35 años después, y gracias a una necrológica publicada en un diario estadounidense, se terminó de armar el rompecabezas que explica la historia de uno de los artes de tapa más reconocidos del rock argentino: el de Clics modernos, de Charly García.
Para la portada de su segundo disco solista, Charly García había viajado a Nueva York junto al fotógrafo Uberto Sagramoso. El plan original era escribir en una pared de Manhattan la leyenda “Nuevos trapos”, pero fue la combinación de una silueta negra pintada en la pared junto a la frase “Modern clix” la que los llevó a cambiar de idea… e incluso de nombre del álbum.
“Al disco yo lo iba a llamar Nuevos trapos, pero en una calle había una figura como la que pintaban acá de los desaparecidos, pero en negro, y decía ‘Modern clix’, y me pareció un muy buen nombre. En realidad era un grupo de ahí. La nave despegó”, afirmó Charly en una entrevista citada en Infobae.
Al leer la sección de obituarios de The New York Times, el periodista argentino Martín Pérez descubrió algo más: un graffitero canadiense que acababa de morir, llamado Richard Hambleton, pintó durante la primera mitad de los años 80 en las calles de Nueva York siluetas de color negro en tamaño real, con cabezas que parecían estallar, a las que denominaba Shadowman (“hombre sombra”).
Pérez se contactó con Kristine Woodward, una galerista de Manhattan que trabajó con Hambleton, y le envió la tapa del álbum. “Absolutamente”, respondió enseguida, confirmando que se trataba de una figura dibujada por el graffitero, y agregó: “Es una figura de Shadowman, realizada entre 1981 y 1982”. La historia completa fue publicada en el suplemento Radar del diario Página/12.
https://www.facebook.com/martin.perez.1616/posts/10214457220042261
“Pinté la ciudad de negro”, le había dicho Hambleton -que falleció a los 65 años sin saber que su figura estaba en la tapa del disco de Charly García- a la revista People en 1984. “Podrían representar el peligro de las sombras de un cuerpo humano después de un Holocausto nuclear, o incluso mi propia sombra”.
Fue la “evolución” de Shadowman con sombrero de cowboy la que llevó al artista al mundo de las galerías. Pese a su adicción a la heroína, pintó paredes de Venecia y el Muro de Berlín, y desde hacía varios años estaba retirado de la escena pública.
“Lo mejor de los 80 en Nueva York es la vida de la noche. En el verano de 1980 era imposible perderse de las sombras de Richard (…) A veces estaban donde menos te lo esperabas”, cuentan en Shadowman, un documental sin estrenar sobre Hambleton, dirigido por Oren Jacoby.
¿Por qué recién sale a la luz la historia detrás del arte de tapa de Clics modernos si Shadowman había conseguido cierto prestigio y fama a nivel internacional? Incomunicaciones de un mundo hoy globalizado, pero que hace tres décadas era bien distinto. Y un logro de un periodista argentino que, a partir de la lectura del Times, hilvanó toda la historia.