Tom Waits ha sido el último en rescatar Bella Ciao, un canto de resistencia que conserva sus dosis de idealismo y lucha.
Como la belleza de algunas flores, hay himnos que están destinados a no morir nunca. Es el caso de Bella Ciao, el canto partisano italiano que los grupos de la resistencia cantaban contra los fascistas durante la II Guerra Mundial.
Esta canción popular sin autor reconocido podía haberse quedado enterrada en la memoria colectiva, como tantas composiciones tradicionales que tuvieron un significado determinado en la historia de un colectivo, una comunidad o un país, pero no ha sido así.
Como por arte de magia, Bella Ciao ha cobrado nueva vida en 2018, mucho tiempo después de que fuera cantada por primera vez —según estudios históricos— allá por el siglo XIX por trabajadoras de los arrozales del Valle del Po, en el norte de Italia.
Tom Waits ha sido el último en rescatarla. Su voz cavernosa entona los versos en inglés de una canción que, como en las mejores fábulas, guarda las mismas dosis de idealismo y lucha.
A diferencia del tradicional aire de marcha guerrera y triunfal de la versión más conocida, su interpretación suena tierna y cruda, como en esas baladas noctámbulas tan suyas, perfectas para escucharse en lo profundo de una cantina abandonada en un bosque.
“Una mañana, me levanté / oh, adiós bella, adiós bella / una mañana, me levanté / y encontré al invasor”, reza el primer verso de Bella Ciao, cantado por Waits, que, cual partisano, parecía escondido en los montes tras dos años sin material nuevo.
El músico estadounidense ha aparecido para colaborar en Songs of Resistance 1948 – 2018, el nuevo disco del guitarrista Marc Ribot, mano derecha en las giras de Waits. Se trata de un álbum que incluye también colaboraciones de Steve Earle, Tift Merrit o Justin Vivian Bond cantando himnos de los derechos civiles o baladas de protesta mexicanas con el fin de desafiar las políticas de Donald Trump.