Una de las producciones más destacadas de la animación cumple 18 años. Si eres fan del estudio Ghibli aquí te compartimos algunos apuntes que no puedes dejar pasar.
La película fue estrenada el 20 de julio de 2001 y ha sido escogida por la BBC como la cuarta mejor cinta del siglo XXI.
«Siempre estoy entre risas y lágrimas ante el magnífico espectáculo de sus películas animadas. La belleza de las imágenes, su sentido de lo natural, su simplicidad no dejan de conmoverme. Me alegro al pensar que realizadores como usted han sabido lograr su independencia frente a los grandes estudios japoneses, que no han sabido evolucionar y han perdido el verdadero sentido del cine». Con estas palabras Akira Kurosawa se refería a la figura de Hayao Miyazaki.
Ambos han sido emblemas del cine japonés. Kurosawa, por su parte, ha dirigido obras como Rashomon, Ikuru y Los siete samuráis, esta última escogida como la mejor película de no habla inglesa de todos los tiempos en una encuesta de la BBC.
Miyazaki, en tanto, ha comandado Studio Ghibli, su centro de operaciones para trabajar producciones animadas. Ahí películas como Mi vecino totoro, La princesa Mononoke, El castillo ambulante y El viaje de Chihiro (conocida también como Spirited Away) le han otorgado reconocimiento mundial.
Cabe destacar que en agosto de 2016, la BBC encuestó a 177 críticos de cine de todo el mundo («excepto la Antártica», dice la publicación). ¿El motivo? Consultarles sobre cuáles eran, hasta el momento, las 100 mejores películas del siglo XXI. Ahí El viaje de Chihiro obtuvo el cuarto lugar, siendo de paso la más encumbrada de las producciones animadas.
¿Qué hace de la película de Miyazaki que sea tan destacable? Acá algunas claves.
Personajes y lugares
Una de las constantes del trabajo de Hayao Miyazaki es tener protagonistas femeninas. De hecho, lo destacó el mismo Isao Takahata, cofundador de Studio Ghibli (y director de series como Marco y Heidi, además de La tumba de las luciérnagas), asegurando que «hay una aspiración hacia lo ideal en los personajes de las niñas».
Así aparecen Satsuki (Mi vecino Totoro), Kiki (Kiki: Entregas a domicilio), Sophie (El castillo ambulante) y la misma Chihiro.
«Soy un fascinado con ese personaje de la niña enfrentada a sus propios errores y el camino a subsanarlos -o más bien a vivir ese camino-. Mononoke, Sofí, Kiki. Así que evidentemente mi personaje favorito acá es la protagonista, por muy cliché que eso sea», cuenta Cristián Briones.
En esa senda, la principal fuerza de tensión que enfrenta la protagonista es también femenina: la bruja Yubaba. De cabellera tomada, joyas, ojos grandes y una verruga en el entrecejo, es la jefa de Chihiro en los baños termales. De hecho, su nombre en japonés está formado por dos kanjis (uno de los sistemas que se ocupan en Japón para escribir.) que significan «agua caliente» y «anciana».
Y ya que hablamos de Yubaba, cabe destacar que gran parte de la película se desarrolla en los baños termales. ¿Por qué esa elección? El mismo Hayao Miyazaki lo contó en una entrevista: «Para mí, una casa de baños es un lugar misterioso en la ciudad. La primera vez que vi un óleo fue en una casa de baños. Y había una pequeña puerta al lado de la bañera. Me pregunté qué había detrás de esa puerta», asegura, añadiendo entre risas que pensó en una historia tras esa reflexión pero que le fue rechazada.
El gran trabajo de Joe Hisaishi en la banda sonora
Uno de los aspectos que más destaca de El viaje de Chihiro, así como también de otras películas de Studio Ghibli, es la música. Acá es donde resalta la figura de Joe Hisaishi, compositor japonés de larga trayectoria que ha formado un vínculo especial con Miyazaki (similar al que han tenido otras duplas, como Leone-Morricone o Burton-Elfman, por mencionar algunas).
Sabores (no tan) finales
Dada la cantidad de elementos a la vista, situaciones entre líneas y personajes misteriosos, elaborados con una profundidad admirable, queda la sensación que El viaje de Chihiro es una película para ver en más de una ocasión. Cristián Briones adhiere a ello y recomienda «revisarla en distintos puntos de nuestras vidas: cuando somos los niños en la encrucijada de la madurez o cuando somos quienes deben permitir que ese enfrentamiento con el mundo ocurra».
«Es maravilloso perderse en ese mundo de Miyazaki, para salir del otro lado habiendo aprendido algo, no importa cuántas veces la vea uno, siempre pasará eso», añade Briones.
En El mundo invisible de Hayao Miyazaki, Laura Montero engloba todo ello con la siguiente reflexión: «El cine de Hayao Miyazaki no se retrotraerá únicamente a las lindes del conflicto entre hombre y naturaleza sino que expondrá, a partir de este, la importancia de tener en el presente una noción histórica del hombre. En este sentido, el director intenta mostrar el mundo tal y como es para que las jóvenes generaciones salgan del letargo producido en la era del bienestar donde, a fuerza de esquivar las cuestiones desagradables y de sobreproteger a los niños, el ser humano se ha convertido en un ser frágil, enfermizo y apocado».