido posible, no son una solución a corto plazo”. Además, la inmunización no es una poción mágica que desaparece infecciones y contagios; sirve para evitar formas graves y fallecimientos.
Las únicas garantías para frenar la pandemia siguen siendo las medidas de prevención: olvidarse de las fiestas y boliches, evitar reuniones innecesarias, usar el barbijo bien ajustado en espacios públicos, mantener la distancia (incluso dentro de nuestras casas) y lavar o desinfectarse las manos constantemente.
Si sigues firme con la prevención y también puteas con las stories covitosas, compartí esta info con ese amigue fiesterx.
Si se te escaparon un par de salidas en este tiempo, todo bien. Pero ahora que tienes la data, ayudemos a salvar vidas. Ayudate a no enfermar.
Cuidate, ya no es joda.
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