La conectividad y el acceso a la tecnología permiten a las comunidades del Gran Chaco organizarse, comunicarse y reaccionar de manera más oportuna a emergencias climáticas.
Más de ocho millones de personas viven en este territorio, la segunda masa boscosa más grande de Sudamérica.
La región del Gran Chaco es el segundo bosque más grande e importante de Sudamérica. Su superficie se extiende por cuatro países y tiene más de 100 millones de hectáreas.
Por las condiciones de su territorio y la intervención humana, el Gran Chaco es una de las regiones más vulnerables a los efectos de la crisis climática en América Latina. La erosión de suelos, la desertificación y la alteración del régimen hidrológico son algunas problemáticas que ya afectan a este territorio.
Para los próximos 30 años se prevén todavía mayores impactos. Especialmente respecto a sequías e inundaciones, o el aumento de fenómenos climáticos extremos.
Según la Fundación Vida Silvestre Argentina, si la deforestación y el cambio de uso de suelos en el Gran Chaco continúan como hasta ahora los resultados serían catastróficos. Para 2028 esta región podría perder el equivalente de 200 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
Asimismo, Verónica Quiroga, doctora en Ciencias Biológicas, comentó a Mongabay que «los ciclos de inundaciones y sequías extremas son naturales en el Chaco”, pero que actualmente su secuencia se mide en años. Antes estos cambios de calculaban en décadas.
Vivir en el Gran Chaco
Según los informes más recientes, en el Gran Chaco viven más de ocho millones de personas. Casi 300 mil de ellas están en Bolivia. Entre esta población hay al menos cinco pueblos indígenas.
La mayor parte de las y los chaqueños «se dedican a la agricultura, la ganadería, la apicultura y la artesanía». Sin embargo, muchas de estas actividades se ven amenazadas por el avance agroindustrial y su producción a gran escala.
Estas problemáticas locales, agudizadas por el cambio climático local, ponen en riesgo la supervivencia de las y los pobladores del Gran Chaco.
“Esta nueva variabilidad climática ya está afectando a las poblaciones y a sus sistemas productivos, con pérdida de agroproductividad, la reducción de la calidad y la disponibilidad del agua, desbordes de ríos, incendios», advierte Mauricio Moresco, coordinador de Gran Chaco Proadapt.
Para Mauricio es urgente «acelerar la creación de nuevas capacidades, instrumentos, conocimientos y modelos de producción y comercialización que permitan a las comunidades del Gran Chaco y a sus ecosistemas reducir su vulnerabilidad”.
Conectividad y tecnología frente a la crisis
El río Pilcomayo atraviesa el Gran Chaco en tres países. Recorre más de mil kilómetros desde sus nacientes en Bolivia hasta territorio argentino. El Pilcomayo es uno de los ríos con mayor cantidad de transporte de sedimentos en el mundo. Durante las crecientes, hasta un tercio de todo su volumen está compuesto por sedimentos.
Durante las temporadas de lluvia, esta característica y su trayectoria impredecible, hacen que muchas casas y cultivos en poblaciones aledañas acaben enterradas en lodo.
Para enfrentar estos riesgos, desde 2015 funciona un sistema de alerta temprana que es autogestionado por las comunidades. Este esfuerzo implica la colaboración de distintos sectores, pero su gestión radica en las poblaciones más vulnerables.
Según la Comisión Global de Adaptación, solo con 24 horas de aviso en casos de tormentas cercanas, se puede reducir el daño en un 30%.
Mujeres NANUM
“En el mundo actual (…) la información es clave a la hora de tomar decisiones acertadas frente a estos impactos. Las comunidades tienen presente la urgencia de emprender acciones para mitigar el cambio climático, adaptarse a sus efectos y monitorear sus impactos”, comenta Marcela Zamora, gerenta país de NANUM Mujeres Conectadas en Bolivia y responsable de conservación de la Fundación Nativa.
La Iniciativa NANUM Mujeres Conectadas es un proyecto trinacional (conformado por organizaciones públicas y privadas de Argentina, Bolivia y Paraguay) que se implementa desde finales del 2019.
NANUM Mujeres Conectadas genera acciones y alianzas en el territorio para conectar a cinco mil mujeres en todo el Gran Chaco a internet.
De esta forma pueden conformar redes de alerta temprana en casos de emergencia, programas de comunicación medioambiental, información climática e incluso comercializar sus productos.