Paola Senseve es la más reciente ganadora del Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal 2019. Luego de varios reconocimientos y un par de títulos en su haber, la escritora logró consagrar su carrera con su tercer poemario ‘Codex Corpus’. Sobre este último proyecto, su proceso, las mujeres que la rodean y su militancia feminista conversamos a continuación.
María Gabriela Flores
Codex Corpus fue hecho para las mujeres más cercanas a Paola Senseve, aquellas que le atraviesan el cuerpo y la convierten en lo que es, aquellas que la constituyen casi a un nivel «celular».
«Este libro es para mi abuela, para mí mamá y para mi hermana», dijo conmovida durante el discurso con el que recibió el Yolanda Bedregal 2019. Pero este poemario no solo fue hecho para mujeres, sino que habla y reflexiona sobre ellas, sobre su experiencia e intimidad.
Senseve escribe sobre una muerte lenta y prolongada, dolorosa y difícil de asimilar: la de su propia abuela. En este escenario, reflexiona cómo la vejez apaga la vida, como la pérdida se hace cada vez más cotidiana y tangible en la vida de los familiares, y cómo se posesiona en nosotras el legado que dejan aquellas que nos anteceden, ese diálogo entre los códigos de aquellos cuerpos y los nuestros.
¿Qué referencia el poemario Codex Corpus?
En Codex Corpus hay poemitas que vengo trabajando alrededor de cuatro años, en los que intento asimilar la idea de la muerte de mi abuela, que fue una muerte que sucedía en nuestras vidas como un largo proceso diario. Se trata también de la genealogía precisa que se hereda de madre a hija, esa información celular que es básicamente cuerpo y creo que es en los cuerpos (especialmente de las mujeres) donde se construyen ciertos códigos afectivos, políticos, territoriales y de lenguaje que son fundacionales.
Por otro lado, el libro también tiene un poco de reflexión escritural porque nace de un tiempo considerable de silencio público en el que fui ensayando y dialogando con mi realidad más íntima. Fue un proceso largo, sin apuros y con mucha paciencia en los que también hubo intentos fallidos, reformulación y bastante edición.
¿Por qué Codex Corpus?
El título es una especie de homenaje al Codex Seraphinianus, un libro completamente encriptado, ilustrado y escrito en un alfabeto sin sentido, cuya poesía es de una pureza máxima.
¿Cómo recibió tu familia el poemario?
Creo que con mucha emotividad, porque la vida de todas giraba alrededor de mi abuela, de una u otra forma. Pero tal vez habría que esperar a que lo lean para saber a ciencia cierta qué piensan de esta suerte de conjuro contra olvido que he intentado.
¿Tu poemario indaga en aquello que comunmente se señala como «femenino»?
Eso dice el jurado que premió el libro, pero yo pienso que en realidad Codex Corpus cava en lo humano desde tres personajes (y uno posible) que son mujeres. Quizá lo rechazo porque tengo conflictos con «lo femenino», no sé qué es, o sí sé y quiero destruirlo.
¿Qué mujeres escritoras han influido en ti?
Desde que leo a mujeres con conciencia he descubierto un mundo de posibilidades, así que muchísimas escritoras forman parte de mi impronta. Sin duda podría nombrar a Clarice Lispector, Patti Smith, Hilda Mundy y tantas; pero creo que es más importante hablar de las más cercanas.
Desde que tengo memoria, Giovanna Rivero ha sido mi maestra (de la vida y la literatura), mucho tiempo sin ella imaginarlo y luego con paciencia y amor. Y por otro lado, la compañía, la rigurosidad y la poesía de Emma Villazón, siempre van a ser faros que me guían y exigen.
¿Consideras tu poemario como una obra «feminista»? ¿Usarías este apelativo?
Es probable que determinar eso solo le corresponda a las lectoras; por mi parte, pienso que yo soy feminista y eso atraviesa absolutamente todo, mi forma de ver y estar en el mundo, mis relaciones, mi desempeño profesional y más.