El poder de las chicas contra el machismo: Geovana apenas pasa los 20 años, pero ya sueña con ser concejala o alcaldesa de su municipio. Con su liderazgo e influencia dentro de su comunidad derriba estereotipos y alienta transformaciones. Se declara abiertamente feminista y dice “que es tiempo de que rompamos el sistema patriarcal”.
Apenas recuerda cómo es que se animó a levantar la mano. Pero lo hizo.
Geovana enfrentó el temor de compartir sus ideas en público. En medio de autoridades y pobladores de su comunidad, pidió que se tomen acciones para frenar la contaminación.
“En un principio tenía miedo, pero alcé la mano y, con todo el respeto que se merecían las autoridades sindicales y toda la base (de vecinos), les dije mi punto de vista”, cuenta Geovana de aquella experiencia.
Geovana tiene poco más de 20 años y vive en Calamarca, un municipio rural a unos 20 kilómetros de la ciudad de El Alto.
En la reunión se discutían temas clave para su comunidad: proyectos municipales, apoyo a la ganadería y problemáticas medioambientales.
Estas últimas se discutían naturalizando y normalizando la contaminación, según recuerda.
“Tenemos que tomar acciones contra la contaminación. Hasta en la carretera vemos botada tanta basura. Como organización tenemos que tomar acciones”, dijo Geovana entonces.
La intervención de una joven lideresa, en medio de una reunión dominada por varones y adultos, sorprendió a las personas que asistieron. Pero fue bien valorada por los dirigentes.
“Jóvenes así necesitamos para que nos aporten nuevas ideas”, comentó una de las principales autoridades de la comunidad de Geovana. Ella recuerda la frase con mucho orgullo y dice que también fue una gran alegría para su familia.
Jóvenes en la toma de decisiones
“Como jóvenes tenemos miedo de que nuestra opinión no sea tomada en cuenta, pero es necesario participar en la toma de decisiones”, reflexiona Geovana.
Pero ese no es el único problema al que se enfrentan las y los jóvenes en su comunidad. La falta de oportunidades educativas y laborales obliga a la mayoría a migrar.
Muchas amigas y familiares de Geovana siguieron ese camino.
“En las reuniones no ves a jóvenes, son puros mayores. No hay juventud en mi comunidad. Mayormente migran a Brasil, Argentina y otros países”, lamenta.
Para remediarlo, Geovana propone que se incentive la formación de liderazgos jóvenes y su incidencia política.
“Adultos, jóvenes y adolescentes tenemos los mismos objetivos como comunidad”, añade.
Embarazos adolescentes y derechos sexuales
Entre las problemáticas que restringen la formación y participación de las jóvenes, también aparecen los embarazos adolescentes. Según explica Geovana, la situación está muy naturalizada dentro su comunidad.
“Es un gran problema”, dice y recuerda la historia de una compañera. “Las niñas abandonan sus estudios por sus embarazos”, comenta Geovana.
En seguida hace una aclaración: muchas veces las jóvenes, en esta situación, son obligadas a abandonar la escuela.
La preocupación de Geovana está respaldada por las estadísticas nacionales. En nuestro país, cada cuatro horas se reporta el embarazo de una niña menor de 15 años, según informes de 2021.
Al no contar con información sobre derechos sexuales y reproductivos, y guiadas por tabúes, muchas familias deciden privarlas de su derecho a la educación.
Geovana cuenta que cuando intenta hablar sobre estos temas con algunos padres y madres, “a veces lo toman mal”.
“En mi entorno, donde vivo, estos temas aún son un tabú (…) Estamos en lucha para que se reconozcan estos derechos”, dice con firmeza.
Este hermetismo en torno a la sexualidad, cuenta Geovana, también provoca que muchos jóvenes tomen el tema “como un chiste”. O, en el peor de los casos, naturaliza distintos tipos de violencia.
Entre enero y octubre de 2021, según reportes de la Fiscalía, se registraron 2,618 casos de violencia sexual en contra de niñas.
“Muchos casos de abuso todavía se arreglan por fuera de la Justicia”, dice Geovana.
Y así reafirma su compromiso como lideresa: “nuestro deber es compartir información sobre los derechos y denunciar estos hechos que están penados (por la ley)”.
Una lideresa, una luchadora
Esa es la vocación de Geovana: la lucha por los derechos de “todas, todos y todes”.
“Me encanta trabajar en defensa de los derechos humanos. En la sociedad que vivimos hay mucha violación de nuestros derechos”, lamenta.
La perspectiva de liderazgo de Geovana es integral. Cree tanto en la necesidad de impulsar transformaciones en el cotidiano, como en la incidencia política en espacios más tradicionales.
“Desde las pequeñas acciones se ve que sí se pueden cambiar cosas. Romper con los estereotipos”, como hizo dentro su propio hogar.
Geovana tiene muchas anécdotas familiares en las que, a través de charlas en confianza, orientó a los suyos a cuestionar los roles e imposiciones de género.
Esos mismos cuestionamientos motivaron un cambio en su participación dentro las dinámicas familiares.
Pero sobrellevar estas acciones de liderazgo no siempre es fácil para una joven. Geovana admite que últimamente, desde que inició sus estudios universitarios, le es más difícil estar activa.
“Pero sigo estando en esa lucha. Porque siento que dentro de mí tengo la obligación de hacerlo. He abierto los ojos y debo seguir en este camino hasta donde pueda”, dice, convencida, Geovana.
Geovana feminista
Declararse feminista en una comunidad con tantos tabúes no es una decisión sencilla. Pero Geovana lo hace con mucha valentía.
“Yo me considero una feminista, desde que he escuchado qué es y qué representa el feminismo”, afirma.
Luego explica que en su entorno muchas personas comparan y confunden machismo y feminismo. “Pero no es así”, comenta y aclara que el feminismo no excluye a los hombres.
“Es hora de que rompamos el sistema patriarcal, que rompamos los estereotipos que vienen desde antes, incluso desde la conquista. Es momento de que cambiemos, trabajemos entre todas, todos y todes, pensando siempre en un enfoque de igualdad”, arenga Geovana.
Otro de los conceptos feministas que más le gusta a Geovana es el de la sororidad. Para ella es fundamental esta solidaridad en contra de actitudes machistas y estructuras patriarcales.
“Es momento de que entre mujeres nos apoyemos, porque a veces, desde la sociedad, no nos apoyan. Cuando una mujer asume un cargo, no existe apoyo”, dice Geovana.
“Una lideresa no nace, se hace”
“He comenzado en este camino del liderazgo desde que he conocido a Plan International. Por ejemplo, he sido niña patrocinada casi cuatro años”, cuenta Geovana.
El sistema de patrocinio de Plan International llega a más de 700 comunidades de Bolivia y beneficia a unas 40 mil niñas y niños.
Geovana también participó de otros programas de Plan International, como el proyecto Armonías y Saberes, el proyecto Enfócate y el proyecto Folife, dedicado al fortalecimiento de liderazgos feministas.
“¡Mujeres al poder!”, grita con alegría Geovana, luego de comentar que uno de sus objetivos es ser concejal y, luego, alcaldesa de su municipio.
Este es un reto importante para Geovana. Más aún, considerando que, según reportes recientes de la Coordinadora de la Mujer, solo el 6.5% de los municipios bolivianos tiene como máxima autoridad a una mujer.
“Quería postular en las últimas elecciones, pero me recomendaron y elegí, primero, terminar mis estudios”, reflexiona.
Para la joven lideresa, los proyectos de Plan International marcaron un hito en su vida y la inspiraron a luchar por transformaciones en su comunidad.
“Es momento de trabajar”.