Como parte del Fondo de Apoyo a la Producción Periodística para la Acción Climática, se llevó a cabo la primera sesión de aprendizaje: impactos organizacionales y acciones comunitarias frente a la crisis climática. En esta oportunidad, Nohely Guzmán entrevistó a Yolanda Maza, lideresa del pueblo Moxeño Ignaciano. Ambas son parte de la colectiva Jasy Renyhê.
Acciones comunitarias frente a la crisis climática
Yolanda Maza es lideresa y monitora ambiental en San Miguel del Mátire, dentro del territorio TCO TIMI en San Ignacio de Moxos. Coordina con jóvenes para combatir incendios, monitorear el bosque y realizar mediciones que permiten sanear y recuperar territorios indígenas.
En la época de incendios, la comunidad se organiza para apagar el fuego y evitar su ingreso al bosque natural. Las acciones se basan en solicitudes de la dirigencia y análisis satelitales. Yolanda aclara que no solo se monitorea el fuego, sino todo lo que existe en el territorio.
También participa en la dirigencia de desarrollo productivo, verificando los efectos de las inundaciones y las pérdidas de cultivos de yuca, plátano, maíz y arroz. Nohely Guzmán destacó:
“En las ciudades no tienen claro lo que significa que se pierda el chaco. Literalmente se pierde la comida para todo un año. Eso genera otro tipo de dinámicas: uno tiene que salir del territorio y empezar a trabajar en el pueblo, en la ciudad”.
Recuperación y protección del territorio
Para recuperar el bosque, la comunidad reforesta con nuevas especies tras los incendios y protege los árboles existentes. Frente a las inundaciones, buscan territorios elevados para sembrar y recuperar semillas.
Yolanda menciona que las donaciones a su comunidad son limitadas y señala que, desde la perspectiva productiva, es necesario priorizar semillas y recursos para volver a cultivar, en lugar de víveres. También solicita apoyo en salud y medicamentos, ya que, aunque poseen medicina ancestral, enfrentan enfermedades que requieren otros tratamientos.
Otra acción implementada es el Sistema Agroforestal Sucesional, con apoyo del CEJIS. Yolanda explica que, aunque demanda más trabajo, es una solución a largo plazo:
“En este sistema, al no quemar, tampoco matamos a las especies que viven en el lugar, no contaminamos al medioambiente, evitamos enfermedades y mantenemos la humedad del suelo”.
El sistema requiere inversión, pero se recupera rápidamente. Yolanda resalta que, al implementarlo, su chaco no sufrió por la sequía. Además, destaca que no se utilizan químicos ni transgénicos, ofreciendo productos naturales y previniendo enfermedades.
Desafíos en el monitoreo y brechas de género
El trabajo de monitoreo ambiental enfrenta desafíos organizativos, técnicos y de género. Yolanda cuenta que su motivación fue conocer y defender su territorio, actividad que no le resultó difícil por su experiencia previa en el monte, cazando y pescando.
En un inicio, enfrentó resistencias por ser mujer:
“‘A este lugar que van a ir a caballo, solo van hombres’, dijeron. Yo me levanto, le digo a mi presidente y a mi comunidad: ‘Compañero, yo también sé montar caballos. Así que yo también quiero ir a recorrer’”.
El monitoreo implica elaborar mapas de recorrido e informes, con jornadas que se extienden hasta la madrugada. También requiere formación en el uso de GPS y computadoras, donde existen brechas.
“Yo no sabía manejar un celular, un GPS, todavía no sé muy bien manejar computadoras. Mis compañeros están haciendo un informe, ya están aprendiendo. Yo también quiero aprender, les digo: ‘No, no solo ustedes’”.
Riesgos en el territorio
Además de largas caminatas y exposición a mosquitos, el monitoreo supone riesgos por los conflictos de tierra. Yolanda recordó la Primera Gran Marcha Indígena por el Territorio y la Dignidad de los años 90. Según relata Yolanda, pese a las constantes demandas de los pueblos indígenas, los procesos de saneamiento de tierras avanzan lentamente.
Parte del trabajo es verificar tierras fiscales y compensaciones, tarea que genera tensiones con quienes deben ceder terrenos.
“Los terceros son personas que quieren nuestro territorio, porque es amplio, lo cuidamos. Algunos entran, tenemos que sacarlos. A veces nos quieren dar plata por ese pedazo. Al negarnos, nos ofrecen balas”.
Yolanda refutó la idea de que estas tierras no son utilizadas y que solo las actividades productivas (con deforestación y agronegocio) deben copar los territorios:
“(Decimos) usted, ‘señor’, está equivocado. Nosotros sí la utilizamos (la tierra). No necesitamos deforestar para tener tierra. Nosotros sabemos para qué la tenemos, por qué la tenemos y hasta donde la cuidamos”.
¿Cómo contar estas historias desde los territorios?
Se hizo énfasis en mirar más allá de hechos puntuales y comprender causas, contextos y consecuencias. Es necesario valorar detalles como recorridos, aprendizajes y el esfuerzo personal.
Estas historias deben narrarse desde la dignidad de los territorios, sin enfoques victimistas ni paternalistas. También se resaltó la importancia de preservar la seguridad de quienes defienden sus territorios, conversando con las comunidades sobre los riesgos que implica hacer públicas ciertas historias.
Nohely Guzmán destacó la importancia de respetar la autodeterminación de las protagonistas de la historia de no contar sus historias. O las decisiones comunitarias que decidan no hacer públicos ciertos procesos. Especialmente, considerando los poderes económicos, sociales y políticos a los que se enfrentan las y los defensores territoriales.