No se limitaron a acompañar el viaje de los hombres que «protagonizaron» la desenfrenada travesía beatnik, fueron piezas clave del movimiento, tan trangresoras y creativas como sus colegas.
En 1994 le preguntaron al poeta estadounidense Gregory Corso por qué no figuran mujeres en la nómina oficial de la Generación Beat contestó así: «Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, pero sus familias las encerraban en manicomios, se les sometía a un tratamiento de electrochoque. En los años 50 si eras hombre podrías ser un rebelde, pero si eras mujer tu familia te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas«.
Lo hizo Brenda Wright (Women of the beat generation) y ahora las reivindica un libro, Beat attitude: antología de mujeres poetas de la generación beat (2015), antologado y traducido por Annalisa Marí Pegrum, que ya había participado en el espectáculo creado para la Biennale Internationale de Poésie Les Ailleurs, en Charleville, la ciudad natal de Rimbaud, tal vez el primer beat.
Annalisa Marí Pegrum ha seleccionado a doce poetas, como Joanne Kyger, Lenore Kandel, Diane Di Prima, Denise Levertov (con vínculos con el Black Mountain College), Ruth Weiss, Janine Pommy Vega, Anne Waldman, Elise Cowen, Brenda Frazer…
«Las mujeres que escribieron no se limitaron a ser meras amigas, amantes, esposas o musas; eran mujeres que estaban en el mismo momento y en los mismos círculos de amigos, pero que no tuvieron la misma visibilidad que los hombres y que lo tuvieron mucho más difícil a la hora de ser publicadas o de participar públicamente en los recitales», dice Annalisa Marí.
«No hay casos de mujeres rencorosas que acusen con el dedo ni que hablen de injusticia; pero es inevitable darse cuenta de que los prejuicios de la época no permitían que las mujeres se fugasen, por ejemplo, como hacían los hombres, o que era imposible viajar si no era casada (Joanne Kyger se casó con Gary Snyder) y en general hubo muchas bodas y más niños de los que quizás hubiesen deseado. Además de muchas tareas domésticas, claro».
Siguiendo el rastro de la escritura de estas mujeres, la Generación Beat aparece ahora más completa, más compacta. Más entera. El feminismo que irradian algunas de estas escritoras está en línea con el espíritu trasgresor del movimiento. Pero en ellas había un instinto de libertad todavía más asentado, más peleado. Es el caso de Denise Levertov, activista y pacifista, fue encarcelada por oponerse a la Guerra de Vietnam y su poesía mantuvo hasta el final (murió en 1997) una actitud crítica contra los abusos del poder, las desigualdades sociales y la política exterior de EEUU.

¿En qué se distingue su poesía de la de los hombres?
Según la antóloga, «en general hablan de lo mismo que los hombres: la espiritualidad, las filosofías orientales, la alteración de la conciencia, el jazz, la escritura automática, viajes, reivindicación social y política…, pero observamos temas nuevos: menstruación, partos, abortos, hijos, frustración de estar a un lado de la carretera, invisibilidad, la espera, y la presencia de lo doméstico. Hay que decir que, confinadas al espacio doméstico por sus compañeros de generación, desarrollan una interesante escritura dentro de la casa y convierten lo doméstico en tema literario que apenas se encuentra entre los hombres».