ĀæBolivia estĆ” lejos de ofrecer una educaciĆ³n sexual integral? ĀæQuiĆ©nes lo impiden? ĀæQuĆ© consecuencias tienen las estrategias de violencia, miedo y culpa que se usan actualmente para hablar de sexualidad en las escuelas? Tratamos de responderlo a partir de un relato en primera persona.
Parece una maratĆ³n de cine gore. El salĆ³n es pequeƱo, pero le llaman āel auditorioā. Durante la āproyecciĆ³nā, las Ćŗnicas dos ventanas, a los costados del salĆ³n, son tapadas por cortinas gruesas que impiden la entrada de luz y el flujo de aire. La puerta estĆ” averiada y, cuando todos estamos dentro, la clausuran con un candado para que el viento no la azote. No hay escapatoria posible. Una maratĆ³n de imĆ”genes violentas y sangrientas frente a un televisor tubo de 20 pulgadas.
Comienza la Ā«tĆ©cnica LudovicoĀ». Pero ninguna de nosotras es Alex Delarge o alguno de sus drugos. No somos ultraviolentas. Somos estudiantes de la zona sur de Cochabamba, en un colegio de convenio entre el Estado y la Iglesia. Cursamos cuarto de secundaria. Soy la menor entre mis 40 compaƱerxs, tengo apenas 14 aƱos. No soy ultraviolenta, la ultraviolencia estĆ” en las imĆ”genes que reproduce frente a nosotras un viejo DVD, con el fin de culpabilizarnos y achacarnos las consecuencias del viejo y pecaminoso āmete-sacaā.
Nos tienen sentadas en los frĆos y rĆgidos asientos del auditorio durante 75 minutos. A travĆ©s de una aguja hipodĆ©rmica, el discurso de la maestra que acompaƱa la sesiĆ³n nos inyecta āinformaciĆ³nā sesgada y ultrareligiosa. La maratĆ³n de cine gore, el improvisado mĆ©todo Ludovico contra el derecho a decidir, es una serie de grabaciones explĆcitas de abortos quirĆŗrgicos.
Parece que los videos fueron recientemente convertidos del VHS al DVD y tienen algunos defectos en la imagen y el audio. Por momentos esas fallas me permiten distinguir a mis espaldas algunos sollozos y quejidos. La profesora reacciona rƔpido e impone el silencio.
Varias compaƱeras intentan salir del salĆ³n. Es imposible. Una amiga y yo nos mantenemos sentadas en primera fila, sobrecogidas por el rojo carmesĆ de la sangre que satura y desborda los lĆmites de las escasas 20 pulgadas del televisor. Intentamos leer la traducciĆ³n de las explicaciones que dan los Ā«doctoresĀ» en cada una de las grabaciones.
Nada detiene la reproducciĆ³n de estos cortometrajes forzadamente sangrientos.
Cuando el DVD se acaba, la sala se sumerge en un profundo silencio que se rompe solo gracias al estruendo del timbre de salida. Al girar, veo a algunas compaƱeras con rostros congelados en el horror, otras tienen dibujada una mueca de asco, hay quienes parecen mƔs bien ausentes.
La naranja mecĆ”nica y los mĆ©todos de aversiĆ³n
En 1971 fue estrenada La naranja mecĆ”nica, una adaptaciĆ³n cinematogrĆ”fica, dirigida por Stanley Kubrick, del libro homĆ³nimo escrito por Anthony Burgess una dĆ©cada antes.
En esta pelĆcula, el protagonista Alex Delarge es sometido a un experimento conductista de aversiĆ³n denominado āLudovicoā, que consistĆa en inmovilizarlo con una camisa de fuerza y ponerle pinzas especiales en los pĆ”rpados para que no los pueda cerrar.
Luego lo sometĆan a un bombardeo ininterrumpido de imĆ”genes violentas, mientras, al mismo tiempo, le administraban una droga que le producĆa molestias fĆsicas.
Aunque el ātratamientoā de la pelĆcula es ficticio, estĆ” basado en las teorĆas conductistas de inicios del siglo XX, como el condicionamiento clĆ”sico de Pavlov, que sostiene que un estĆmulo incondicionado mĆ”s un estĆmulo neutro tiene como resultado una respuesta condicionada producida por asociaciĆ³n.
Ahora, si reemplazamos esta idea con la lĆ³gica de lxs profesores y psicĆ³logxs que usan estrategias de aversiĆ³n para hablar de aborto, la cosa quedarĆa, mĆ”s o menos, asĆ:
MĆ³nica Rocha Medina es licenciada en PsicologĆa y cuando le cuento esta experiencia me dice que ella tambiĆ©n fue sometida a una maratĆ³n de estos videos cuando estaba en colegio.
Tiempo despuĆ©s, durante sus primeros aƱos de ejercicio profesional en el Ć”rea social, tuvo una colega que usaba la misma estrategia para hablar sobre el aborto en una instituciĆ³n educativa.
āLo que se quiere, a travĆ©s de estos mĆ©todos, es disciplinar el cuerpo de las mujeres. Si te das cuenta, cuando se hablĆ³ de aborto, se les hablĆ³ a las mujeres y no a los varones. Como si una mujer se embarazara sola. Entonces, lo que se quiere es disciplinar el cuerpo de las mujeres, para eso reproducen discursos que estĆ”n alejados de la cienciaā.
Para ilustrar esta Ćŗltima frase, rescato el relato de una amiga que acaba de salir bachiller de un colegio de convenio en el centro de Cochabamba, quien cuenta que, hace dos aƱos, su maestra de BiologĆa les mostrĆ³ un video antiaborto que provocĆ³ un ambiente ādepresivoā entre sus compaƱeras.
Que profesionales de la psicologĆa o maestros a cargo de adolescentes usen lo que podrĆamos llamar āestrategias de shockā para generar miedo en torno a la sexualidad y otros temas, como el aborto, en palabras de VerĆ³nica, āes muy graveā.
Al no brindar informaciĆ³n completa y objetiva se da vĆa libre a creencias que pueden reforzar estigmas y poner en peligro el desarrollo, la salud y la vida de lxs jĆ³venes.
āEste tipo de prĆ”ctica, en tĆ©rminos psicolĆ³gicos, estĆ” orientada a la manipulaciĆ³n. La idea es, de alguna forma, capturar el cuerpo de las personas, poder determinar su comportamiento, cĆ³mo deben vivir su vida y sexualidadā, dice MĆ³nica.
ManipulaciĆ³n. No cabe otra palabra.
Porque si habrĆan querido mostrarnos la realidad del aborto, tambiĆ©n tendrĆan que haber mencionado las dolorosas cifras de las vĆctimas de la clandestinidad o el manual mĆ©dico que la misma OMS presentĆ³ sobre el aborto seguro, inducido con medicamentos, que actualmente es el mĆ©todo mĆ”s usado en LatinoamĆ©rica: presenta menores riesgos, segĆŗn una investigaciĆ³n publicada el 2005 con el nombre de āEl aborto con medicamentos en amĆ©rica latina las experiencias de las mujeres en MĆ©xico, Colombia, Ecuador y PerĆŗā.
EducaciĆ³n sexual con Punto y aparte
DĆas despuĆ©s de la maratĆ³n gore antiaborto y antiderechos en mi excolegio, llegĆ³ el turno del profesor de la materia que llevaba el nombre de āFormaciĆ³n cristianaā, hoy encubierta bajo los eufemismos de āValoresā, āEspiritualidadā o āĆtica y religionesā.
Su objetivo era complementar y reforzar las dosis hipodĆ©rmicas de manipulaciĆ³n administradas por la psicĆ³loga unas jornadas antes. Su mejor arma fue una pelĆcula cristiana de ficciĆ³n llamada Punto y aparte (Paco del Toro, 2002).
Entre otras cosas, el largometraje tiene una escena de montaje paralelo en la que se contraponen imĆ”genes de un parto y un aborto quirĆŗrgico. De fondo suena una alabanza pop rock.
La historia de Punto y aparte presenta una comparativa entre la vida de āla chica pobre que lleva adelante su embarazoā y la āchica rica que decidiĆ³ abortar en una clĆnicaā.
Esta Ćŗltima, obviamente, queda con ātraumasā que solo son aliviados al asistir a la iglesia y pedir perdĆ³n a Cristo.
Aunque la pelĆcula refuerza varios estigmas y prejuicios de clase, ademĆ”s de morales claro, presenta hechos de violencia sexual, psicolĆ³gica y fĆsica, que, en lugar de ser usados para hablar sobre cĆ³mo prevenir relaciones violentas y altamente peligrosas, fueron descartados por el profesor.
Ćl decidiĆ³ enfocarse en la decisiĆ³n de la mujer que abortĆ³ y el supuesto trastorno que adquiriĆ³ por el āremordimiento de concienciaā. El sermĆ³n fue tortuoso: una serie de amenazas y advertencias dirigidas Ćŗnicamente hacia las chicas. Ni una solo hacia los varones, que asimilaban como el pastor/profesor hacĆa que la responsabilidad de un embarazo no deseado recaiga solo en las mujeres.
Con el soundtrack de la pelĆcula de fondo, la clase finalizĆ³ con una oraciĆ³n por los ābebĆ©sā (sic) abortados y el āāperdĆ³nā de las mujeres que tomaron esa āsalidaā.
En la actualidad, se sabe que esta supuesta culpa consecuente del aborto con la que religiosxs y otras personas constantemente satanizan el tema, es una falacia sin fundamento mĆ©dico, usada para manipular a las mujeres creyentes. SegĆŗn un extenso y bien documentado pronunciamiento sobre salud mental y aborto, el Colegio de PsicĆ³logos de Chile concluyĆ³ que:
āCon respecto al llamado sĆndrome post aborto, comunicamos que este no existe. Entendemos que en el caso de que las mujeres experimenten malestar psicolĆ³gico posterior a la interrupciĆ³n de un embarazo no deseado, es manifestaciĆ³n de una experiencia situada en el contexto de una sociedad que criminaliza la interrupciĆ³n del embarazo no deseado, y que vigila y culpabiliza a las mujeres que deseen interrumpir un embarazo. Dicho malestar, es efecto de un fenĆ³meno social y no es sinĆ³nimo de un diagnĆ³stico clĆnico propio de las mujeres. La interrupciĆ³n de un embarazo no deseado, muchas veces significa un alivio para la salud mental de quienes se ven implicadas en esto, siendo ademĆ”s imprudente tipificar que todas las mujeres sufrirĆ”n despuĆ©s de un aborto. Por lo demĆ”s, dicho diagnĆ³stico no se encuentra tipificado en el Manual DiagnĆ³stico y EstadĆstico de las Enfermedades Mentales, DSMV, por lo cual resultarĆa antiĆ©tico diagnosticar un cuadro inexistente (APA, 2008).
Si existe algo de cierto en la pelĆcula Punto y aparte, famosa por ser usada para el abordaje del aborto en colegios de toda LatinoamĆ©rica, es que las mujeres que tienen acceso a la interrupciĆ³n quirĆŗrgica del embarazo en clĆnicas privadas, acompaƱadas por profesionales cualificados, son aquellas que tienen la capacidad econĆ³mica para correr con esos gastos.
Un aborto seguro es, muchas veces, un privilegio de clase.
EducaciĆ³n laica con educaciĆ³n sexual integral
No se puede hablar del aborto sin tocar el tema de la educaciĆ³n sexual y reproductiva. AsĆ como no se puede soƱar con una educaciĆ³n sexual integral sin la consolidaciĆ³n de una educaciĆ³n laica para todxs lxs niƱxs y adolescentes.
SegĆŗn el artĆculo 86 de la ConstituciĆ³n PolĆtica del Estado, las unidades educativas deben garantizar la libertad de conciencia y fe, ademĆ”s de fomentar la convivencia y el respeto mutuo entre personas con diversas opciones religiosas sin imposiciĆ³n dogmĆ”tica.
El artĆculo 87 reconoce el funcionamiento de unidades educativas de convenio, administradas por entidades religiosas, pero seƱala claramente que estas tambiĆ©n deben regirse a los planes, polĆticas, normas y programas del sistema educativo. Un sistema que, para hacer coherencia con la condiciĆ³n del Estado, deberĆa ser laico.
Andrea Terceros, quien forma parte de CatĆ³licas por el Derecho a Decidir, una organizaciĆ³n que hace pocos meses publicĆ³ una investigaciĆ³n sobre la EducaciĆ³n Laica en Bolivia, donde, ademĆ”s, se adjuntĆ³ una propuesta conceptual pedagĆ³gica para la implementaciĆ³n de una educaciĆ³n libre de discriminaciĆ³n e imposiciones ideolĆ³gicas/religiosas.
Andrea cuenta que tuvo una experiencia similar a la mĆa en un colegio catĆ³lico. Luego de comentarlo, dice que nos falta mucho para tener una educaciĆ³n laica, pero, a su criterio, nos falta aĆŗn mĆ”s para lograr una educaciĆ³n sexual integral que aborde la sexualidad y la salud reproductiva desde todos los Ć”ngulos posibles.
ĀæPor quĆ©? Principalmente, porque los adultos se resisten a cambiar de paradigmas.
El Observatorio de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos de CatĆ³licas por el Derecho a Decidir es de los pocos centros referenciales para monitorear y consultar sobre el cumplimiento de las normativas respecto a estos Ć”mbitos y la situaciĆ³n del aborto en nuestro paĆs.
Las investigaciones disponibles en esta plataforma son material importante que recupera lo que la clandestinidad oculta y demuestran que el aborto en Bolivia, como en el resto del mundo, es una realidad con serias implicaciones en la salud pĆŗblica.
El pasado julio, El Fondo de PoblaciĆ³n de las Naciones Unidas (UNFPA) en Bolivia presentĆ³ un informe, con datos del Ministerio de Salud, que revela que, entre enero y mayo del 2020, se registraron consultas prenatales de 663 embarazos en niƱas menores a quince aƱos: casi cuatro embarazos al dĆa, sin tomar en cuenta los casos que concluyen en interrupciones o no llegan a los centros de salud.
Bolivia, desde hace varios aƱos, se ubica entre los paĆses con las peores cifras respecto a embarazos adolescentes en LatinoamĆ©rica. La mayorĆa de estas gestaciones son producto de abusos sexuales que no son denunciados por la falta de conocimiento sobre los derechos sexuales y reproductivos de las niƱas.
A muchas de las vĆctimas de estupro y violaciĆ³n, ademĆ”s, se les niega el derecho a una interrupciĆ³n legal de sus embarazos, bajo el alegato mĆ©dico de la āobjeciĆ³n de concienciaā o presiones sociales y familiares.
Otras se resisten a tomar esta decisiĆ³n porque fueron (desin)formadas en instituciones educativas religiosas y sometidas a sesiones de shock antiaborto.
Estas estrategias de los colegios religiosos y sus maestros para abordar la sexualidad atentan contra los derechos de sus estudiantes, que, segĆŗn el CĆ³digo NiƱa, NiƱo y Adolescente,Ā deben tener garantizado el āacceso a la informaciĆ³n adecuada y formaciĆ³n oportuna en educaciĆ³n sobre sexualidad integralā (artĆculo 116).
Las consecuencias a largo plazo
MĆ”s allĆ” del estrĆ©s postraumĆ”tico que tuvieron mis compaƱeras de colegio dĆas despuĆ©s de ver los videos gore antiaborto, abordar con tanta torpeza y violencia un tema tan delicado repercutiĆ³ de maneras distintas en sus vidas.
Luego de once aƱos sin contacto, vuelvo a conversar con una de ellas y lo primero que recuerda de aquella sesiĆ³n es el llanto de algunas chicas y los rumores que circulaban sobre el āestado de shockā de otra.
TambiĆ©n me cuenta que tiene una bebĆ© y que, pensando en la forma que nos dieron las āclases de sexualidadā, cree que hubo repercusiones en la vida y desarrollo sexual de muchxs.
Sonia Munguia, psicĆ³loga con experiencia en el trabajo con niƱxs y adolescentes, apunta que estas estrategias en el abordaje de la sexualidad en los colegios reproducen las lĆ³gicas del adoctrinamiento en la religiĆ³n, basadas en la idea del castigo ante lo āincorrectoā.
Con el miedo, la vergĆ¼enza y la culpa, tambiĆ©n viene la anulaciĆ³n del placer y el deseo.
āEl miedo hace que mujeres no puedan vivir su sexualidad plenamente, no se dan el derecho a la satisfacciĆ³n, porque estĆ”n con el miedo implantado, con ideas de lo que puede pasar. Entonces no hay un disfrute de su propia sexualidad, de la exploraciĆ³n de su cuerpo, de su reconocimiento y de estar con el otroā
La percepciĆ³n del cuerpo tambiĆ©n se ve afectada, Sonia explica que el miedo puede generar una desconexiĆ³n corporal a distintos niveles, llegando incluso a hacer que una no tenga la conciencia suficiente sobre la intromisiĆ³n de un extraƱo al espacio personal, quitĆ”ndole el control de sĆ misma y la capacidad de ser asertiva.
AquĆ podrĆamos hablar tambiĆ©n del derecho a decidir, o, como le dirĆan los religiosos, ālibre albedrĆoā.
Para MĆ³nica, āestos discursos, que entran en juego entorno al aborto, terminan siendo torturas psicolĆ³gicas donde hay manipulaciĆ³n sobre quĆ© es lo que deberĆas hacerā.
Con el abordaje del tema a travĆ©s de imĆ”genes morbosas e informaciĆ³n incompleta, MĆ³nica explica que estĆ”n imposibilitando instaurar diĆ”logos constructivos y reforzando tabĆŗes sobre la sexualidad.
Sonia y MĆ³nica concuerdan en que estas formas de educaciĆ³n sexual no sirven para la prevenciĆ³n y son irresponsables ante las realidades a las que se enfrentan lxs jĆ³venes, quienes en su mayorĆa terminan āaprendiendoā entre pares con informaciĆ³n filtrada de internet y la televisiĆ³n.
Mientras las unidades educativas y sus profesionales mantengan posiciones conservadoras y se presten a difundir informaciĆ³n falsa, incompleta o tergiversada, el bienestar y la vida de muchas mujeres seguirĆ”n en peligro, como te contamos en esta otra crĆ³nica.
No estƔs sola
Si llegaste a esta nota porque necesitas informaciĆ³n segura y confiable sobre el aborto y tu sexualidad, aquĆ te dejamos algunos recursos y enlaces que pueden serte muy Ćŗtiles.
Para deshacernos de los prejuicios, puedes conseguir el libro Soy lo prohibido de Mujeres Creando.
Si quieres informaciĆ³n sobre educaciĆ³n sexual integral puedes consultar el material creado por UNFPA, con base en el modelo argentino.
Si necesitas asistencia mƩdica puedes recurrir a la pƔgina del CIES, donde presentan programas y campaƱas educativas. O seguir a Marie Stopes en su cuenta de Tik Tok.
Si estĆ”s buscando orientaciĆ³n sobre el derecho a decidir, el manual Por la vida de las mujeres reĆŗne informaciĆ³n verificada sobre aborto farmacolĆ³gico.