Yakana es una gran llama que camina en medio de la Vía Láctea. Todavía podemos verla en el cielo, porque es una constelación y está junto a otras tres que rodean a la Chakana (la cruz del sur).
Los incas localizaban las constelaciones de una manera distinta a la tradición occidental: “en lugar de utilizar estrellas brillantes y destacadas, estas constelaciones se dibujan en el cielo a partir de las zonas oscuras”.
Yakana es una de estas constelaciones oscuras de los incas, donde “su ‘ojo’ sería nuestra vecina estelar Alfa Centauri”.
Yakana es considerada uno de los seres más importantes para los Incas. Ella mantiene el equilibrio en el cosmos y “vela por el bien de la comunidad”.
Yakana, la que evita el diluvio
La leyenda cuenta que Yakana toma el agua de los océanos y manantiales del mundo cada noche. Así, ella evita “el Pachacuti de la unión de todas las aguas”, o que un gran diluvio suceda.
Yakana se despierta cuando sus hijos necesitan mamar. Algunos la describen acompañada por una sola cría, otros registros dicen que son dos.
Ella baja al mundo a la media noche, cuando nadie la ve. Yakana se pone más negra a medida que avanza, “más negro que el cielo nocturno”.
Algunos relatos dicen que cuando Yakana llega a la tierra “nada por debajo de los ríos y en su cuello tiene dos ojos”.
Los lagos y manantiales se relacionan con las llamas “por la creencia de que las llamas originalmente salieron de los lagos”.
Otros registros, relatan que Yakana “desciende al horizonte y desaparece durante la estación seca y reaparece en el horizonte durante la estación lluviosa”. Ella está muy vinculada con los ciclos agrícolas.
También, relatan que Yakana “es el camac de las llamas, osea su fuerza vital, el alma que las hace vivir”.
La suerte de Yakana
Otra leyenda popular sobre Yakana cuenta que, si durante su llegada a la tierra se posaba sobre alguien, “le transmitía mucha suerte”.
Mientras la persona elegida estaba siendo aplastada por la gran cantidad de lana de Yakana, otros tenían que recolectar su fibra. Esta lana “era de color azul, blanca, negra, parda, las había de toda clase, todas mezcladas”.
Después, se adoraba la lana durante el día, en el mismo lugar donde había sido arrancada.
Si la persona no tenía ganado, su contacto con Yakana, le proveería de dos mil a tres mil llamas.
Yakana y su aparición a los humanos solo sucedía de noche.
Para realizar esta descripción utilizamos las siguientes referencias:
El regadío, los lagos y los mitos de origen. Jeanette Sherbond
Chuwa del Cielo. Los animales celestiales y el ciclo anual altiplánico desde la biografía social de un objeto. Sánchez Canedo, Walter; Bustamante Rocha, Marco y Villanueva Criales, Juan
La cuaternidad de los estilos de aprendizaje y el código Phisca-tawa en el sistema educativo inca. Carlos Quintanilla Rauch
Cosmovisión Inca: Nuevos enfoques y viejos problemas. María del Carmen García Escudero
Manual para el Manejo de Camélidos Sudamericanos Domésticos. Noemí Sepúlveda H
La semiótica del caos del culto al agua en contextos andinos clásicos: términos que denominan zonas de convergencia/divergencia/emergencia. Claudette Kernper Columbus