La Academia del Cine de Francia decidió premiar a Roman Polanski con dos estatuillas en su más reciente gala. El director se declaró culpable de haber violado a una niña de 13 años en 1977. En los últimos años fue acusado del mismo delito por, al menos, otras tres mujeres.
«Violanski. Los César de la vergüenza» es el mensaje contra Roman Polanski que un grupo de feministas parisinas pegó en la fachada de la sede de la Academia de los César en París, dos días antes de la ceremonia de entrega de los premios de la Academia del Cine Francés.
Las responsables de esta acción son Collages Féminicides Paris, un grupo de mujeres que pegan collages con letras rojas y negras en los muros de París contra los feminicidios y la violencia doméstica.
«¿Quiere usted realmente vivir en un mundo donde un criminal pederasta es 12 veces nominado a los César?», preguntó este grupo feminista en otro mensaje que han pegado en las inmediaciones de la sala Pleyel, la sala de conciertos donde el viernes se vivió la ceremonia de los César. Collage Féminicides denuncia que la industria del cine francés «silencia a las víctimas» y «adula a los opresores».
Pese a las acciones y movilizaciones, incluso en los momentos previos a la gala cinematográfica, Polanski fue congratulado con tres premios en un espectáculo vergonzoso en el que la organización y los animadores del evento intentaron apañar el descontento general con humor.
“Hay 12 momentos donde vamos a tener un problema esta noche”, adelantó al comienzo de la ceremonia la presentadora de la gala, la humorista Florence Forestier, en referencia a las 12 estatuillas a las que aspiraba el filme del cineasta acusado de violación. Finalmente, fueron solo tres. Dos de los César se los llevó directamente el realizador ausente, por mejor guion adaptado y mejor dirección.
En los minutos iniciales, Forestier ya lanzó los “elefantes” de la gala: hizo bromas sutiles pero suficientemente evidentes sobre la diversidad (o su ausencia), sobre la falta de mujeres nominadas, habló de los “depredadores, perdón, productores” en el mundo del cine y “acosó” sexualmente a uno de los bailarines antes de mandarlo tras las bambalinas con la promesa de que “le preparará algunos contratos”.
Ni siquiera el anuncio del realizador francopolaco de que no acudiría a la gala —secundado horas después por todo el equipo de El oficial y el espía, una recreación del caso Dreyfuss— calmó los ánimos. La tensión era palpable en la sala, repleta de artistas que en las últimas semanas han manifestado abiertamente su irritación con la Academia del Cine francesa, aunque finalmente no aprovecharan los discursos de la ceremonia para denunciarla.
«Reconocer a Polanski (con un premio) es escupirle en la cara a todas las víctimas. Es decir que violar a las mujeres no es tan malo», dijo la actriz francesa Adèle Haenel en una reciente entrevista con el diario The New York Times.
La última mujer en acusar de violación a Polanski es la actriz y fotógrafa francesa Valentine Monnier. Esta actriz le acusó públicamente el pasado noviembre de haberla maltratado y violado en 1975 en un chalet en Suiza después de esquiar cuando ella tenía 18 años.
Polanski, fugitivo de la justicia estadounidense desde 1977 tras ser acusado de violar a una menor, se declaró en Estados Unidos culpable de tener «relaciones sexuales ilegales» con la joven Samantha Geimer cuando ésta tenía 13 años. Desde su fuga a Francia, no ha vuelto a pisar suelo estadounidense para evitar ser detenido y acabar en prisión.