La violencia digital es tan real y peligrosa como la física. Autodefensa, lazos de solidaridad, contención emocional, asesoramiento tecnológico y legal son algunas claves en la experiencia del colectivo SOS Digital para hacerle frente a machitroles y otros males en línea.
La esfera digital no está escindida de nuestra cotidianidad y muchas veces se vuelve un entorno peligroso. la violencia digital es tan real como la física y responde a los mismos estereotipos de género. Por ejemplo, empujan a maternidades obligatorias, imponen un decálogo de cómo ser una “buena madre”, una “mujer decente”.
Esto lo sufrió en carne propia Nayra. A sus 31 años, ella enfrentó a un complejo proceso de maternidad. Para sobrellevar las dificultades que surgieron, decidió compartir y contar su experiencia a través de Twitter. Lo que nunca imaginó es que esa válvula de escape acabaría por convertirse en un espacio de violencia digital.
“Nunca había pensado ser mamá y ha sido un proceso en el que he pasado por muchas fases. Usaba Twitter para comentarlo y decir que la maternidad no es fácil y me han atacado por eso”, cuenta Nayra.
Ella es comunicadora social y tiene un conocimiento profesional sobre las dinámicas de las redes sociales debido a su trabajo como community manager.
Ya casi no nos acordamos cómo era la vida preinternet. Mandar un mail o un mensaje en algún servicio de chat es tan cotidiano que ya lo tenemos naturalizado. Pero estos espacios también se convierten territorios en los que las mujeres, lesbianas, travestis, trans y otras identidades sufrimos diferentes violencias, también naturalizadas.
El impacto de estas violencias a nivel psicológico y emocional en las relaciones sociales, laborales, familiares y de pareja es grave. Ya sea por el desprestigio, por la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, por amenazas o extorsiones, este fenómeno se ve agravado por la permanencia en el tiempo en la red y la imposibilidad de contrarrestar los ataques o limitarlos.
¿Entonces qué hacemos?
SOS Digital es un colectivo que nació hace dos años, de la mano de un grupo llamado Hackeando al Machismo. En sus reuniones semanales hablaban de tecnologías y derechos. Es así que comenzaron a preocuparse por la gravedad y los alcances de la violencia digital.
Su objetivo es brindar información, acompañamiento y estudiar cómo repercuten los efectos de estas violencias en mujeres y cómo accionan en Bolivia. A partir de ello, organizan talleres para dar herramientas que permitan transitar estos espacios de forma libre y segura.
¿Se acuerdan de la community manager Nayra? Ella, que desde hace poco también se considera feminista, participó de uno de esos talleres.
En 2019 se postuló en la convocatoria a vocales del Tribunal Supremo Electoral y decidió comenzar una campaña en redes sociales para darse a conocer. “Tengo una cuenta con muchos seguidores y empezaron a burlarse de la postulación y me atacaron desde tantos frentes que pedí ayuda».
Y la chicas de SOS Digital reaccionaron. Primero le brindaron contención. «Porque es raro que te odie gente que no te conoce», comenta Nayra. Luego hicieron un trabajo más técnico, en el que identificaron de dónde salían las cuentas anónimas que la atacaban, y reforzaron la seguridad de sus cuentas.
Durante 2019, en SOS Digital acompañaron a más de 200 mujeres que enfrentaron situaciones parecidas a la de Nayra. «Son más de 200 mujeres en La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz que nos contaron sus luchas, miedos y deseos”, puede leerse en el blog de SOS Digital.
SOS Digital tiene canales de comunicación directa en Telegram, Signal y Whatsapp para todas aquellas mujeres e identidades sexuales diversas que necesiten su ayuda.
“Lo que hacen las chicas es maravilloso. Sé que si sufriera ataques graves, mi primera opción es recurrir a ellas. Sé que ayudan a muchas mujeres”, resalta Nayra.
¿Y qué onda con la pandemia?
El uso de barbijo y el distanciamiento social no es lo único que nos deja la pandemia.
Según el Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer Bolivia, durante la cuarentena rígida (del 22 de marzo al 31 de mayo de 2020), Bolivia registró cerca de tres mil hechos de violencia contra las mujeres.
Sin embargo, estos números no contabilizan las violencias ejercidas en entornos digitales.
Antes de la vida en pandemia, las mujeres ya sufrían ciberacoso: amenazas, difamación, difusión de información personal (doxing) e imágenes íntimas sin consentimiento.
¿Qué pasó con estas agresiones con la instalación de la cuarentena en Bolivia?
El colectivo SOS Digital explica que “cuando empezó la emergencia sanitaria en nuestro país hubo una migración forzada, sin las herramientas suficientes, al ámbito digital”.
Para la organización, este fenómeno develó una gran brecha digital en Bolivia. No solo en cuanto al acceso, sino también en el uso de la tecnología con ciertos estándares de seguridad.
Desde SOS Digital comentan que la pandemia dejó en evidencia la inequidad en el acceso y conocimiento de herramientas digitales en el país.
Además, para SOS Digital hay algunos mecanismos de censura y autocensura muy patente en los entornos digitales. “Lo hemos visto durante octubre de 2019 y cuando se declaró la cuarentena. Los ataques varían y hasta ahora lo que se ve es que hay un incremento en el ciberacoso, amenazas, difamación y campañas de desprestigio».
Muchas veces, las víctimas de estos ataques abandonan las redes sociales o «moderan» su discurso. Esto, en otras palabras, es censura.
Hacer red para contrarrestar la violencia machista
Los talleres de SOS Digital, además de ser espacios de acompañamiento técnico, legal y de contención para mujeres que sufren violencias en entornos digitales, también es un lugar de encuentro abierto a otras colectivas.
Julieta Ojeda, integrante de Mujeres Creando, considera que “son talleres y conocimientos sumamente importantes para lo que significa el trabajo político desde el feminismo, desde mujeres organizadas y para cuestiones concretas (…) necesitamos adquirir nuevos conocimientos y hay varios ámbitos en los que nos han capacitado.”
El feminismo tiene como mantra el “no estás sola” y este colectivo ayuda a crear lazos.
En este sentido, Julieta reflexiona que “es fundamental para el feminismo y otros colectivos organizados de gays, lesbianas, trans el trabajo que hacen desde SOS digital y por eso es vital mantener estas alianzas».
En este armar red, les compañeres del colectivo crearon un protocolo para formar a nuevas personas que quieran acompañar a quienes sufren este tipo de violencia y también funciona de guía para saber qué hacer si una se encuentra en esta situación.
En esta guía para ciberbrigadistas, se pueden encontrar herramientas desde tres aristas diferentes: la tecnológica, la legal y la psicológica, para poder acompañar, de manera integral, un caso de violencia digital.
En SOS Digital han detectado la necesidad de una intervención desde mujeres para mujeres y entendieron que había que actuar donde se daban las violencias: en las redes sociales
“Nos lanzamos a formar un grupo de ciberbrigadistas que apoyen a mujeres en situación de violencia digital, así como para prevenir violencias digitales y dar a conocer los pasos para actuar frente a ataques de este tipo” enuncian en su protocolo.
Sobre la importancia de dar la mano a otra compañera para salir de espacios de violencias, Nayra nos dice: “hay una oportunidad de ir tejiendo redes de saber que puedes confiar en otra mujer que capaz no conoces pero te puede ayudar y sentirte que no estás sola”
Si el Estado no nos cuida: autodefensa digital feminista
En Bolivia, como en otros países del mundo, la legislación no avanza al mismo ritmo que las nuevas tecnologías y muchas veces deja en un estado de desprotección a mujeres, lesbianas, travestis y otras identidades que transitan en espacios virtuales violencias machistas.
Actualmente, la violencia digital no está tipificada como delito y la única forma de recurrir a la justicia es intentando acomodar los casos dentro de las figuras legales ya existentes.
Algunos ejemplos de esto: el ciberacoso no se encuentra tipificado en el Código Penal boliviano y ante la necesidad se usa la figura de “acoso sexual”, regulado por el artículo 312.
Se suma también el artículo 148 bis, donde se establece el acoso político contra mujeres en la legislación boliviana usado cuando se ataca a candidatas, lideresas en redes sociales.
En relación a los delitos informáticos, solo encontramos dos: fraude cibernético (artículo 363 bis) y Manipulación informática (artículo 363).
Ante esta falta, la colectiva SOS digital propuso algunas modificaciones a la Ley 348 que implican la incorporación de figuras como grooming, acoso virtual, suplantación de identidad, difusión no consentida de imágenes íntimas y de información personal.
¿Cómo hacemos para cuidarnos entre nosotras hasta que lleguen estos cambios?
Seguridad y privacidad: Si bien las redes sociales son perfectibles, estas poseen algunas herramientas de seguridad que se pueden implementar. Una muy importante es la doble autenticación: ¿qué significa esto? Que cada vez que se intente abrir el mail o redes sociales en un dispositivo nuevo, pedirá la clave y un código que llega al celular personal. Esto reduce el riesgo de hackeos.
Sexting seguro: No tenemos que dejar de hacerlo si nos da placer pero podemos usar aplicaciones que no tengan acceso a servidor, por ejemplo Signal, en las que los mensajes no quedan en el servidor ni celular sino en la app, y se puede establecer tiempo de borrado de mensajes a partir de ser visto por la otra persona y en el caso de imágenes o videos, no quedan guardados en la galería de la aplicación.
Wi-fi público: Cuando estas usando una red de wifi, cualquier persona que está en esa red puede ver tu tráfico de web (aún en una red protegida con contraseñas). Para evitar cualquier vulneración conviene deshabilitar el wifi en tu teléfono cuando no se esté utilizando.
Navegación privada: Les desarrolladores de Firefox, Mozilla, tienen una larga trayectoria de protección de los derechos de sus usuaries, y mantienen una larga lucha para que internet siga siendo libre y abierta. Con otros navegadores, tu actividad se vigila y almacena por la empresa dueña.
Búsquedas sin trackeo: En el mismo sentido, se recomienda el uso del buscador Duck Duck Go, su filosofía hace hincapié en la privacidad y en no registrar la información del usuario.
El ciberfeminismo abre camino en la red entre machitrolls, ciberacosos y amenazas virtuales. Hay que disputar el acceso universal a internet. Desde la resistencia activa junto a identidades disidentes y desde una perspectiva interseccional tenemos que llenar de contenidos feministas esa red que intenta corrernos y disciplinarnos.
No hay que abandonar estos espacios, tenemos que construir herramientas feministas para transitarlos.