En la segunda de nuestras sesiones de aprendizaje del Fondo de Apoyo a la Producción Periodística para la Acción Climática, conversamos con Camila Parodi sobre las formas de narrar la crisis climática desde las voces locales. ¿Cómo acercamos nuestro periodismo de forma ética a los territorios? ¿Cómo hacemos un periodismo territorial?
Camila Parodi cuenta que su modo de hacer periodismo se enfoca desde el ecofeminismo, la corriente de pensamiento y activismo que aúna ecología y feminismos. El ecofeminismo, entonces, busca entender la relación entre la opresión tanto de los cuerpos como de los territorios, especialmente en los cuerpos de las mujeres y los grupos vulnerabilizados.
Poner la vida en el centro de nuestro periodismo
Uno de los temas más abordados en esta sesión fue la de poner la vida en el centro. Esto implica construir un periodismo y unas narrativas que se enfoquen en la vitalidad: la resistencia, las y los cuidadores de vida, las alternativas que encuentran los territorios o las acciones comunitarias.
«No solo contar el problema, visibilizar las experiencias que resuelven desde lo colectivo, lo comunitario y lo justo […] Contar con el territorio, no sobre él”
Poner la vida en el centro también implica cuidar a la comunidad y sus habitantes, a las y los defensores de la vida. Esos cuidados se muestran en la capacidad de escucha, en la comprensión del territorio más allá de lo material y en el respeto de los tiempos, de los modos organizativos y de las decisiones comunitarias.
“La defensa territorial implica exposición a amenazas, criminalización, estigmatización y violencia. (Hay que) proteger la identidad y la seguridad de quienes denuncian, especialmente si están en riesgo. Tenemos que pensar si estamos cuidando a esa persona, si tenemos su consentimiento, si está clara su decisión de ser comunicado de esa manera. Si al contarlo no le estoy exponiendo a una violencia mayor de la que sufre”.
El cuidado también consiste en sostener los vínculos con las fuentes. “Continuar el vínculo más allá de la noticia, como una práctica de cuidado y acompañamiento”, explica Camila, para evitar caer en otro tipo de extractivismo, el periodístico.
Contrarrestar narrativas
Construyamos un periodismo para narrar las alternativas a la crisis climática. Esta es una forma de dar esperanza y mostrar que otros futuros son posibles.
“En las narrativas hegemónicas sobre la crisis climática hay un intento de romper la posibilidad de imaginarnos otro mundo”. Es importante “darle la vuelta” a estas imposiciones y preguntarnos: ¿cómo quisiéramos que fuera esta realidad?
Sobre la idea de lo vital, Camila explica: “Contar desde la raíz, no solo desde la catástrofe. […] entender el territorio más allá de lo material, reconocer el territorio que no es solo un espacio físico: es memoria, es identidad, espiritualidad, vínculos, afectos. Se traman un montón de historias ahí, de violencias, de opresiones y de colonialidades”.
El periodismo territorial deberá encargarse, entonces, de entender los contextos de esos territorios, su historia, su contexto, sus heridas y sus resistencias.
“No es simplemente un mineral extraído en un cerro, sino todo lo que ha implicado ese cerro para quienes habitan esos territorios. Por ejemplo, nombrar el despojo, no solo la pérdida de tierra, sino la herida simbólica emocional colectiva […] podemos integrar esta dimensión más simbólica, esta herida simbólica, que nos lleva siempre a la herida colonial”.
Sobre esta herida, Camila Parodi insiste en ver cómo la modernidad repite las violencias sobre nuestros territorios y nuestros cuerpos, sobre todo de los más expuestos.
“Visibilizar la reapropiación del territorio también es una forma de sanar y desde el cuerpo, la palabra y el cuidado”.
Descolonizar el periodismo
“Si queremos que el periodismo sea descolonizador, necesitamos recuperar y respetar los saberes ancestrales, escuchar y amplificar voces indígenas y originarias, desconfiar del conocimiento que se impone como único”, enfatiza Parodi. Descolonizar el periodismo significa narrar desde la capacidad de lucha y resistencia de los territorios.
“Aunque la nota cuenta violencia de despojo, a nuestras protagonistas las mostramos vigorosas. Mostramos su experiencia, su trayectoria, cómo es ese territorio cuando no está amenazado. […] Que la foto de portada nos muestre organizadas, que muestre esa potencia”.
Hay que contrarrestar las narrativas amarillistas y visibilizar las interseccionalidades. “No es lo mismo una violencia acometida por razones de género, de territorio, de persecución y todas las que se pueden acumular. Es entender cómo esas intersecciones se cruzan también en nuestros cuerpos, en nuestras trayectorias y que no todos los cuerpos están valorados de la misma manera en este mundo que habitamos”.
También propone desconfiar de las narrativas periodísticas de la neutralidad y la objetividad.
Descolonizar es complementar los conocimientos, deconstruir los binarismos, conectar con las emociones y no solo con los datos. “Unir la ciencia con la emoción, generar un diálogo. Muchas veces nos vamos a los datos duros, que son necesarios, pero desconectamos un poquito con los afectos, con la emoción, con eso que nos transmitió una mirada, con lo más sutil del encuentro que tuvimos. Es importante que podamos conectarlo nosotros a la hora de hacer periodismo”.
Claves para un periodismo territorial
El periodismo territorial, como lo denomina Camila Parodi, implica entender la relación cuerpo-territorio. Para poder contar cualquiera de estas historias, hace falta pasar esa situación por el cuerpo, aunque esté alejada de mi realidad.
Camila define tres claves para este periodismo:
Primero el vínculo, luego la entrevista:
“La entrevista es algo que viene después de haber generado un vínculo, de evaluar si esa persona tiene la predisposición, la posibilidad y el contexto para ser entrevistada”.
Primero cuidar, después contar:
“Compartirle a la otra persona quién sos, ¿por qué estás ahí? Pedir consentimiento para contar su historia. Por un lado reconocerlas como actores sociales, como personas. Darle su tiempo, evaluar su disponibilidad, si tiene que trabajar, si puede hacer su momento para nosotros, si nos puede o no recibir en su casa”.
Primero escuchar, después preguntar:
“Respetar los tiempos, las emociones, los silencios del lugar. Lo que la etnografía me enseñó es a tener ejes, contenidos, pero ir a escuchar. El tema, lo importante, lo candente, va a salir en la charla, va a salir en los cuerpos, en las formas de poder expresar lo que tengan las personas sin que nosotros estemos todo el tiempo tratando de instalar un tema. No es lo mismo empezar a preguntarle a una persona desde hace cuánto vive ahí, qué tareas realiza, cómo las realiza, que ingresar directamente preguntándole cómo se opone, por qué se opone a la minera”.
Cómo delimitar una historia
Las historias de los territorios son amplias y las aristas de la crisis climática incontables. En ese contexto, es importante definir un eje, una perspectiva para contar esa historia.
“Una buena historia necesita un recorte, porque en una nota no vamos a poder abordar todo lo que implica la crisis climática. Hay unas preguntas que nos pueden servir: ¿quién cuida y quién destruye ese territorio? ¿qué está en disputa? ¿el agua, el monte, la salud, el trabajo? Elegir un eje no es limitar, es enfocar para narrar con más fuerza”
Camila propone ir desde lo territorial a lo global y viceversa. Esto permite entender los intereses globales y sus afectaciones locales. Como ejemplo, nombra el extractivismo del litio que usualmente es narrado desde los relatos verdes o la transición energética. Sin embargo, al comparar lo que sucede en los territorios y lo que sucede a nivel global, vemos que eso beneficia a los países del norte global, mientras que los territorios se quedan sin el mineral y sin el agua.
“Nosotras también elegimos priorizar contar esas historias que sostienen la vida comunitaria, esas narrativas vitales. Contar sobre cuidadoras, defensores de semillas, guardianes del agua, cuidar y seguir el vínculo con los territorios”.
Es importante analizar si nuestra historia reproduce o rompe estigmas. “Si estamos repitiendo la misma historia que ya cuentan los medios de comunicación masivos, no tendríamos ni que movernos, ni ir al territorio. Directamente les dejamos la batalla ganada”.
En ese sentido, es necesario romper con el amarillismo. Para comunicar las violencias, es necesario tener en cuenta los marcos normativos, el acuerdo de Escazú. “Muchas leyes ambientales no se cumplen, pero es importante tenerlas, citarlas en nuestros informes. Tenemos muchas cosas que nos amparan para poder decir que se está cometiendo una violación de derechos humanos”.
También apunta a que debemos señalar quiénes son los responsables. “Es muy importante que señalemos a quienes ejercen las violencias, no a las sobrevivientes, no a las personas violentadas, no a las víctimas de las historias”.
Elección y cuidado de nuestras fuentes
Luego de que escribamos nuestra nota, nuestras fuentes continúan su cotidianidad y sus luchas. Camila propone cuidar de esas fuentes, contactarlas de vez en cuando, apoyarlas.
También resalta que es necesario ir en contra de la práctica extractivista que ha construido el periodismo tradicional al guardar sus fuentes y tener “exclusividad”, porque queremos que las historias se difundan más allá de nuestra nota. Eso sí: con el conocimiento y consentimiento de la fuente.
Camila Parodi plantea algunas preguntas que tenemos que hacernos para no hacer un extractivismo simbólico:
“¿Esta historia que estoy contando empodera o vulnerabiliza a quien la protagoniza? ¿Qué lo empodera, qué muestra su potencia, qué demuestra toda la capacidad de resolución que tiene? ¿Estoy contando una historia que lo revictimiza, que vulnera sus derechos? ¿Esta nota lo coloca, nuevamente, en los márgenes en que los medios de comunicación y los libros los han relegado a él y a generaciones de su familia?”
Entonces, pensar el periodismo territorial implica combatir el egoísmo, la exclusividad de los contactos. “Queremos socializar, queremos tener redes, queremos coproducir historias, queremos que nuestra historia salga en distintos medios”.
Parodi resalta que la elección de fuentes, especialmente en el periodismo territorial, es política. “Hay una visión política de visibilizar esas otras miradas de mundo, de nuestras y nuestros compañeros, de la red que hemos tejido porque la cuidamos”. Además, explica que las fuentes oficiales no van a compartir las acciones que realizan en los territorios. Por eso, no solo elegimos a los personajes que cuentan el daño sufrido, sino que exponen las soluciones que la comunidad ha puesto en marcha.
“Es muy importante no romantizar la resistencia. En el sentido de que esas personas que están poniendo el cuerpo de manera cotidiana por una lucha, tienen también un desgaste emocional y necesitan estrategias de autocuidado, propuestas de acompañamiento colectivo. Posiblemente tendrían otras decisiones sobre su vida si no hubiera una amenaza concreta, por eso es importante no romantizar”.
Otros consejos para el periodismo territorial
- Para elegir las fuentes, podemos hablar con la gente del territorio. Siempre nos recomendarán a alguien que hace o sistematiza sobre nuestro tema desde hace tiempo.
- Reconocer que las y los adultos mayores tienen una construcción de una memoria distinta a la que estamos construyendo en estas generaciones.
- La interseccionalidad: según el eje de afectación elegido, hay que buscar fuentes relacionadas, tener voces distintas.
- Hacer mucha investigación, leer entrevistas anteriores, hacer preguntas que no se le han hecho a una fuente. Ir a encontrar al personaje con algo novedoso.
- “Tratar de que sean historias que pongan la vida en el centro y que sobre todo, que puedan ser historias de mujeres, que les ha costado posiblemente ocupar un lugar en otros medios”.
- En países como Bolivia, que no tiene datos de manera pública, nos sirve como respaldo el recurrir a datos de países vecinos o de la región.
- “Tenemos que estar atentas, atentos, hay toda una narrativa de la sustentabilidad, del greenwashing, de lo verde. Es un extractivismo que se disfraza”
- “Es fundamental señalar que este extractivismo moderno utiliza una retórica que promete empleo y desarrollo, pero en realidad perpetúa estructuras de opresión y exclusión”
- La inteligencia artificial puede servir para procesar datos. Desde Muy Waso recomendamos Notebook LM, una IA que procesa la información que nosotros le proporcionamos, información que sabemos que es confiable.
Sobre Camila Parodi
Es editora del portal Marcha y coordinadora de la agenda socioambiental de LatFem. Integra la Alianza por los Humedales y el Colectivo de Ecología Política del Sur. Es integrante de la Editorial Chirimbote y coautora de los libros «Manual de Periodismo Popular y Feminista», «Defensoras. La vida en el centro» y «La ruta del litio: Voces del agua». Camila será panelista en la sesión ¿Cómo narrar la crisis climática desde las experiencias territoriales en Latinoamérica y Bolivia?
