Activistas feministas, defensoras de derechos en Sucre, enfrentan intentos de criminalización de sus protestas en las calles. A través de una persecución judicial, dicen, intentan silenciar una lucha cada vez más visible en la capital boliviana.
Más de 400 organizaciones, instituciones y personas firmaron este pronunciamiento publicado por Yuyay Ninamanta Colectiva.
El 28 de septiembre de 2022, diversos colectivos de mujeres nos autoconvocamos en Sucre en el marco de la movilización nacional por el derecho humano de las mujeres a decidir respecto de su sexualidad y reproducción. Por el derecho de las niñas a disfrutar su infancia, sin ser obligadas a convertirse en madres y por el derecho humano que sanciona y prohíbe la tortura.
El paulatino crecimiento del movimiento feminista sucrense ha empezado a molestar e interpelar a los conservadores poderes instituidos. Ven con preocupación que las mujeres se organicen y salgan a las calles para demandar sus derechos.
A partir de este evento, diversos grupos, encabezados por la Iglesia y Alcaldía, e instigados por los grupos ultrareaccionarios de la ciudad de Sucre, han iniciado una violenta persecución en contra de las defensoras derechos.
Así desplegaron una amplísima campaña de acoso en las redes sociales, bajo el fiel auspicio del único periódico de la ciudad, e intentando concretar la criminalización de las acciones de protesta de las mujeres defensoras de derechos.
El 29 de septiembre, una cofradía de “denunciantes” presentó ante la fiscalía una denuncia por los consabidos “daños patrimoniales”. Porque, desde siempre, las paredes valen más que la vida de las mujeres. O, mejor dicho, la vida de las mujeres nunca vale tanto como una pared, una capa de pintura o una piedra.
Una alianza patriarcal contra las feministas en Sucre
Los colectivos feministas denunciamos esta alianza patriarcal, agresiva y altamente misógina, que intenta disciplinar a las mujeres y devolverlas al silencio y la sumisión. Para que los curas continúen violando en complicidad con el Estado. Para que las iglesias continúen destruyendo la vida de las niñas y las mujeres obligándolas a parir. Porque para los conservadores solo somos máquinas de reproducción.
Exigimos el inmediato cese de las amenazas, acoso e intentos de criminalización de nuestro legítimo derecho de luchar en defensa de los derechos de todas las niñas y mujeres.
Asimismo, denunciamos que cualquier acusación judicial sin pruebas, como hasta ahora se ha estado manejando, es solo un intento de amedrentamiento por parte de estas personas e instituciones machistas y patriarcales, en contra de las mujeres y el movimiento feminista.
Advertimos al Estado boliviano que somos miles quienes estaremos vigilantes ante cualquier intento de vulneración de derechos de nuestras compañeras. Ellas han sido sindicadas con la celeridad que quisiéramos que se dé a los cientos de casos de feminicidio, violación y violencias contra las mujeres, infancias y cuerpos disidentes que venimos llevando a cuestas año tras año en nuestro país.
Llamamos a la solidaridad de organizaciones de mujeres, feministas, disidencias sexuales, defensoras de derechos, instituciones, organismo internacionales de derechos humanos y a la sociedad civil para “cerrar filas” en torno a cualquier otro tipo de denuncia o amenaza contra nuestra integridad física o mental.
No nos harán retroceder, porque sobre los derechos conquistados no se negocia ni retrocede.
Desde la ciudad de Sucre, seguiremos firmes y con la fuerza de nuestras hermanas que nos acuerpa porque si tocan a una respondemos todas.