El resplandor del sol destella sobre el movimiento de las olas del lago Nahuel Huapi. Este domingo 15 de octubre de 2023 hace frío, pero el día es hermoso. En la orilla, donde están las letras turísticas de Bariloche, cientos de mujeres se reúnen para una foto grupal. Del otro lado de la calle empieza una loma de pasto atravesada por gradas que suben hasta la plaza del Centro Cívico, donde además de una inmensa feria artesanal, las mujeres mapuches intervinieron la estatua principal con su símbolo indígena.
De El Bolsón llegó mi amiga Beiby con quien, al igual que decenas de mujeres, estamos sentadas en esa loma mirando las montañas nevadas que adornan el horizonte. Me presenta a su amiga Marisa quien llegó de Ezeiza. Mientras nos contamos nuestros planes para el día, almuerzo una tortilla rellena que las jujeñas llevaron para vender. Unas 100 mil mujeres y disidencias participaron del 36° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries en Argentina.
Los Encuentros tienen una dinámica similar todos los años. Comienzan con la inauguración, por la tarde la primera tanda de talleres y, luego, la marcha por los travesticidios (que culmina en una fiesta de las disidencias).
El domingo los talleres ocupan todo el día y después llega la marcha principal (que termina también con una gran fiesta).
El lunes el público decide, por aplauso, la nueva sede, y se termina con las conclusiones de cada uno de los talleres. Durante los mediodías y por las noches hay una gran variedad de actividades en muchos lugares. Son muchas cosas y quieres estar en todo, pero es imposible.
Es mi tercer Encuentro, el primero fue en La Plata en 2019, el 2020 y 2021 no se realizó debido a la pandemia. El segundo fue en 2022, en San Luis, donde además hubo un encuentro paralelo que quería mantener el nombre de “Encuentro Nacional de Mujeres”, como había sido durante 34 años. Pero no era posible porque en La Plata, tres años antes, se había decidió hacer el cambio oficial: Encuentro Plurinacional y de Disidencias.
Este año lo diferente fue la fuerte presencia indígena, no sólo por los Mapuches de la zona. Sino, porque indígenas de Jujuy llegaron junto con el Tercer Malón de la Paz y fueron tantos que parecían locales.
Encuentro de mujeres y disidencias, un semillero de política
Son 112 talleres de 14 ejes temáticos. Por ejemplo, territorios, luchas en ámbitos de salud, derechos y reivindicaciones en el ámbito del arte y el deporte, etc.
Yo participo del taller de ecofeminismo que está en el eje de activismo y organización. Beiby y Marisa van a explorar opciones diferentes. Puedes entrar y salir cuando quieras, hay una coordinadora voluntaria, otra persona que anota lo que se habla y otra que organiza la toma de la palabra. Se puede participar varias veces, pero siempre se da prioridad a quien no haya hablado. Ese es un consenso implícito.
Hay puntos disparadores que acompañan cada taller y se empieza a debatir sobre ello. O no. En mi taller quisimos dar continuidad al trabajo que ya veníamos realizando desde el año pasado, cuando armamos un grupo de WhatsApp y un pequeño mapeo.
Las más chicas tienen 16 años. En su escuela se organizaron para viajar dispuestas a mostrar que están preparadas para el mundo que viene. La más grande es Rosa, quien militó muchas causas a lo largo de su vida y ahora, a sus casi 70, decidió sumarse a la lucha ecológica.
La energía de los Encuentros es inexplicable. Son debates extensos de argumento y contraargumento, puede haber más o menos consenso y al final se sistematiza todo lo que se escribió para ser leído en las conclusiones en la plenaria final del evento. De ahí salieron leyes como la del Divorcio, Matrimonio Igualitario, la de la despenalización del Aborto, entre otras.
El taller de ecofeminismo este año es pequeño. El año pasado ocupó cinco aulas, pero ahora solo el sábado fue lo suficientemente grande como para salir al patio, el domingo bastó con una aula de una escuela pública a unas 10 cuadras del centro. Las actividades se hacen en toda la ciudad, principalmente en espacios públicos.
Durante todo el año una Comisión Organizadora (CO) se encarga de gestionar este evento masivo que cae en un feriado largo y este año el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad declaró de interés al Encuentro.
Afuera de los talleres los grupos más organizados suelen tener sus propias actividades, muchas asambleas. Habla Ofelia Fernández, la legisladora más jóven de Argentina en un espacio colmado de gente. Pero hacia el borde unas troskas picantean pidiendo a su partido hacerse cargo del petróleo off shore. Ellas militan a Myriam Bregman, candidata a presidenta, quien también está en el Encuentro. Mucha gente organizada, de sindicatos, clubs deportivos, asociaciones, dispuesta a estrechar lazos o marcar una lucha.
Por donde veas hay algo sucediendo, mientras buscaba a mis compas de habitación me encontré con Avelina Rogel de la CONAIE de Ecuador, quien luchó por la defensa del Yasuní, dando una hermosa charla sobre la memoria ancestral.
Si bien la mayoría son argentinas, hay muchas migrantes (como mi amiga y yo, de Bolivia). Pero las hay de muchos otros países. De hecho, uno de los talleres es sobre migración.
En general, el respeto prima por sobre todas las cosas. No hay ninguneos hacia ninguna militancia, nadie es mejor o peor por militar esto o aquello.
Los desencuentros
El murmullo de problemas con las mujeres mapuches circulaba en el aire. Algunas, con más conexión con las noticias de la organización, plantearon el domingo por la mañana la idea de cancelar el taller de la tarde para hacer la marcha. Yo pensé que sería por el intenso frío que hacía, 4 grados centígrados de mínima, pero no tenía sentido. Ya habíamos escuchado que en la inauguración hubo conflictos calificados como racismo y discriminación. Había algo que no sabíamos que se evidenció en la marcha principal.
Yo me encontraba en la cabecera junto con las fotógrafas, esperaba a que llegaran mis amigas. Ahí muchas de prensa empezaron a cuestionar si en serio iba a ir adelante la CO, quienes debían estar adelante eran las mapuches. ¡Por ellas se hizo el encuentro en Bariloche! Si bien es tradición que la CO lidere las marchas, es tiempo de renovar las viejas estructuras.
Entonces intempestivamente un grupo de diez mujeres mapuches se acomodan delante de todas y, al ritmo de un grito corto y repetitivo “ya, ya, ya, ya”, con unos palos con forma de J, golpean el piso al mismo ritmo y luego golpean los palos entre sí levantándolos en dirección al cielo.
Y así comienza esa especie de danza que luego supe se trata de una adaptación de un juego llamado Palin, que también tiene características de ritual.
Pronto las cámaras estarán frente de las mapuches que tuvieron que arrebatar la cabecera para ponerse en el lugar que les corresponde. “Nuestra Machi tiene que ir adelante, porque ella es la primera autoridad de este lugar”, exclama una de ellas. Justo antes de que empiece el Encuentro en San Luis, en Rio Negro, fuerzas federales -conocida por ser muy violenta, detuvo a siete mujeres mapuche en un desalojo de sus tierras ancestrales. La Machi Betiana Colhuan, autoridad medicinal y espiritual, fue una de ellas. Eso motivó a elegir en San Luis a Bariloche como sede este 2023.
De repente el panorama cambia, una amplia multitud de mapuches encabezan la marcha.
Sus cánticos desbordan de emoción.
“Machi escuchá, tu lucha es nuestra lucha”.
“Fuerza ancestral, plurinacional”.
“La tierra robada será recuperada, amada, cuidada y nunca negociada”.
“Este territorio es de la nación Mapuche”.
Pero la que me aniquila el corazón es la de “Rafa Nahuel, tu muerte no fue en vano. En todo el territorio se levantan tus hermanos”.
Las lágrimas ruedan por nuestros rostros. Tal vez no merecemos esta magia que nos regalan. De la historia de lo que ancestralmente se conoce como Furilofche, ahora Bariloche, esta es la marcha más grande jamás vivida.
@lilaandrea #Marcha del #36EncuentroPlurinacional con sus cánticos y reivindicaciones, la nación #Mapuche lidera, como debe ser, el paso de este hermoso evento #Feminista por #Bariloche Furilofche #Argentina
Le hablé urgente a mi amiga, para que se apure; esto era algo que no había que perderse.
Argentina es un epicentro de avanzada en cuanto a derechos humanos. Tal vez desde adentro no es fácil de verlo, pero, desde afuera, su impacto nos llega como en olas, como la lucha por el aborto con su pañuelo verde.
Sin embargo, en cuanto a cuestiones indígenas está muy atrás y eso tiene una “razón” que tiene nombre y apellido: Julio Roca, principal artífice de la “Campaña del Desierto”.
La Campaña del Desierto fue una ofensiva militar, en el siglo XIX, que se considera como un genocidio indígena, en el que se exterminó a miles y se aprisionó a otros tantos.
Precisamente la estatua que fue intervenida con el símbolo del Meli Witran Mapu, es la de Julio Roca.
No es que no haya indígenas en Argentina, es que hubo un desmembramiento importante de sus comunidades. Recién en los últimos años hay una revalorización de la ancestralidad, de la cosmovisión, del ser “marrón”.
El Congreso argentino está compuesto por 329 personas, pero solo una tiene apellido “no blanco” (el diputado Alejandro Vilca de Jujuy).
Visto desde Bolivia, donde vivimos grandes luchas indígenas en el último siglo y lo diferente es “el blanco”, la diferencia es notoria.
En este Encuentro lo indígena cruzó por todos los ejes. Tanto así que los mismos cánticos feministas fueron coreados en mapudungún, el idioma originario de los mapuches.
En determinado momento, el Malón se puso al lado de los mapuches y atravesaron la ciudad haciendo retumbar las montañas al ritmo de “Cinco siglos resistiendo, cinco siglos de coraje…”
@lilaandrea Los cánticos de la #Marcha del #36EncuentroPlurinacional en #Bariloche Furilofche destacaron por su fuerte pedido de reivindicación #Indigena muy distinto a encuentros pasados que solo contemplaban cantos del #Feminismo #Argentina
Nos vemos al año
Con toda la energía revolucionada llegó el cierre del Encuentro.
En el escenario principal del velódromo de Bariloche estaban las mujeres del Malón hablando de su lucha, ya que, desde abril, la provincia de Jujuy está movilizada.
Las demandas comenzaron con el pedido de paritarias para docentes, una forma de regular los salarios al ritmo de la inflación que no había sido actualizada en mucho tiempo, pero escaló a problemas como el de la explotación del litio, entre otros tantos.
En agosto el Malón bajó hasta el Congreso en Buenos Aires. Buscaban ser atendidos y escuchados, pero hasta ahora no tienen éxito.
Al concluir esta intervención se inició la votación para elegir la siguiente sede. Solo Buenos Aires competía, inicialmente. Sin embargo, cuando se mencionó a Jujuy no hubo vuelta atrás.
Las wiphalas junto con las banderas mapuches flameaban al son de los aplausos y gritos. “Compañeras ¡Nos vamos a Jujuy!”, es el grito que resuena por los parlantes.
Empiezan las conclusiones. Las primeras en participar son niñas, la más pequeña de seis años. Piden no ser expuestas a violencia y que no se usen armas salvo que sea un apocalipsis zombie.
El público enternece y acompaña en sentimiento a cada una de las expositoras que van pasando hasta la media tarde. Es que este evento es para todas. Si no hay espacio para una, se lo crea aunque en un principio sean pocas.
Lo que no significa que no haya discrepancias.
Las mujeres con discapacidad, por ejemplo, exigen a la próxima CO tomar en cuenta su voz y no ser capacitistas. Las disidencias, en general, demandan que cese la discriminación hacia ellas, ya que en algunos talleres no les quisieron dar la palabra. Como taller ecofeminista exigimos tener una mejor gestión de nuestra huella ecológica en el Encuentro.
Un comunicado salió dos semanas después del evento denunciando el racismo y discriminación en diferentes momentos del Encuentro por parte de la CO a las mapuches.
Para mí, son lecciones que hay que aprender. El tema indígena es algo nuevo en Argentina y así como costó el cambio de nombre para el Encuentro, también habrá que luchar con esa estructura para lograr incorporar el nombre de verdad. Sin folclorizar ni idealizar nada.
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Y habrá quienes despotriquen contra todo lo que es este evento, porque lejos de ser perfecto van saltando fichas claras de situaciones que no deberían existir en un espacio así.
Pero el Encuentro no es solo lo que la CO hace ni lo que espacios de poder como partidos políticos, digan. Es toda la magnitud de personas que asistimos para construir las políticas públicas del futuro, para conocer lo que viven compañeras que en otro contexto no conoceríamos, para conectar espacios y formar redes.
Para sentirnos un poquito más vivas acompañadas por amigas de tres días.
Particularmente yo, que sueño con semejante espacio de formación político tan amplio en Bolivia, no tengo más que gratitud por vivir este compañerismo feminista que se gesta una vez al año, en algún lugar de Argentina.