Creemos en un feminismo popular, plural y horizontal, sin vocerías oficiales ni «feministómetros». Entendemos el feminismo como una militancia compleja y siempre en construcción. Por eso, aún con el 8M por dentro, nos alegra leer a compañeras desde distintas latitudes y amplificar todas las voces posibles.
Con esa intención, a continuación, recompartimos una carta abierta, publicada por la colectiva boliviana Niñas Malcriadas, la noche del 8 de marzo de 2021 a través de su página oficial en Facebook.
Bienvenida compa,
Reconociste la cultura de la violación, el pacto patriarcal, la violencia sexualizada que se ejerce contra nuestras cuerpas. Ya estas enfrentando a tus familiares y, de seguro, cuestionando a tus amistades y revisando tus propias experiencias. A lo mejor fuiste a la marcha y conseguiste tus pañuelos.
De seguro que te hemos visto física o virtualmente exigiendo justicia por las mujeres que ya no están o por aquellas que siguen siendo violentadas todos los días. De seguro reconociste el camino feminista desde tus vivencias. No, no es fácil y, por eso, te damos la bienvenida a la lucha y te abrazamos en cada paso.
Sin embargo, nos parece importante resaltar que, como entramos al movimiento para encontrar respuestas, es muy fácil perdernos en los eslogans de tiendas o marcas como el «women CEO». Es bastante fácil pretender que porque ya estás usando consignas feministas o leyendo tus primeros libros ya no podrías estar reproduciendo estructuras patriarcales.
Hermana, lamentablemente estaríamos aliviando los síntomas cuando luchamos contra la violencia machista si no intentamos entender a fondo los sistemas de poder y desigualdad que consolidan al capitalismo patriarcal.
Está bien, todas hemos pasado por el proceso de comenzar a cuestionarlo todo, pero queremos acompañarte a reconocer las violencias desde la raíz para que dejemos de creer en palabras mal usadas para «empoderarnos», pues el empoderamiento es un concepto que ha sido vaciado de contenido para hacernos creer que lo único que deberíamos alcanzar es obtener las mismas oportunidades que los varones. Las mismas oportunidades de violentar, de invisibilizar y de oprimir; eso no es emancipación, eso no es feminismo.
Por eso, para nosotras, es necesario que entiendas lo sistemáticas y profundas que son las diferentes temáticas que, como feministas, nos deberían importar. La colonialidad, el imperialismo, el racismo y el clasismo; para reflexionar las desigualdades sistémicas de poder a nivel internacional, así como también para empatizar con las distintas opresiones sistemáticas que tienen que vivir las mujeres racializadas, precarizadas y subalternizadas en su día a día.
Es fundamental resaltar que nosotras también tuvimos nuestro camino de deconstrucción y de aprendizaje, y que este, realmente, nunca terminará. Antes habían cuestiones que cada una de nosotras no había considerado o reconocido y tenemos un camino por delante cargado de espacios de lucha, de disputa y de aprendizaje colectivo.
Porque sí, hermana, no estamos solas. Somos muchas más de las que alguna vez nos imaginamos. Somos nosotras, nuestras hermanas menores, nuestras vecinas, nuestras abuelas. Somos cada vez más.
El 8M simboliza mucho más que el «Día Internacional de la Mujer», ya que históricamente deviene de la matanza sistemática y violenta de obreras que protestaban por sus derechos laborales.
Hoy —aunque así no lo parezca— estamos viviendo tiempos extremadamente violentos para las mujeres trabajadoras; tanto las asalariadas como las no asalariadas; y aquellas que trabajan doble o triple jornada. Puesto que aún no se reconoce el trabajo reproductivo no remunerado como trabajo real, trabajo que, finalmente, hemos descubierto que sostiene al sistema capitalista y es el núcleo de la explotación de la mujer.
Hoy en día, no podemos hablar de equidad porque no es tan solo la brecha salarial la que nos oprime, sino también las pésimas condiciones de este sistema que oprime principalmente a aquellas mujeres que participan de las cadenas de trabajo de cuidados pobremente remunerados, precarizados, invisibilizados y no regulado; trabajo que suele recaer en las mujeres empobrecidas y mayoritariamente racializadas, muchas de ellas mano de obra migrante desde los países del Sur Global.
Mujeres migrantes que tuvieron que salir de emergencia dejando a sus familias e hijes atrás a causa de los ajustes estructurales que provocó la entrada del neoliberalismo en Latinoamérica y el cambio de paradigma hacia un desarrollismo que nos está matando a todxs; incluida la Naturaleza, lentamente.
Ni que hablar además de la condición de las mujeres trans, que de por si sufren una discriminación y una violencia sistemática implacable. Aquellas que terminan ejerciendo uno de los trabajos más precarizados y sujeto a violencias múltiples como es el trabajo sexual. Aquellas para las que tener una vivienda decente, atención médica, acceso a educación y redes de cuidado es un lujo y no un derecho.
Hermana, con esos ejemplos queremos llegar a la siguiente gran idea: El capitalismo nos quiere vender la idea de que el feminismo es una fiesta. Y hoy te queremos decir con amor, pero con firmeza, que no es solo ponerte una pañoleta, ir a una marcha y seguir ciertas páginas de Facebook para ya ser feminista.
Ser feminista es una lucha constante crítica y política, es una lucha en la que vas a necesitar ser drástica, tomar lados, cuestionar tus privilegios, incomodar, cuestionar y que puede costar amistades, vínculos afectivos y momentos amargos.
Por último, no queremos que te comas la idea de que la interseccionalidad yace solo en los discursos, en tener amigxs diversxs o pretender que porque haces o has hecho actos «caritativos» con las mujeres empobrecidas y racializadas ya estás siendo inclusiva. Porque no es así: la interseccionalidad es la tarea más compleja y política que se nos puede presentar como seres que han nacido y crecido en medio del entramado más misógino, racista y colonial que es a modernidad.
Es sobre todo de extrema importancia saber identificar las maneras en las que nosotras mismas muchas veces también hemos oprimido y/o seguimos oprimiendo mujeres.
La idea del feminismo es hacer que nuestras existencias se vuelvan feministas, politizar lo personal, hacer feministas a los espacios que habitamos. Militar haciendo lo que podemos, desaprendiendo, deconstruyendo y mirándonos hacia adentro de manera crítica para seguir avanzando en colectivo.
La idea del feminismo es tener lentes cada vez más críticos para entender que hay muchos sistemas de dominación que se entrelazan y que nadie, pero absolutamente nadie, está libre de comportamientos patriarcales, racistas y clasistas.
Con amor combativo y furioso,
Las Niñas Malcriadas.