Luego del violento desalojo de cholas, a gritos, empujones y petardazos, de la plazuela de Cala Cala por parte de la organización parapolicial Resistencia Juvenil Cochala, una colectiva diversa, autoconvocada y apartidista, organizó un plantón en contra del racismo y la violencia patriarcal. Reproducimos su pronunciamiento y nos adherimos a la lucha en contra de estos grupos armados.
Articulación Feminista Wañuchun Machocracia
Nosotras, mujeres que nos reconocemos en la pluralidad, que la aceptamos y la llevamos en la memoria, nos autoconvocamos y organizamos en esta acción simbólica apartidista frente a la intolerancia, el racismo y la violencia manifestados el 17 de enero, cuando el grupo parapolicial Resistencia Juvenil Cochala (RJC) desalojó, en medio de insultos y estruendosos sonidos de petardos, a mujeres cholas de la plazuela de Cala Cala, espacio público del cual dicen ser propietarios.
Los conflictos postelectorales y la polarización político partidista han desencadenado nuevamente el racismo latente en la población, el cual se agudiza gracias a la impunidad con la que -hasta ahora- este grupo ha ido actuando respaldado por políticos, la policía y algunos sectores de la sociedad civil. Frente a esta impunidad, nosotras nos pronunciamos porque no permitiremos que machos y machas violentas se apropien de la ciudad y, en ella, materialicen su violencia sobre el cuerpo de las mujeres.
No las sacarán las tenemos en la memoria.
Gepostet von Articulación Feminista Wañuchun Machocracia am Donnerstag, 6. Februar 2020
Nosotras nos pronunciamos porque siempre son nuestros cuerpos los que terminan acribillados en el fuego cruzado de quienes se pugnan el poder. Somos nosotras, las mujeres diversas, heterogéneas, jóvenes, y mayores … a quienes los varones violentos autodenominados motoqueros, en compañía de otras mujeres que reproducen y validan su lógica machista, nos amenazan con violarnos.
La mujer chola, además, violentada no sólo por su género, sino por su origen étnico, soporta las miradas desafiantes de les ciudadanes que, durante el conflicto y tal como lo hicieron ya en enero 2007, repartían bates de baseball y otras armas, para golpear a campesinos. Es esa misma mujer chola, demonizada y deshumanizada, la que ha sido agredida por la tal RJC que “ha tomado” la plaza de Cala Cala como espacio privado, libre de indios, libre de “lo otro”.
Desde nuestro saber y desde lo que sentimos afirmamos que esas violencias se tejen en estrecha relación con la discriminación por origen étnico y la violencia sexual como mecanismo de humillación y arma de guerra para la conquista de territorios, por ello nos urge denunciarlas.
Y las denunciamos sin reproducir los mandatos patriarcales que son las bases para la consolidación de una organización criminal y violenta, sino que lo hacemos a través de la celebración de la memoria y de nuestro linaje, de la recuperación de las mujeres cholas de nuestras familias. Muchas de nosotras nos consideramos una extensión de sus trenzas, trenzas que ahora nos unen a través de una poderosa sororidad.
Porque somos diversas y tenemos raices venimos a expresarnos desde la paz, desde la alegria y creatividad. No más machismo y discriminación, celebramos nuestro linaje, estamos juntas y hermanadas.
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Por eso, estaremos juntas y hermanadas frente a cualquier rebrote de discriminación y de exclusión patrocinado por sectores de la población que se creen superiores por razones tan irrisorias como su color de piel, su apellido o la zona en la que habitan. Nos plantaremos firmes frente a la violencia machista y racial que representa la RJC. No permitiremos que ni una sola persona más sea violentada por la forma en la que viste, por su origen étnico y/o su género.
Como recordatorio de ello, hoy plantamos, tal cual semillas, las fotografías de nuestras warmis en el espacio público de Cala Cala. A las cholas no las sacarán nunca más, porque la llevamos dentro, son memoria, son tronco, son raíz. ¡No las sacarán!