¡Atentxs aliades! No todo lo que brilla es glitter y purpurina. Una fiesta queer también puede esconder, detrás del nombre, basurita machista, clasista y racista. Nuestra querida Marica y Marginal afila uñas para desenmascarar las violencias tras el confort de una «party» temática.
Christian Egüez
Hace poco organizaron una fiesta queer en Santa Cruz de la Sierra. Por testimonio de algunas personas que asistieron me dí cuenta que el esperado acontecimiento no tuvo nada de queer. Yo no pude asistir porque me encontraba en La Paz, participando en un encuentro de colectivas culturales dedicadas a reflexionar y generar acciones precisamente sobre estas temáticas disidentes.
Para empezar, en nuestra bolivianidad sudaca es clave saber de dónde vienen las nociones queer. Se trata de un término acuñado en Estados Unidos como peyorativo, muy usado por la homofobia heterosexual. En los años 80 y 90, una serie de movimientos sexuales empezaron a reivindicarlo como bandera de lucha para diferenciarse de los grupos de gaís y lesbianas que concentraban la hegemonía discursivo mediática de la agenda proderechos: criticaban la poca diversidad en sus filas y la tendencia excluyente, clasista, racista y normalizadora de su activismo. En ese escenario lo queer empieza a proponer un espacio de ruptura y desobediencia identitaria contra los discursos de normalización y asimilación del pensamiento y la práctica dominante adoptabas por los gaís y las lesbianas de la época.
https://www.facebook.com/FiestaQueerScz/videos/2596021180678286/?__xts__%5B0%5D=68.ARA_6wSTBq8D33B5dAzrANG7FWM4l55SA3JMTP-hYh5JmljNKWZoENPlsAXIiLLCsmXXj7-YskD3QIMTADEFEb8_GiTr4xzzzgoIsLZkCCAv9ivkpftZitD8MEC5u6I8w4LUZa8LtRQimyNXI605HcDRQd17AV71rYpVIwkeo-sRAx3s4qzSLZgipNngGg_0JNiEHBR07SytZWfCvWSAwP45G_TX6wFTuWQM3ZyBJIHaI8sMRlHquB8QIqVNzC4SeqS_4qKyHpcjj9ye2F_MaO1JJJYq9ZWCrO7TYckXK9V4pbpFzV38VJBUmNiHf5l4n7A7grfy8Zy3_NgrHMXQjPhvKSMljBfoAlw&__tn__=-R
Lo queer logró reconfigurar el discurso de las minorías sexuales, dando lugar y visibilidad a otras subjetividades como las personas trans, travestis, drags, transformistas, locas, inadaptadas, machorras, construyendo así un movimiento crítico con las normas sexuales, sociales y culturales.
Con el tiempo las intelectuales feministas han construido lo que ahora llamamos Teoría Queer. Pensadoras como Teresa de Lauretis, Judith Butler y Paul Beatriz Preciado han teorizado lo queer a partir de la multiplicidad, no sólo sexual, sino también racial, étnica, cultural y de clase. La propuesta queer es parte de un pensamiento político desestabilizador, opuesto a las nociones esencialistas y estáticas en torno al cuerpo, el sexo, la sexualidad, la raza, la religión, la ciudadanía, la etnicidad, la institución y el ejercicio de poder.
Por supuesto que es posible pensar en una queeriedad boliviana y por supuesto que es posible pensar en una queeriedad cruceña. Varias son las colectivas sudacas que han reflexionado sobre lo queer y cuestionado su genealogía hegemónica venida del norte. La producción de pensamiento crítico sobre esa corriente hizo que los activismos puedan repensar el término «queer» y construir otra genealogía pensada desde el sur, incluso hoy muchos y muchas editan su escritura y la representan como “cuir”, con C, aludiendo a la piel, al cuero y al contexto sudamericano.
https://www.facebook.com/FiestaQueerScz/photos/a.108314254045847/113226890221250/?type=3&__xts__%5B0%5D=68.ARCUuKWGsV5ONUTckvtEHViBdYXDT1TcZryRgPWwEe4gUZFn7KYUgatlMhbe3NWnHhQ0A7WyehPXXvnZvQl45DeRKkG72sDMHlBgUASQ-Ts1ZIIWFFcEhdQlusNBVoIh7ak6lqz_eOdzxPd-8ed2qaREWOfcBaPpRk_RrQCCmwET_fM4_Q1zBQHRAXzSGFGO-WQhlMO6SUl1Tb4QkzBOQKqgtrW90UyOhFga9zeoporWczFqtdRMJQzjPnxQN4uxRZmQkg8eg6ZWoQePb_GE2ULEj1KfPn3CbtE1NkBlL2ENN_xEeGMnp5WBb2o7HkG2_sp_p1_angEwo9HlPkrBsiE&__tn__=-R
Nuestros cuerpos nada tienen que ver con la visión anglosajona adoptada en la fiesta del anterior sábado 16 de febrero. Una fiesta «queer» dominada y gobernada por hombres gaís blancoides y masculinos, usando peluca y brillo en la cara, haciendo apología de la bufa, una práctica terriblemente violenta, machista e históricamente humillante para las subjetividades trans. Una fiesta con gran presencia de hombres y mujeres heterosexuales de clase media, jugando a ser aliados en el confort de una fiesta temática. Una noche sin presencia de personas trans y travestis.
Pude conversar con una chica trans, quizás la única que estuvo en la fiesta, y me dijo lo siguiente:
«Honestamente no me sentí identificada, me alegra ver tantos chicos gays divirtiéndose, pero no siento que realmente haya sido una fiesta queer. Yo estaba sola en una esquina y cinco chicos empezaron a bailar casi encima mío, me pareció un poco rudo»
Estas cosas han sido cuestionadas por una de mis compañeras de militancia, Denilson Montaño, activista no binarie e integrante de La Pesada Subversiva, y varios asistentes de la fiesta se han encargado de ofenderla, humillarla y amenazarla con todo tipo de palabras agraviantes en las redes sociales. Es decir, la reacción de una jauría de gaís violentos no ha sido contraargumentar las críticas, todo lo contrario, solo han insultado. Esa es una muestra más de la prepotencia y la actitud pútrida de machismo que identifica al mundo gay hegemónico, ignorante, invasivo y bravucón.
¿Cómo pueden llamarle queer a un espacio tan violento como ese? Se trata de un descaro clasista, un afán de apropiarse de discursos que ni siquiera entienden, se trata de un proceso de banalización y exotización de subjetividades subversivas en virtud de la algarabía de una clase media inundada de gaís ignorantes y despojados de conocimiento histórico, se trata del patronaje gay heteronormado que vacía de contenido todos los planteamientos políticos del activismo sexual, se trata de la construcción de privilegios excluyendo a otros sujetos subalternos. ¿A nadie le hace bulla la poca, casi nula, presencia de personas trans o travestis en la ridícula y profundamente tóxica fiesta?
https://www.facebook.com/FiestaQueerScz/videos/3095972463755254/?__xts__%5B0%5D=68.ARBcLWWxqfAWzbyTTyNajIpwmdu6_BFmgPQdr5EtESV1ES5twKLJiZbQ8fAgi0KCrBqV_n1w6FMXJ7SfBlFqWuZEMTIPgOvy3oWCWlTBkQ4jWNwmG7A6gFig54J9y16mVMatxlN3xgvBVn3KZ0Gk0i2VOhHjz4HaZyqxdDAv-RX2jCwXswEhGHrfyinH83Lxhs6N8PX8mMiy42LUaK-zhBb_-oIt5zYrRq4iKH0mTnWxm4_Jyuj3Cmlz59BWX3cJuv4n-Lth4GstIyaGVGq9mf6xH1yAJrw8I507e5AHJaqDDLohNNnslU-VL4JAbjttEWNdTlCIx_eo0u4BwxIG0OJjq-IvOPQFeTE&__tn__=-R
Lo queer implica desobediencia y desacato al orden establecido, hacerle frente a la exclusión y la violencia, una característica que por obvias razones la fiesta organizada en Santa Cruz no ha cumplido.
Cuir eran las fiestas organizadas por las coaliciones travestis en los año 80, donde tantas chicas se reunían en los locales del Alto San Pedro, enfrentando el hostigamiento y el acoso policial de la época, soportando ser arrestadas y llevadas en camiones policiales hasta una celda para ser extorsionadas. Cuir son la fiestas del corso diverso que organiza actualmente el movimiento de las diversidades sexuales en Santa Cruz. Cuir son las fiestas que cada año organizan las organizaciones de chicas lesbianas para recaudar fondos a favor de la marcha LGBT. Cuir son las chicherías de La Ramada, donde asisten cholos homosexuales que tiñen su pelo con blondor, visten camisa rosada, pantalones chupines y abarcas. Cuir son las maricas de la periferia que dejan entrever su homosexualidad al emborracharse en alguna fiesta familiar.
La farra ha estado muy presentes en la construcción de cultura LGBTIQ, de eso no hay duda, pero no bajo términos de clasismo sexual, es por eso que este tema me indigna tanto.
Lo cuir no se reduce a una estética, ni al maquillaje, ni a las botas, ni a la cultura sado. Lo cuir no es una alegoría temática y mucho menos un disfraz para una noche de juerga. Cuir son todos los cuerpos que desacatan las normas de la identidad, la sexualidad, la cultura y sociedad patriarcal. Ojalá les quede claro.