En las entrañas de la industria de la moda, Shein, un gigante del fast fashion, teje un imperio que se extiende por todo el mundo, incluyendo América Latina. Pero detrás de sus prendas asequibles y tendencias efímeras, se esconde una realidad que desata críticas y controversias.
Escucha el resumen de esta nota en menos de dos minutos
Actualmente, el boliviano Marcelo Claure es el vicepresidente mundial de la marca. Además, seguirá manteniendo su cargo con presidente de la firma en América Latina. Desde este puesto, el multimillonario apuntaló la incursión de la marca china en la región.
A principios de este año se supo que Claure invertiría 100 millones de dólares en Shein.
El concepto de ‘fast fashion’ o moda rápida, se refiere a un fenómeno de producción y consumo masivo que se incrementa a la misma velocidad a la que las marcas cambian las tendencias
Explotación laboral en Shein
Recientemente, Shein y otras marcas de moda rápida fueron objeto de escrutinio por parte de legisladores en Estados Unidos y otros países debido a sus cuestionables prácticas comerciales y de producción.
En particular, hubo críticas y cuestionamientos sobre el uso de mano de obra forzada y las condiciones de trabajo dentro de sus fábricas.
Varios reportes apuntan a vínculos de la marca con denuncias por explotación de minorías étnicas y sobrecarga de trabajo en China. Hay testimonios de trabajadoras y trabajadores en sus maquilas que hablan de dobles turnos que suman más de 75 horas semanales. Asimismo, una investigación difundida en 2022 asegura que los trabajadores ganan tan solo cuatro centavos por cada prenda.
Esta presión sobre obreras y obreros tiene que ver con el modelo de negocio de la marca, que agrega a su catálogo unos seis mil productos nuevos cada día.
El impacto ambiental de Shein
Shein y otras marcas similares están vinculadas con prácticas laborales cuestionables. Además, las asociacian con la crisis de residuos textiles global.
Además, la empresa ha contribuido significativamente al cambio climático y a la degradación ambiental, con prácticas de fast fashion que aceleran la producción y aumentan las emisiones de carbono.
La industria de la moda contribuye hasta un 8% de las emisiones globales de carbono y un 20% del desperdicio de agua, según la ONU (Fuente).
Shein, con ingresos de $22.7 mil millones en 2022, espolea la crisis de residuos textiles, especialmente en el Sur Global.
Por ejemplo, el mercado de Kantamanto en Ghana recibe 15 millones de nuevas prendas a la semana. El 40 % de ellas termina como basura en un corto plazo.
Esto profundiza problemas ambientales como la contaminación por microplásticos y la acumulación de residuos en asentamientos informales y cuerpos de agua.
Greenwashing
La marca, que alcanzó una valoración de más de 60 mil millones de dólares en 2022, intenta amainar las críticas por su preocupante rastro ambiental y social.
Sin embargo, sus “esfuerzos” son calificados como greenwashing. Un ejemplos es su Fondo de Responsabilidad del Productor Extendida (EPR), al cual asignaron tan solo 50 millones de dólares. Estos recursos se utilizan para gestionar los residuos de ropa, sin atender los problemas de origen.
«El greenwashing o lavado verde es el acto de engañar o incluso confundir al público sobre las prácticas sostenibles de una empresa o los beneficios ambientales de un producto o servicio»
Expansión a Latinoamérica y el rol de Marcelo Claure
Con Marcelo Claure a la cabeza de la firma en Latinoamérica, Shein explora planes para construir una fábrica en México como uno de sus centros de manufactura fuera de China. Su objetivo es acortar tiempos de envío y reducir costos de distribución para los clientes en América Latina.
Además, en Brasil, la empresa estableció una red de manufactura y lanzó una plataforma de mercado en línea.
Este giro en su estrategia de localización viene precedido de “prácticas comerciales poco éticas (incluidas la infracción de propiedad intelectual y acusaciones de violaciones a los derechos laborales)”.
Este contexto, sumado a las denuncias sobre su impacto negativo sobre el medioambiente, obliga a Shein a buscar nuevos territorios para su expansión.