Imprescindible en la literatura latinoamericana. Se ha dicho mucho de Idea Vilariño, y aunque las voces sean diversas, de varios tiempos, de varias épocas, siempre la cuentan desde la intensidad.
Poeta, traductora, ensayista, crítica literaria, compositora de canciones, docente, parte de la Generación del 45. Militante, hermana, amante, libre de influencias y de dioses. Idea Vilariño nació el 18 de agosto de 1920 (murió en 2009) y con 25 años publicó su primer libro, La suplicante.
Su obra poética fue concisa a conciencia: editó sólo lo que superó sus exigentes filtros y dedicó buena parte de su tiempo a revisar y corregir lo hecho para ir de más a menos. Prohibirse la explicación y el desarrollo, se le escucha en el documental Idea (Mario Jacob, 1997), hasta llegar a una expresión mínima.
Eso la hizo una de las figuras más relevantes de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Eso la hizo, en toda la expresión del término, trascendental. Hay Idea Vilariño en la música de Zitarrosa, en la banda indie Mansalva (“Idea”) y en la poderosa voz de Cristina Fernández, que grabó junto a la Filarmónica de Montevideo y acaba de lanzar en plataformas “La canción y el poema”.
En los primeros minutos del documental Idea, Vilariño dice que una vez, en Viena, una mujer le dijo que la suya era la poesía que había estado esperando toda la vida, y otro hombre le explicó: “Usted tal vez no se da cuenta por qué gusta tanto su poesía aquí. Aquí nadie escribe con esa intensividad (sic)”.
Se ha escrito, se ha dicho, se ha oído mucho de Idea Vilariño, y siempre todo está teñido por una intensidad abrasadora.
La intensidad que define a su poesía que, centenario mediante, es el único texto en el que habitan, en forma de verso, los pedazos transparentes y despojados de toda una existencia.
Un poema de la autora
LA SOLEDAD
Esta limitación esta barrera
esta separación
esta soledad la conciencia
la efímera gratuita cerrada
ensimismada conciencia
esta conciencia
existiendo nombrándose
fulgurando un instante
en la nada absoluta
en la noche absoluta
en el vacío.Esta soledad
esta vanidad la conciencia
condenada impotente
que termina en sí misma
que se acaba
enclaustrada
en la luz
y que no obstante se alza
se envanece
se ciega
tapa el vacío con cortinas de humo
manotea ilusiones
y nunca toca nada
nunca conoce nada
nunca posee nada.
Esta ausencia distancia
este confinamiento
esta desesperada
esta vana infinita soledad
la conciencia.