Mayo es el mes de la madre en varios países del mundo. En algunos lugares por tradiciones religiosas, en otros, por sucesos históricos. Pero, ¿quién es esta madre en singular que se ha adueñado de una fecha para ser venerada? ¿A qué madre van dirigidas las canciones, poemas, actos conmemorativos y otras demostraciones de “atención”?
Jhoselin Granados
El Día de la Madre es la falacia anual que funciona como alarma para despertar y mantener, al menos unas horas, la conciencia que toda persona, en calidad de hijx, tiene sobre la existencia del ser que la parió al mundo y/o acompañó su crecimiento desde un rol tutorial.
Lejos de ser una fecha de re-conocimiento, la conmemoración a la madre conlleva una serie de acciones que maquillan y esconden las distintas y verdaderas maternidadeS coexistentes en nuestro entorno.
A través de los discursos manejados, se intenta atribuir las características de UN solo modelo de madre a la diversidad de mujereS que ejercen y conciben sus maternidadeS de otras maneras.
Abnegada, bondadosa, cuidadora, amorosa y virginal: con la romantización de una sola imagen de madre se desconocen las verdaderas caras e identidades que encarnan la palabra en la pluralidad de realidades.
Muchas escritoras, entre ellas Rosario Castellanos, Sharon Olds, Gabriela Wiener o Elena Garro, han dado voz y presencia en su literatura a “otras madres”, mujeres diversas y desenmarcadas del molde establecido.
Como todos los huéspedes mi hijo me estorbaba
ocupando un lugar que era mi lugar,
existiendo a deshora,
haciéndome partir en dos cada bocado.Fea, enferma, aburrida
lo sentía crecer a mis expensas,
robarle su color a mi sangre, añadir
un peso y un volumen clandestinos
a mi modo de estar sobre la tierra.(Fragmento poema “Se habla de Gabriel”, Rosario Castellanos)
En 1962, Sylvia Plath escribió un poema extenso que tituló “tres mujeres”. En él, la poeta registra las voces que expresan pensamientos, sensaciones y emociones de:
Una mujer que es madre y quiere serlo.
PRIMERA VOZ:
No hay milagro más cruel que éste.
Soy arrastrada por caballos
con cascos de acero.
Resisto. Tengo una herida. Desempeño un trabajo.
Este túnel negro por el que pasan en fogonazos
las pruebas,
Las pruebas, los síntomas, los rostros
perturbados.
Soy el centro de una atrocidad.
¿Qué sufrimientos, qué tristezas
habré de parir y amar?
Una mujer que no es madre y quiere serlo.
SEGUNDA VOZ:
Siento que entra en mí, frío, desconocido,
como un instrumento.
En el otro extremo esa silueta dura y loca,
esa boca redonda
Siempre abierta en señal de lamento.
Es ella la que, mes tras mes, arrastra tras de sí
sus mareas de sangre negra que anuncian el fracaso.
Suspendido de sus recursos, soy también
impotente como el mar.
Me siento inquieta. Inquieta e inútil.
Yo también, doy a luz cadáveres.
Y una mujer que es madre y no quiere serlo.
TERCERA VOZ:
¿Y si dos vidas fluyeran de mis muslos?
Vi la sala blanca y limpia
con sus instrumentos.
Es un lugar de gritos sin gozo.
«Aquí vendrá usted cuando
esté lista».
Los vigilantes son lunas vacías y rojas,
empañadas de sangre.
No estoy lista para lo que pueda suceder.
Tendría que matar lo que me mata.
No solo la literatura ha expuesto la diversidad de maternidades, todas las artes ahondaron sobre el tema durante años, y fueron muchas artistas que dieron testimonios de vida para visibilizar la heterogeneidad de las experiencias.
En Bolivia, las tasas de maternidad son más altas en áreas rurales, una gran mayoría de embarazos se dan en adolescentes de 15 a 19 años. Hay niñas obligadas a ser madres en uniones forzadas con sus abusadores y según un informe del Ministerio de Salud de 2017, los abortos clandestinos son la tercera causa de «muerte materna» en el país.
Madre NO hay una sola.
Madres y maternidades hay millones.