En su último reporte en vivo y por cadena nacional, el jefe de la Unidad de Epidemiología brindó una cifra que hasta de la que hasta ese momento no se había hablado: la tasa de positividad. Una vez más, su presentación mostró comparaciones con EEUU y Chile. Una correcta, la otra completamente errada. Aquí afilamos la mirada y te contamos qué onda con los números cambiados y este indicador.
Muy Waso
Comencemos por lo primero. ¿Qué es la tasa de positividad? Esta cifra representa la cantidad de pruebas que resultan positivas del total que se realizan, normalmente se expresa en porcentaje. Luego explicaremos más detalles. Según el jefe nacional de la Unidad de Epidemiología, Virgilio Prieto, este indicador en Bolivia se ubica en el 17%. Una cifra muy parecida a la de Estados Unidos (16.8% a la fecha), pero alejadísima a la de Chile (8.8% al 30 de abril). ¿Otra vez se le chispoteó al equipo del doctor Prieto?
Entre paréntesis, ayer, Estados Unidos se convirtió en el primer país del mundo en superar la barrera del millón de contagiados y supera los 61,800 fallecidxs por coronavirus. Visto así, no pinta muy bien tener números tan parecidos a los de los gringuitos.
Y en Sudamérica, ¿cómo vamos con la tasa de positividad? Tenemos la tercera más alta de la región, solo por detrás de la tragedia ecuatoriana (36.1%) y del desastre brasileño (25.7%), y estamos muy por encima del promedio general que se sitúa en torno al 11%. Pero, más allá de la danza de números y las comparaciones, ¿qué importancia tiene este dato que la mayoría de los medios hegemónicos ha pasado por alto (para variar, já) y que el Gobierno quiso hacer pasar desapercibido?
Para ponerlo en contexto, debemos hablar de Corea del Sur, uno de los países que mejor ha enfrentado la crisis. No lo dicen sus autoridades, sino sus números. Los surcoreanos tienen una de las tasas de positividad más bajas del mundo (1.9% al 17 de abril), principalmente debido a la implementación del testeo masivo como uno de los principales ejes de su estrategia contra la pandemia. Les funcionó bien.
Entonces, ¿qué onda con Bolivia y su alta tasa de positividad? No se pueden sacar conclusiones concretas, pero sí surgen pistas bastante sugerentes respecto al manejo de la emergencia epidemiológica. Una de ellas es que la cantidad de pruebas realizadas es aún muy baja y que se realizan enfocándose en personas que presentan una sintomatología grave (gente con enfermedades de base, ancianos) o quienes tienen probabilidades muy altas de haber sido contagiadas (contactos directos o trabajadorxs de primera línea). También podría ser un indicador de que los resultados están demorando mucho en conocerse.
Una prueba de esto último es la cantidad de casos cuyos resultados se conocieron ya con los pacientes fallecidxs. Esto, principalmente, durante las primeras semanas. Luego esta información fue omitida en los informes oficiales diarios.
¿Por qué una cantidad de pruebas insuficiente podría representar un riesgo en el control del coronavirus? Porque significa que personas portadoras del COVID-19 que son asintomáticas aún están en las calles y mercados. Las probabilidades de contagio crecen. En este punto es necesario recalcar la importancia de priorizar la higiene y la utilización apropiada de barbijos y guantes, tanto para prevenir un contagio, como para evitar infectar a otrxs (en caso de estar contagiadxs).
Aquí encendemos las alarmas, en palabras del propio Virgilio Prieto: en Bolivia, «es la población económicamente activa la que transmite y lleva la enfermedad. Hablamos de exposición al riesgo tanto de enfermos como fallecidos”. ¿Como ponemos esto en números? Poniendo las cifras usadas por el epidemiólogo, al 25 de abril, de 866 pacientes con coronavirus, 339 tienen entre 20 y 39 años. Casi el 40%.
El doctor Richard Sutton, especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, según reporta el Miami Dade, dice que «las personas sin síntomas podrían dar positivo y transmitir la enfermedad, lo que no hace sino señalar la necesidad de hacer pruebas más efectivas».
¿Tener una alta tasa de positividad alta significa que estamos al borde del apocalipsis? No, de ninguna forma. Este panorama puede graficarse poniendo de ejemplo el Estado de Nueva York, para volver a las comparaciones de Prieto, donde se hacen muchísimas pruebas, pero la tasa de positividad nunca baja. Es decir, el grado de penetración del virus en la población es alarmante.
No es el caso de Bolivia, para nada, que tiene una tasa de testeos por 100 mil habitantes (56.3) siete veces inferior a la media sudamericana (368).
¿Tener una tasa de positividad elevada significa que el virus se está propagando mucho más de lo que debería? Un poquito. Para el infectólogo argentino Gustavo Lopardo, citado por Infobae, “la tasa de positividad es muy relevante para tener una dimensión de la propagación de una enfermedad. Es un muestreo, y dependiendo del tamaño de la muestra, es más o menos representativa. (…) Una tasa baja significa que el virus no circula tanto, pero hay que ver la cantidad de población testeada”.
Otra vez, el caso boliviano demuestra una cantidad excesivamente baja de pruebas, por lo que no es posible hacer afirmaciones más concluyentes sobre la tasa de positividad.