El poder de las chicas en el deporte: Belén es una líder comunitaria que derriba los estereotipos de género en la cancha de voleibol. También toma la palabra como herramienta de liderazgo para involucrar a niñas y mujeres de su comunidad en la lucha por sus derechos.
“La cancha es para todas y todos”, dice Belén.
Ella es una joven lideresa comunitaria. Tiene 14 años y vive en San Pablo de Guarayos, una comunidad indígena ubicada a seis horas de viaje por carretera desde Santa Cruz de la Sierra.
A Belén le entusiasma que más niñas de su comunidad se involucren en actividades recreativas y deportivas. Sobre todo en disciplinas consideradas tradicionalmente masculinas.
Cuando cursaba primaria, Belén practicaba atletismo. Cuando llegó a secundaria se inclinó por el voleibol, gracias a la sugerencia de una maestra.
Belén participó en los Juegos Deportivos Estudiantiles Plurinacionales del año 2019. Ella y su equipo se llevaron el tercer lugar. Desde que recibió aquella medalla de bronce, Belén no dejó de entrenar.
Belén insiste en que muchas niñas demuestran un gran potencial en el deporte y que “no solo los chicos son buenos”.
Dice que las mujeres no deben vivir acorde a los estereotipos de género y que pueden ser y hacer lo que ellas decidan.
“Antiguamente se decía que las niñas no podían tener las mismas capacidades que los varones”, protesta. Esas ideas le parecen injustas. Es por eso que Belén está decidida a inspirar a más niñas a seguir una carrera deportiva.
En la cancha, como en la vida, los estereotipos patriarcales también se pueden derribar.
Liderar con el poder de la palabra
A Belén le gusta mucho el deporte, pero también conocer la historia de su comunidad. Es una niña curiosa. Al final del día, siempre llega a casa con preguntas para su abuelo. Le interesa la historia y las costumbres de su comunidad.
San Pablo de Guarayos se fundó el 29 de junio de 1900. Durante su celebración se realizan todo tipo de actividades culturales y tradicionales. Belén participa en todas las que puede.
Otra de las cosas que más le apasiona es participar en talleres que hablen sobre el liderazgo de las niñas.
“Nuestro deber como lideresas es orientar a otras mujeres. Hablar con las personas que nos rodean: las compañeras del colegio y las vecinas. Hay que animarlas a conocer sus derechos”, dice Belén.
Sus habilidades de liderazgo y el compromiso con sus convicciones se cultivaron con el ejemplo de su mamá, quien actualmente es delegada comunitaria de Plan International en el municipio de Guarayos.
Belén creció viéndola liderar actividades. La acompañaba en todas sus reuniones y siempre se interesaba por lo que su madre decía. Las cualidades y las buenas prácticas de liderazgo las aprendió de ella.
“Hay temas en el que somos más afectadas las mujeres. Ayudaría a prevenir estos delitos el tener esa confianza de poder expresarnos”, comenta Belén.
¡Que hablen las niñas!
Lo que más le gusta de ser una lideresa es que le presten atención.
“No muchas podemos ser escuchadas. A través de nuestra voz podemos tomar decisiones y hablar delante de todos sobre lo que sentimos”, explica Belén.
De hecho, considera que los proyectos en los que participa le permitieron conocer más gente que se interesa por estos temas y escuchar las voces de otras niñas.
Para ella, un mundo con mayor participación de las niñas y las mujeres, es un mundo mejor.
“Nosotros también vemos la realidad de las cosas y tenemos ideas importantes”, defiende Belén.
Que ninguna mujer sea víctima
Las lideresas de San Pablo de Guarayos, entre ellas Belén, se reúnen para hablar sobre los problemas que las atraviesan y comparten estrategias de prevención para que ninguna “mujer sea víctima”.
“Me emociona tanto ser una líder comunitaria. Quisiera que todas las niñas sean lideresas”, dice Belén. Agrega que le gustaría dar talleres, reflexionar sobre los problemas de su comunidad y conversar con otras compañeras.
“Lo mejor de ser líder comunitaria es ayudar y apoyar a más niñas (….). Sueño con una sociedad inclusiva y sin violencia”, dice Belén.
Además, busca que las niñas se conviertan en protagonistas de los cambios que quieren en su comunidad.
Belén, una niña multifacética
Belén también tiene un gusto especial por la música que viene de familia. Todos en su casa, comenzando por su abuelo, saben cantar o tocar algún instrumento: la guitarra, el violín o el piano.
Aunque viene de una familia de músicos innatos y tiene el corazón en el deporte, Belén espera licenciarse en medicina “para curar a las personas y salvarlas de las enfermedades”.
También le interesa especializarse en criminalística, “para investigar los delitos de trata y tráfico de personas”.
Esta última problemática es el principal eje del proyecto Camino a Casa de Plan International. En 2020, Belén se convirtió en lideresa de este programa.
Según Belén, la información y la prevención son las mejores estrategias para “protegerse” frente a situaciones amenazantes que sufren las niñas de su comunidad.
Sobre Camino a Casa, Belén recuerda una sesión de títeres que brindó orientación para prevenir la trata de personas. Las niñas y niños que participaron recibieron información que les permitió reconocer situaciones de peligro y actuar frente a ellas.
El trabajo de prevención de Camino a Casa alcanza a más de 36 mil personas en todo el país. De ese total, unas 27 mil son niñas, niños, adolescentes y jóvenes entre los seis y los 21 años.
“En nuestros talleres se hablaba sobre estas temáticas con estudiantes de secundaria: el uso adecuado de la tecnología, la prevención de los embarazos no deseados y la violencia”, recuerda.
Belén es una niña afiliada a los proyectos de Plan International Bolivia desde los cinco años y participó en varios.
El trabajo de Plan International por los derechos de la niñez en Bolivia se remonta hasta hace más de 50 años. Actualmente tiene presencia en 39 municipios del país.