Dejé mi cabaña en la montaña llamada Cochabamba y fui a ver la exhibición del festival BIDA FAIR en el Proyecto mARTadero.
En la primera sala aparecen Retratos invisibles.
«Exposición de arte que absorbe, refleja y proyecta luz visible para retratar personas que son invisibles para la sociedad circundante»
Las fotografías de mujeres y personas LGTB de comunidades indígenas del noreste de Brasil tienen un código QR que redirige a videoartes en una plataforma digital. Una presentación a través de su propia voz.
Cada vez que se habla de la invisibilidad de personas de comunidades indígenas, me hace ruido la palabra «visibilidad». Siento una línea muy delgada y peligrosa en la ‘’buena intención”, entre dar voz a los «invisibles» y hacerlo desde una mirada colonizadora. Desde el yo «salvador».
Sin embargo, la obra toma pulso a partir de la oralidad en el videoarte. La premisa de “’la luz visible (voz) que se absorbe (escucha)’’ del texto curatorial resuena. Entonces me pregunto:
¿Qué tan necesario es la vinculación del videoarte con la fotografía mediante el código de QR?
¿Qué aporta el código QR a la obra y la potencia de la oralidad de estas mujeres?
Awichas
En la segunda sala del Festival BIDA FAIR encuentro a las AWICHAS. Son retratos digitales de abuelas cuya particularidad es que son creadas por inteligencia artificial mediante un programa que induce a crear un patrón particular. Como dice en el texto curatorial: «patrones de líneas que nunca existieron».
Retratos construidos a través de la oralidad de varias personas que dieron rasgos de sus abuelas, bisabuelas, para crear estos cuerpos digitales materializados en una foto que la autora nunca tuvo. Como nos sucede a muchas de nosotras que también tenemos imágenes solo a través del eco oral generacional.
No pude evitar pensar en dónde está la oralidad de las personas que contribuyeron a crear o inventar un cuerpo awicha. ¿Si el recuerdo no existe, cómo se contribuye a generar estos rasgos? Ya que las awichas son seres «que están al principio como al final, la que nunca muere», como dice en el texto en sala, ¿puede ser el proceso la obra o la obra el proceso más allá del resultado final/retrato artificial?
Como dice otro de los textos:
«¿Qué pensarías si te dijera que la abuela que esta en este retrato que se parece a mi bisabuela o quizá a la tuya no existe (no en Cuerpo, pero sí en memoria)?».
¿Cómo decodificar la memoria colectiva oral?
Me inquieta mi necesidad sensorial de sentir el eco de la oralidad con la que se han construido/inventado estos ‘’retratos robot”. No logré encontrar una respuesta en la sala, pero la inquietud me llevó a la siguiente pregunta:
¿Es el eco de la memoria oral la raíz para abarcar las teorías de un futurismo latinoamericano? Lo digital brinda la posibilidad de inventarse un cuerpo, unas awichas en este caso
¿Cómo decodificamos la oralidad colectiva en estos retratos artificiales?
El glitch y la dopamina
La segunda sala invita a interactuar con las obras mediante una aplicación en el celular, para ver la realidad virtual aumentada. En cierta forma, me puse a jugar haciendo la acción de pasar la mano delante la cámara para tratar de tocar la realidad aumentada. Tengo una manía por lo sensorial desde el tacto. Así que me perdí en el juego sobre lo que es real en la obra montada y lo que el celular te muestra en la aplicación.
Si bien muchas de las obras me evocaban un glitch bastante placentero o una suerte de visuales que formaban parte de una puesta en escena que no comprendí. Porque a pesar de esforzarme en hacer un recorrido narrativo o unir un cuerpo museográfico, se me dificultó hacer que las piezas dialoguen entre sí.
Sin embargo, puede ser una puesta en escena perfecta para liberar dopamina: por el consumo de la obra digital, el uso de la pantalla, el juego entre lo físico, lo virtual y el eco de una obra o pintura o diseño en nuestras manos.
¿Qué es lo que buscamos con la virtualidad, la dopamina y el juego de realidades, el cuerpo extendido y las tecnologías?
Las muestras del Festival BIDA FAIR me dejan preguntas sobre lo que se entiende por tecnología, la virtualidad, el invento desde la ficción o codificación de ecos, oralidades en primera voz. A mi pesar, no se sienten en sala, pero si están de alguna forma en la pieza final y, a la vez, pienso en los procesos de construcción de una obra más allá de la materialidad. Aunque no sé si esa es la intención de los artistas y curadores en estas salas de exhibición.
No encontré ningún texto o guion curatorial que conglomere a toda la segunda sala de la muestra.
Pienso en las tecnologías como un configurador de saberes, de necesidades sensoriales, de ecos, de inventarse realidades, cuerpos, escenas, interactuar con ellas desde el juego o desde la necesidad de escuchar la Potencia de la Oralidad.