Bolivia es el segundo país con mayor deforestación en Latinoamérica y tercero en el mundo.
La cifra de 2022 bordea el medio millón de hectáreas de bosque primario en solo un año. El más alto registrado para nuestro país. Según el estudio, la agricultura es el principal impulsor de la pérdida de bosques en el territorio boliviano.
“Es lamentable lo que está ocurriendo en Bolivia”, comenta Marlene Quintanilla, directora de investigación de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).
“Creo que en Latinoamérica, sobre todo en Bolivia, estamos atravesando una era del negocio de la tierra. Hay muchos intereses que están generando un driver que está eliminando más bosque, camuflando o empujando un negocio de tierras donde los territorios indígenas y las áreas protegidas están convirtiéndose en islas por los niveles de fragmentación que están ocurriendo producto de la deforestación y la degradación”, agrega Quintanilla.
La directora de FAN recuerda que la capacidad de los ecosistemas está cambiando y eso tiene consecuencias. Sobre todo, para las comunidades más vulnerables.
“No vamos por buen camino. Deberíamos trazar una adaptación inteligente a los efectos del cambio climático, pero creo que vamos en sentido contrario”
Marlene Quintanilla
¿Cómo funciona el negocio de la tierra?
La especialista explica cómo funciona el “negocio de la tierra” en Bolivia. Este proceso empieza con la migración desde los Andes al Chaco y la Chiquitanía, siguiendo los ofrecimientos de entrega de tierras. Luego de que se han deforestado los bosques para convertirlos en campo de cultivos llega la titulación.
Sin embargo, “sostener la agricultura requiere mucha inversión”, dice Quintanilla. Por tanto, los propietarios terminan vendiendo estos predios titulados que son adquiridos por capital extranjero.
“Esto se convierte en un círculo vicioso, porque quienes lograron el título y luego vendieron a un buen precio, se traslada a otra zona para hacer lo mismo”.
Quintanilla también señala que, según los datos de FAN, desde 2020 el Chaco boliviano —un ecosistema que se comparte con Paraguay y Argentina— ha sufrido una altísima deforestación, incluso mayor a la que ocurre en la Amazonía.
“El negocio de la tierra es un driver que se ha hecho más evidente el 2022 y está ampliando mucho más la deforestación en Bolivia”.