Carolina fue una de las primeras colaboradoras en la construcción de la Casa Trans en Cochabamba y también una de sus primeras beneficiarias.
Dice que la Casa Trans cambió la percepción que tenía sobre sí misma, sobre sus compañeras y sobre «un futuro posible». «Alcanzar ese proyecto de vida que muchas personas tienen, pero que para nosotras era muy difícil de pensar», cuenta con una sonrisa tímida.
En Bolivia, durante 2023, el 64 % de las personas trans sufrieron algún tipo de discriminación, según el informe defensorial Desiguales ante la Ley…. Pocos de estos casos se denuncian debido a la desconfianza en el sistema judicial. Las diversidades sexogenéricas enfrentan discriminación y desigualdades por estigmas sociales que se manifiestan como violencia social e institucional.
Luna Sharlotte Húmerez, presidenta de la Organización de Travestis, Transgéneros y Transexuales de Bolivia y coordinadora de la Casa Trans de La Paz, señala que la esperanza de vida de una mujer trans es de apenas 45 años. Las causas son múltiples: crímenes de odio (80 casos en la última década según el diario Opinión), riesgos del trabajo sexual, escasa inserción laboral y educativa, y desprotección estatal.
En este contexto, la Casa Trans no solo responde a vacíos estatales con servicios de salud integrales —médicos, psicológicos y legales—, sino que transforma la vida de personas trans en Cochabamba.
María Chantal Cuéllar, coordinadora de la Casa Trans en Cochabamba, explica que la vulneración de derechos hacia las mujeres trans es profunda por salirse del marco heteronormativo, resultado de una sociedad machista reforzada por discursos religiosos.
Para Carolina, la Casa Trans representa un apoyo para seguir luchando por sus sueños y cambiar las realidades de otras compañeras.
«Me aferré a esta idea de que podemos cambiar la sociedad e incidir para que el Estado tome conciencia de sus falencias».
Este reportaje se realizó con el apoyo del Fondo para el Periodismo de Soluciones en Latinoamérica, una iniciativa de El Colectivo 506.
Esta versión es resultado de una colaboración entre Muy Waso y El Colectivo 506.
Más que una casa
El proyecto de «Casa Trans» surgió hace cinco años en Santa Cruz de la Sierra, una de las ciudades con mayor población trans de Bolivia.
Kerana Saucedo y Muriel Arteaga, coordinadoras actuales, explican que ante la discriminación en espacios públicos, la casa representó la construcción de un lugar seguro: un refugio creado por y para ellas.
Desde su origen, el proyecto fue concebido como algo más que una oficina y sus servicios. Las fundadoras lo imaginaron como una apuesta por transformar la vida de las mujeres trans en Bolivia. Con esfuerzo colectivo, lograron alquilar un espacio gracias a ahorros comunes, una kermesse solidaria y el respaldo de una compañera.
Poco a poco, la casa tomó forma: un refrigerador viejo, un espejo, unas sillas y la calidez que cada una aportó. En 2024, la Casa Trans de Santa Cruz atendió a 1,110 mujeres trans a través de las Promotoras Educadoras Pares.
En 2021, la pandemia de COVID-19 agravó la situación. Muchas mujeres trans que dependían del trabajo sexual o pequeños emprendimientos se vieron afectadas. Un diagnóstico reveló que el 35 % fue desalojada de sus hogares, el 62 % sufrió discriminación y el 76 % perdió ingresos significativamente. El acceso a salud, alimentos y servicios básicos se volvió crítico.
Este diagnóstico, fue elaborado por el Movimiento Trans Feminista. Su presentación al Fondo Mundial de Lucha contra el VIH/Sida permitió acceder al financiamiento necesario para fortalecer la Casa Trans de Santa Cruz y abrir nuevas casas en otras ciudades.
Una referencia nacional
Según Kerana, la Casa Trans de Santa Cruz se convirtió en un referente para otras mujeres trans del país, lo que permitió replicar el modelo en Cochabamba, La Paz y Trinidad. El espacio comenzó a recibir la visita de mujeres trans de otros países interesadas en conocer el proyecto.
Después de un año de funcionamiento, las fundadoras empezaron a plantearse nuevas formas de transformar la vida de la población trans. Las Casas Trans dejaron de ser únicamente espacios de asistencia para convertirse en plataformas de emancipación colectiva, redefiniendo la lucha trans en Bolivia desde un enfoque interseccional y comunitario.
En 2023 se propuso un cambio de enfoque: las Casas Trans no solo brindarían refugio y atención básica, sino que promoverían oportunidades laborales, acceso a la educación, fortalecimiento de derechos y «empoderamiento integral». Además, se inició un proceso de sistematización de datos para registrar y visibilizar la situación de esta población.
En 2024, la Casa Trans de Cochabamba atendió a 457 personas y la de La Paz a 1,012 personas, solo contando los casos con las Promotoras Educadoras Pares.
Transformaciones en las vidas de las mujeres trans
Al cruzar la puerta, se revela el salón principal: un televisor al fondo y un comedor con doce sillas. En este lugar se han celebrado los cumpleaños de muchas mujeres trans que nunca habían tenido uno.
Carolina explica que este es un espacio de confraternización, pero también de lucha constante por sus derechos, construcción política y empoderamiento.
«Para mí fue un cambio total. Este es un lugar donde estamos seguras, donde podemos hablar sin miedo, sin filtros. Es como encontrar la guía que nunca tuvimos en nuestros hogares. Es como un primer hogar o el reemplazo de uno que nos fue negado».
Según la investigación Situación social de las personas trans en la ciudad de La Paz de 2022, se produce una salida temprana del núcleo familiar, ya que las personas trans suelen revelar su identidad entre los 15 y 18 años, edad en la que aún no han culminado los estudios escolares.
Este es uno de los factores principales para la reducción de oportunidades educativas y laborales. Según el estudio Datos sobre acoso escolar por homofobia y transfobia en Bolivia, al menos el 72 % de esta población abandona sus estudios en la secundaria. En muchos casos, esta desvinculación temprana obliga a las mujeres trans a recurrir al trabajo sexual. Se estima que al menos el 80% se dedica a esta actividad, mientras que el 47,3 % gana menos de 1,000 bolivianos al mes.
En 2018, tras ser elegida Reina Trans e iniciar su transición, Carolina decidió irse de casa. Ese mismo año conoció a Chantal, quien la integró al proyecto de la Casa Trans de Cochabamba. Sin embargo, antes ya había trabajado en salud comunitaria: repartía condones y promovía pruebas de VIH. «Nunca pensamos en otras necesidades, y cuando creamos la Casa Trans recibimos estas realidades que poco a poco nos hacían repensar nuestras áreas de trabajo», comenta.
Nuevas áreas de trabajo, nuevos sueños
Estos espacios se han convertido en referentes gracias a sus diversas actividades y por repensar los roles de las mujeres trans. «Una mujer trans puede ser abogada, puede estar en la universidad, puede dirigir una organización», afirma Chantal.
La profesionalización y las oportunidades laborales son aspectos relevantes de las Casas Trans. Han logrado generar espacios de emprendimiento que aportan a la sostenibilidad del proyecto.
En Santa Cruz cuentan con un salón de belleza y restaurante donde trabajan mujeres trans; en La Paz tienen también un salón de belleza y en Cochabamba se enfocan en desarrollar proyectos sociales para su financiación. Además, promueven talleres para fomentar el emprendimiento trans.
«Se impulsa todo esto, y creo que a nivel personal se ha reforzado mucho en mí. He sido parte de estos talleres o también los he facilitado», recuerda Carolina. Sin embargo, para que un emprendimiento funcione, se deben considerar factores como la discriminación estructural que persiste hacia la población trans. Aun así, las Casas Trans permiten soñar con futuros posibles.
Entre 2021 y 2022, la Casa Trans de Santa Cruz, junto a la organización Kerana y el Colectivo Rebeldía, consiguió 11 becas con respaldo ministerial.
En un rincón cálido, entre sofás y libros, la psicóloga de la Casa Trans de Cochabamba Ninoska Flores resume su impacto:
«Aquí las chicas han empezado a pensar: ‘Puedo ir a la universidad, puedo salir bachiller, puedo montar un negocio, puedo hacer tiktoks, puedo presentarme como modelo, puedo empezar a hacer blogs de maquillaje’. Han empezado a pensar en cosas que antes no».
Una tercera etapa con visión a la especialización: Centros Comunitarios
En el tercer piso, una camilla junto al escritorio de la doctora revela el objetivo del lugar: ofrecer revisiones médicas básicas. Este espacio se replica en las cuatro Casas Trans del país, con una misma finalidad: atender a la población trans con un enfoque específico en su salud.
Esta iniciativa representa una expansión exitosa del modelo y da lugar a los llamados Centros Comunitarios Trans, implementados en 2024 con el apoyo del Ministerio de Salud y Deportes, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo Mundial.
Los Centros Comunitarios Trans están integrados dentro de las cuatro Casas Trans existentes en Bolivia, y su propósito va más allá de ofrecer chequeos médicos, pruebas de VIH y otras ITS, o distribuir preservativos y lubricantes. Su misión principal es brindar información clara y accesible sobre temas de salud, procesos de transición y facilitar la inclusión efectiva en el Sistema Único de Salud (SUS) del país.
Para Chantal Cuéllar, el objetivo central es que esta población normalice el autocuidado de su salud y pueda detectar problemas médicos tempranamente. Además, los centros buscan generar información sobre el acceso y la calidad de la atención médica que reciben las mujeres trans. Chantal menciona que esto «permitirá diseñar una propuesta para que el SUS amplíe su cobertura y ajuste sus protocolos a las necesidades específicas de las mujeres trans».
Expansión territorial
En Bolivia, el acceso a la salud por parte de la población trans es limitado: apenas el 37,3 % cuenta con cobertura, según el informe Desiguales ante la Ley…. Esta situación se agravó durante la pandemia, cuando el 75% de las mujeres trans no recibió atención médica. En ese periodo se registró la muerte de una mujer trans debido a negligencia, evidenciando discriminación estructural. Por ello, los centros comunitarios se consolidan como espacios donde el acercamiento a la salud no implica miedo, rechazo o violencia.
Actualmente, estos centros forman parte de la Estrategia Trans Nacional, que incorpora a Promotoras Educadoras Pares (PEP): mujeres trans formadas para vincularse directamente con el sistema de salud, quienes brindan información, realizan charlas, distribuyen preservativos y ofrecen pruebas gratuitas, desde un enfoque comunitario.
Los Centros Comunitarios Trans funcionan como un brazo operativo del Ministerio de Salud y Deportes, con recursos financiados por el Fondo Mundial. Una vez al mes, los centros se trasladan a zonas alejadas del país para acercar sus servicios médicos a otras comunidades. Durante estas visitas, se brinda información, se realizan pruebas gratuitas y se llevan a cabo entrevistas para comprender la situación de las mujeres trans en contextos rurales o de difícil acceso.
Para 2025, está prevista la expansión de esta estrategia a 16 nuevos puntos en todo el país, incluyendo municipios y ciudades como Oruro, Potosí, Sucre y Pando.
Una decisión informada
Muchas personas de esta población enfrentan obstáculos y sienten temor al acudir a centros de salud.
Chantal señala que, aunque en Bolivia la diversidad sexo-genérica ya no es considerada una enfermedad o trastorno mental, persisten actos de discriminación basados en prejuicios y desinformación. Además, no existe una formación médica especializada para atender adecuadamente a esta población.
Sin embargo, desde las Casas Trans se impulsan conversatorios y espacios de diálogo para mejorar la atención hacia las personas trans.
El proceso de transición de Carolina estuvo marcado por estas barreras sociales. Durante varios meses tuvo que enfrentarse al desconocimiento del personal médico y a su propia falta de información.
«Me arrepiento, a nivel médico, de no haber pensado un poco más o no haber adquirido mayor información».
La decisión de someterse a una cirugía la llevó por carreteras y cielos a través de cuatro departamentos de Bolivia. Buscando más información sobre el procedimiento quirúrgico, encontró apoyo en otras mujeres trans que la guiaron. «Me operé sin ningún apoyo económico, ni siquiera motivacional de mi familia. Y necesitaba eso, porque me puse a llorar. Estaba sola… pero aún así, feliz», recuerda.
La doctora Gabriela Pereira, encargada del Centro Comunitario Trans de Cochabamba, enfatiza la importancia del trabajo con Promotoras Educadoras Pares, quienes enlazan a las mujeres trans con el sistema de salud. «Cuando brindamos un servicio con calidez, con ellas como puente, es mucho más fácil que las compañeras se acerquen, nos cuenten lo que necesitan y accedan a un tratamiento de calidad».
Contar con especialistas en salud y psicología que pertenecen a la comunidad trans o que trabajan con perspectiva de género hace posible no solo la atención integral, sino que rompe con el estereotipo de cómo debe verse una mujer trans. Desde la casa se busca generar decisiones informadas y romper con los viejos moldes de cánones de feminidad.
«Hay compañeras que antes no se sentían trans porque decían: ‘Todavía no he hecho mi cambio de nombre, entonces no soy una mujer trans’. Y ahí es donde intervenimos, porque entendimos que dentro de esta amplia experiencia que es la identidad de género, existen muchas formas de ser», cuenta Carolina.
Transición comunitaria y familiar
La desinformación también afecta a las familias de las mujeres trans. Según un estudio realizado por Eimy Tornero en 2022, la mayoría de las familias no solo se enfrentan a un cambio de percepción de un miembro, sino a cómo esta decisión podría poner en riesgo sus vidas, lo que genera profundo temor. Por eso, las casas trabajan en incluir y educar a las familias de sus beneficiarias.
«Hemos entendido que el transicionar no es un proceso individual, sino sistémico y comunitario. No solo transiciona la persona en proceso, sino también la familia, los hermanos, los padres, la pareja, los compañeros. Toda la gente que está a su alrededor está siguiendo ese proceso, y la familia es la que se impacta más. También hay un duelo porque en el caso de las chicas trans, el hijo que tenías ya no existe, de aquí en adelante tienes una hija», menciona Ninoska, la psicóloga de la Casa Trans de Cochabamba.
Carolina ve en esta iniciativa un logro estructural para otras mujeres. Recuerda que en los inicios de su transición, tuvo que llevar a una mujer trans a su casa para explicar a sus padres qué significa ser una mujer trans. «No había cómo conseguir aceptación de parte de mi familia y pienso que con una guía hubiera sido un poco más fácil poder explicar lo que es ser una mujer trans. Si hubiera habido un lugar como la Casa Trans tal vez mi vida hubiera sido menos complicada».
Servicios comunitarios para el público general
Aunque los cambios sociales aún enfrentan grandes retos, las Casas Trans se han consolidado como espacios de lucha por los derechos humanos y referentes para las diversidades. En La Paz, después de múltiples rechazos para alquilar una casa debido al prejuicio de que sería un «club nocturno», el constante trabajo de las mujeres trans logró que este espacio sea valorado y respetado por la comunidad.
Las Casas Trans no están dirigidas únicamente a la población diversa: también funcionan como espacios de apoyo abierto al público general. En su oficina, decorada con fotos, banderas trans y recuerdos de luchas compartidas, Chantal comparte una escena que para ella marca un antes y un después.
«Algo que nos ha alegrado mucho este año es ver que algunas madres han comenzado a traer a sus hijas a las Casas. Al principio llegan con cierto temor, pero luego se sienten acogidas. Les explicamos que este no es solo un centro de servicios, sino un hogar donde pueden encontrar apoyo y orientación».
