El dios Huari ha pasado por tantas transformaciones en su imagen y representación a lo largo de la historia, que conserva muy poco de sus primeras manifestaciones.
Sin embargo, es una deidad que todavía está presente en el imaginario boliviano.
Con el dios Huari, llegamos al día 20 del GrafiCalaca 2022. Estamos a poco más de una semana de concluir este reto de arte, dibujo e ilustración boliviana.
Huari o Wari es uno de los dioses más importantes y poderosos del pueblo Uru. Se lo considera “el principio que animaba al mundo”.
Es el dios creador y criador de la tierra, “antepasado mítico”, “fundador del linaje (humano)”. Está asociado a la agricultura, la salud y las prácticas curativas.
Pero también es un dios que trae enfermedad y castiga, cuando “no se le adora, ni sirve”. Está relacionado con el “fuego, el mundo subterráneo y la actividad volcánica”.
Huari también tenía la capacidad de convertir a otros seres en piedra. Un relato cuenta que los humanos quisieron tenderle una trampa. Él, a quien también se le atribuye mucha sabiduría, se dio cuenta de lo que sucedía.
Entonces, Huari juntó a todas las wakas en el lugar del artificio y volcó la trampa sobre ellas, convirtiéndolas en piedra. Ese sitio ahora es un Templo de wakas, venerado y temido.
Algunos textos le atribuyen a su nombre el significado de “piedra que se convierte en vida”. Otros lo relacionan con “el término hahuari que significa alma”.
Las representaciones de Huari
Huari es representado de diversas formas. Estas figuras fueron evolucionando con los años y con la conquista de otras culturas sobre los Uru.
Uno de los primeros registros del dios Huari es con figura de puma, “por su fuerza” y demás características de la fiera.
Posteriormente “esta deidad cambiaría de animal guardián y pasaría a ser representado por la vicuña”.
Unos testimonios recogidos en 1657, relatan que Huari se convierte en muchas “formas de hombre” y de culebra. Pero en “efpecial (especial) fe conuierte en ayre rapido, y que en efta forma de aire anda todos los días, gouernando el mundo”.
También se dice que “ formaba una waka de dos caras, Qhapaq Wari y Askhay Wari”.
Otros cuentan que los ‘sacerdotes’ de Huari lo invocaban en los manantiales para ritos de adivinación. De estos lugares, considerados sagrados, salía una culebra grande.
Si la culebra regresaba al manantial, la consulta del ‘sacerdote’ se haría realidad. Si la culebra se iba a otro lado, no sucedería lo que el interesado habría preguntado.
La conquista de los aymaras sobre los uru, quitó fuerza y relevancia a la figura de Huari como deidad. Se encontraron representaciones en piedra donde lo vinculan con el dios Wiracocha.
Con el tiempo, incluso se pasó “a confundir hechos similares de otras culturas, llegando a identificar a Huari (dios de los urus) con Supay (dios de los kollas y (…) quechuas)”.
Este hecho hace referencia a la representación de Huari como el tío de la mina.
Al sentir que Huari habitaba las minas y cerros, los mineros deciden levantar una figura en su honor, para dejarle ofrendas. Es en este punto en el que también adopta el nombre de tío.
Atravesados por una fuerte influencia cristiana, son los mineros quienes modelan la imagen del tío como la conocemos ahora.
Así el tío de la mina es representado con apariencia y características del demonio cristiano.
Sobre los rituales al dios Uru
Huari era adorado en las casas para tener salud y vida y en las chacras para tener buenas cosechas. En los caminos también se le dejaban ofrendas de maíz, coca y otras cosas.
Algunos registros relatan que en los altares donde se adoraba a Huari, habían unos asientos de piedra. Porque Huari se sentaba allí, para ver las ofrendas.
Estos altares a Huari se conocían con el nombre de huarivillcas. Dos de ellos “muy celebrados, uno en las riberas del Lago Titicaca en (…) Huarina y otro cerca del Lago Poopó donde se fundó el pueblo de Huari”.
Cuando los urus no correspondía a Huari, este los hacía enfermar. Uno de los testimonios relata: “nueftro Dios Huari, y criador te ha enbjado (enviado) efta araña, para que te coma, porq no le has adorado, ni feruido (servido)”.
En estas narraciones, durante los rituales de curación, los ‘sacerdotes’ de Huari, extraían arañas, culebras y gusanos del cuerpo de los enfermos y los arrojaban al fuego. Luego, ofrendaban maíz y coca, también al fuego, para que llegara hasta Huari. Así, pedían sanación para el enfermo.
También existen relatos de que los devotos, dejaban ofrendas a Huari en cerros y cuevas. Estos son sitios donde se cree que se refugiaron y orginiaron los primeros humanos después del diluvio, que también mandó Huari. A
estos lugares de génesis se les llama paqarinas.
Sin embargo hay distintos mitos que explican por qué Huari habita los cerros y cuevas. Uno de ellos involucra al dios Inti y su hija. Otro es el mito de las cuatro plagas y la ñusta, muy popular en Oruro.
Huari se incluyó en la lista del Graficalaca 2022 gracias a Cecilia Alexandra Arce Barragán.
Para escribir esta descripción utilizamos las siguientes referencias
- Los hijos de Huari. Etnografía y etnohistoria de tres pueblos de la sierra de Áncash, Perú. Sofia Venturoli
- Una aproximación a la naturaleza de las esculturas Líticas de camélidos Wankarani, Bolivia. Andrés Iván Escalera Zambrana
- Mitos, supersticiones y supervivencias populares de Bolivia. M. Rigoberto Paredes
- El Diablo, La Diablada,»El Tio» y otras consideraciones. Alberto Guerra Gutiérrez
- Un caso de patrimonio minero intangible: el tío de las minas bolivianas
- Expresiones, lenguajes y poéticas. Museo Nacional de Etnografía y Folklore.
- Un kuraca, un dios y una historia. Jan Szeminski