En cuanto a las causas o motivos por los que se genera la desinformación, queda en evidencia la preponderancia de los intereses políticos o partidistas.

Ocho de cada 10 personas entrevistadas consideran que, según su percepción y experiencia personal, este es el principal motivo para la generación de desinformación.

Entre otras causas, poco más de la mitad de las personas encuestadas menciona el sensacionalismo y búsqueda de atención mediática.

Por otra parte, la mitad de las personas encuestadas atribuye estos fenómenos a la falta de verificación y rigor periodístico.

Asimismo, solo un tercio de las personas encuestadas reconoce el “desconocimiento o la falta de educación en el uso de nuevas tecnologías” como una causa o motivo generador de desinformación.

Los resultados de estas dos últimas variables dejan entrever que las competencias y habilidades AMI, de momento, no son consideradas como factores que podrían incidir en la mitigación de fenómenos como la desinformación o los discursos de odio.

Por otra parte, no deja de ser llamativo que la desinformación esté tan relacionada a disputas políticas y partidarias. Este enfoque podría provocar cierta apatía o frustración al momento de abordar colectiva o comunitariamente la desinformación.

Es primordial romper esta preconcepción y mostrar a la desinformación desde un enfoque transversal, subrayando todas las implicaciones e impactos que puede tener a nivel personal, familiar y colectivo.