La Academia norteamericana publicó la lista de los cuatro futuros cineastas que serán premiados con el Oscar de honor en los Governors Awards del próximo 27 de octubre. El director de la legendaria Twin Peaks está incluido.
“Estos Governors Awards otorgados por la Academia reconocen cada año a personas con toda una vida de logros artísticos y contribuciones sobresalientes a nuestra industria y fuera de ella”, señala el presidente de la Academia, John Bailey, en el comunicado en el que se anuncia que los agraciados serán David Lynch, Geena Davis, Wes Studi y Lina Wertmüller.
Lynch, cineasta, artista plástico, meditador diario, fumador apasionado y soñador de nuestros sueños, empezó su carrera en el mundo del largometraje con una obsesión de juventud llamada ‘Cabeza borradora’ en 1977. Su talento como guionista, director, montador y técnico de sonido quedó patente incluso en esa perturbadora obra de garaje cinematográfico.
La industria se lo recompensó con la oportunidad de encargarse de ‘El hombre elefante’, título que acabó optando a ocho estatuillas, incluidas las de mejor director y guion adaptado. El tropiezo con la pantagruélica ‘Dune’ fue todo un golpe de suerte para la humanidad que, desde aquel momento, disfrutaría de nuevo del Lynch personal, surrealista, imposible y magnífico que hace del mundo un lugar mejor.
‘Terciopelo azul’ (1986) y ‘Mulholland Drive’ (2001) volvieron a convertir al cineasta en realizador nominado y, por algún motivo, ‘Carretera perdida’ (1997) no. Poco importaba ya para los acólitos del responsable de obras vibrantes y vapuleadas como ‘Corazón salvaje’ (1990), pausadas y no tan mal vistas como ‘Una historia verdadera’ (1999) o cocorrotas como ‘Inland Empire’ (2006), el sueño se había hecho artista.
Hace dos años, recibió una larga y emocionante ovación en Cannes tras la proyección de los primeros capítulos de ‘Twin Peaks: The Return’ (2017), continuación de ‘Twin Peaks’ (1990) y ‘Twin Peaks: Fuego camina conmigo’ (1992). Puede que con algo de retraso, pero al fin su obra magna parece irse acomodando en el pedestal que merece.