El poder de las chicas reivindicando su cultura y sus raíces: el quechua, su lengua materna, es el vínculo de Virginia con su familia y su tierra yampara. Pero también le sirve para comunicarse con sus más de 20 mil seguidores en TikTok. Nació en Tarabuco, es bilingüe y alza la voz en defensa de su cultura.
Virginia sueña con irse lejos y quedarse cerca. Viajar hasta alcanzar sus metas, sin dejar de ser quien es: una lideresa quechua, promotora de su cultura y defensora de la nación Yampara.
Ella nació y creció en Tarabuco. Pero recientemente tuvo que emigrar en busca de un título universitario.
Virginia se ha convertido este año en una de los miles de estudiantes rurales que llegan a la capital de Bolivia para hacer una carrera profesional.
Pero también es parte del selecto 10% de bachilleres que consiguen una admisión directa a la Universidad San Francisco Xavier, debido a sus buenas calificaciones. Virginia se ganó este cupo gracias a su alto promedio de calificaciones. La USFX pone como requisito un promedio general por encima de los 80 puntos.
Quechua, su identidad
Virginia nació y creció en Tarabuco. Tiene 18 años y para ella hablar de su cultura es casi como respirar.
Habla de las cosechas, los miradores aledaños al pueblo, canta en quechua y confiesa que nunca pudo bailar en el Pujllay. Esta tradicional celebración tarabuqueña fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2014.
Esa pasión es la que la motivó a abrir su cuenta de TikTok durante la pandemia. De repente, los turistas dejaron de llegar a su municipio y todo se veía desolado.
Para Virginia, los vlogs y los videos cortos se convirtieron en una estrategia para seguir en contacto con el mundo y para reivindicar su cultura.
“La pandemia nos ha traído muchos problemas y la gente ya no viene como antes. Los turistas ya no vienen a nuestro municipio”, lamenta Virginia.
El turismo fue uno de los sectores más afectados por la llegada de la pandemia y las restricciones sanitarias. Según reportes de la Cámara Nacional de Comercio, el 95% de las empresas turísticas sufrió pérdidas. Esta caída también repercutió en la economía familiar de comunidades como Tarabuco.
Por otra parte, también admite que vivió una sensación de encierro. “A través de estas plataformas es la única manera por la que pudimos acceder a otros espacios”, relata.
Pese a su cantidad de seguidores, Virginia no se define a sí misma como influencer.
“No sé (si soy una influencer). Leí que si tienes más de mil seguidores puedes llamarte así”, dice con modestia.
Poco a poco su contenido fue sumando más y más reproducciones. Actualmente cuenta con más de 24 mil seguidores en su cuenta.
La siguen desde Bolivia, Estados Unidos, Paraguay y Chile.

En sus tiktoks, Virginia habla del quechua, las culturas del país y usa clips de música folclórica. Además, suele sumarse, con su propio sello, a las tendencias que surgen.
“Es muy importante, hoy en día, rescatar las raíces. Mostrar tus raíces y el lugar donde vives. Hacer mini vlogs es muy lindo, porque la gente tiene la misma vista que tú”, dice Virginia.
Los padres de Virginia son originarios de comunidades cercanas a Tarabuco y siempre hablaban en quechua. Ahora que deberá mudarse a la ciudad, uno de los principales temores de la lideresa es olvidar su lengua materna.
«Siempre me da miedo eso. Si voy a otro lado, ¿tendré miedo a hablar mi idioma? Tengo miedo, porque la gente se va de aquí con sus propias raíces y vuelve con otro idioma”.
Esa es una de sus principales preocupaciones acerca de su vida universitaria.
«En este siglo las mujeres podemos decidir. Queremos que ya no haya violencia ni embarazos no deseados”
La quilla de su generación
Quilla, en quechua, significa luna. Es la palabra favorita de Virginia. “La quilla como que me inspira mucho a que pueda pensar bien, la contemplo”, comenta entre suspiros.
Por las noches, Virginia le confía a la luna sus aspiraciones. La mayor de ellas es ayudar a los demás.
Esta espíritu de colaboración le fue clave para decidir qué carrera estudiar. Virginia está segura que su vocación es servir a los demás. Le interesa difundir, sobre todo, los conocimientos que adquirió al participar en proyectos como Enfócate.
El proyecto Enfócate de Plan International se desarrolla en 10 municipios del país. Uno de sus principales propósitos es que jóvenes y adolescentes se organicen autónomamente para frenar los embarazos adolescentes y la violencia machista.
En este proyecto se promueve el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos en los jóvenes, además de impulsar la igualdad. Plan International trabaja con más de 18 mil jóvenes en Enfócate.
Plan International es una organización con más de 50 años de historia en Bolivia. Virginia participa en varios de sus programas, campañas y proyectos desde hace unos cinco años.

Desde su profesión, Virginia está dispuesta a continuar siendo una lideresa, una quilla que acompañe a los de su comunidad y, en especial, a las mujeres de su generación.
“Es muy triste ver las noticias. A veces me dan ganas hasta de llorar. Ser mujer es muy difícil, pareciera que es pecado, en otras palabras. ¿Qué va a pasar en el futuro, qué pasaría si quiero traer al mundo una hija? ¿Quiero que viva y vea esto?”, reflexiona.
Como proyecto personal, a futuro, busca difundir cómo se puede reaccionar ante diferentes agresiones machistas. Su lema es “no socapar” y denunciar hasta el más mínimo hecho de violencia.
Pero las decisiones de Virginia no fueron fáciles. “Te dice que de la vocación no se vive”, lamenta. “He entrado en depresión un mes, estrés total, poco a poco te preocupa el dinero”.
Una activista por los derechos
Virginia se considera una activista por los derechos humanos. Comenta que su liderazgo evolucionó en compañía de los proyectos de Plan International Bolivia.
Para ella es muy importante saber que las mujeres tienen derecho a decidir sobre sus vidas y sus cuerpos de forma firme y sin condicionamientos.
“Queremos que la gente conozca estos temas. Ya no estamos en el siglo pasado. En este siglo las mujeres podemos decidir. Queremos que ya no haya violencia, ni embarazos no deseados”, reivindica.
A través de distintos escenarios, Virginia comparte mensajes sobre los derechos de la mujer, los derechos sexuales y reproductivos para las y los jóvenes.
Además, se esfuerza por revalorizar su cultura, pero dejando de lado los estereotipos de género.