La poeta chilena Elvira Hernández forma parte de una generación que hizo de la poesía no solo un lugar de experimentación literaria, sino que la transformó en un espacio de resistencia y denuncia. En medio de una Bolivia militarizada, Yerba Mala Cartonera presenta el sábado 18 en Santa Cruz uno de sus poemarios. Lecturas necesarias, lecturas urgentes.
Lucía Carvalho
Waria es el nombre mapuche de la ciudad de Santiago de Chile. «Santiago Waria» de Elvira Hernández es un poema que da nombre a un poemario que registra la búsqueda de una identidad transformada. Publicado por primera vez en 1992, Santiago Waria revisa un Chile postdictadura y a pesar de que me separan 28 años, y países distintos, he encontrado en este poema formas de leer la crisis política y social boliviana actual.
Elvira nos introduce al viaje por esta ciudad, en un entorno extraño, como turistas en nuestro propio poblado. Esa mirada de extrañeza es la que nos queda después de una crisis, después de no reconocer al otro, unos se esconden por años y otros empiezan a hacerlo. El primer verso del poema dice «En la Era del Acuario…»: después de una crisis tan dura podríamos creer que viene un despertar de conciencia, podríamos creer que vemos con claridad.
Pasamos por calles que fueron testigos de actos violentos, ¿pueden esas calles ser vistas de la misma manera? ¿Pueden esas calles volver a ser solo calles o serán por siempre el registro del dolor? Seguimos avanzando por esta ciudad extraña, este campo de batalla: del cielo caen mugres. Estamos sin estar en estos lugares que nos recuerdan que hemos cambiado y que hay personas que nos faltan: «Tú te pones los zapatos del muerto/compramos mercadería y flores».
Podemos encontrar el miedo y la violencia impregnadas en las paredes y en la piel. Podemos ver cómo estos restos construyen otro país: «Tantas calles que no conducen a parte alguna/cuando no se ama».
En «Santiago Rabia», un poema publicado por primera vez como anexo a Santiago Waria en 2016 y reeditado por Yerba Mala Cartonera como Santiago Waria Santiago Rabia, Elvira reconoce lo duro de mirar atrás y la imposibilidad de mirar al futuro, este dilema permanece durante todo el texto. Asimismo, el impedimento de expresar y el silencio como una forma de resistencia.
La incertidumbre es y será inevitable, pero nos queda la esperanza de resistir desde la voz po-ética. La esperanza rabiosa que nos empuja a resistir y luchar desde nuestro lugar, en este caso, la poesía.
También hay que arar el cielo
Ir más allá del Gran Pantano
ritos de sangre gotean en las veredas
hígados apuñalados malares hundidos
la turquesa de la córnea
tú te pones los zapatos del muerto
compramos mercadería y flores
el video-cassette va con nosotros
tenemos su vida porno en la pantalla
la pantalla eterna