Casi 30 aƱos despuĆ©s de la creaciĆ³n de las primeras ligas de mujeres en Cochabamba y Santa Cruz, la brecha de gĆ©nero en el fĆŗtbol sigue intacta.
Pese a los obstĆ”culos el nĆŗmero de futbolistas bolivianas crece de manera incontenible. Actualmente hay mĆ”s de 200 jugadoras registradas oficialmente.Ā
Olga lleva puestas sus chuteras desde que despierta hasta antes de irse dormir. LogrĆ³ hacer de ellas parte de su uniforme de trabajo e indumentaria estudiantil. Olga es de las poquĆsimas mujeres bolivianas que puede dedicarse al fĆŗtbol a tiempo completo.
No fue fĆ”cil llegar a este punto. Gritos, insultos, burlas, malas condiciones de entrenamiento y juego, son una carga discriminatoria que las futbolistas bolivianas sufren a diario. Ellas tienen la esperanza de que el fĆŗtbol de mujeres se profesionalice en el paĆs.
Sin embargo, a pesar de la brecha de gĆ©nero que enfrentan, el nĆŗmero de mujeres futbolistas bolivianas crece irrefrenablemente cada aƱo.
Las bolivianas aman el fĆŗtbol. Por eso fintan y gambetean los obstĆ”culos machistas que sufren. Las mujeres futbolistas bolivianas juegan desde la clandestinidad, sin salarios y dividiendo su rutina entre estudios y trabajos. necesitan trabajar para sostener a sus familias y a ellas mismas.
Cuando la situaciĆ³n econĆ³mica se hace inviable, solo les queda Ā«colgar los cachosĀ«.
El talento de las futbolistas yungueƱas
Olga Mariscal es yungueƱa y tiene 24 aƱos. Es entrenadora de fĆŗtbol por las maƱanas. Desde este oficio puede transmitir su pasiĆ³n a mujeres, hombres, niƱas y niƱos de las comunidades de Palos Blancos, en Los Yungas de La Paz, y en Licoma Pampa, de la provincia Inquisivi.
Ella es delantera en la primera divisiĆ³n del Club Always Ready de la ciudad de El Alto. Entrena en el Complejo Deportivo SatĆ©lite todas las tardes, junto a decenas de sus compaƱeras con quienes comparte el mismo sueƱo de jugar en un estadio y llenar tribunas.
Por las noches, Olga estudia en el Instituto TĆ©cnico Nacional de Entrenadores de FĆŗtbol Bolivia (INEF) para ejercer como DT profesional en un futuro.
Ā«Me fui a Palos Blancos a entrenar niƱos toda la cuarentena. AllĆ” tienen todo el apoyo de sus papĆ”s. Como son chiquitos ellos quieren venirse (a entrenar) a La Paz, pero no pueden por el costo, la mayorĆa no tienen casa, estabilidad…Ā», explica Olga.
Para Olga, Ā«establecerseĀ» en el Ć”mbito futbolĆstico es urgente. Ella considera que Ā«ya estĆ” en edadĀ» de estabilizarse, mĆ”s aĆŗn considerando las exigencias fĆsicas del fĆŗtbol profesional.
Del otro lado de la cancha, estĆ” Pamela BalliviĆ”n, procedente de Coripata, en Los Yungas de La Paz. Tiene una rutina similar a la de Olga y Ā«su casaĀ» futbolera es el Club BolĆvar.
A sus 23 aƱos, aguarda que Bolivia pueda tener una liga profesional de fĆŗtbol de mujeres. Entretanto, se especializa para ser Ā«una buena DTĀ» y participa de distintos torneos. Juega cada vez con mĆ”s garra, dice.
Ā«Mi meta es llegar a la SelecciĆ³n, marcar goles, gritar los goles. Quiero salir campeona en este clubĀ», remarca.
Ataques machistas contra las futbolistas bolivianas
Olga, Pamela y cientos de mujeres futbolistas bolivianas sufren discriminaciĆ³n de gĆ©nero de formas verbales y en redes sociales. Pero la mayor discriminaciĆ³n se siente en el Ć”mbito econĆ³mico.
El desinterĆ©s y la falta de inversiĆ³n se reflejan, entre otras cosas, en la dotaciĆ³n de uniformes usados y confeccionados para hombres. O el hacinamiento en alojamientos durante encuentros o torneos relĆ”mpago. TambiĆ©n estĆ”n el mal manejo nutricional y mĆ©dico.
AdemĆ”s de la violencia de gĆ©nero y econĆ³mica, algunas tambiĆ©n sufren discriminaciĆ³n racial y clasista. Ya sea por su color de piel o lugar de origen. Esa es, por ejemplo, la experiencia de Pamela BalliviĆ”n.
Ā«Siempre estĆ”n las ‘bromas’ fundadas en falsas creencias que se tiene acerca de las futbolistas: que son masculinas, que son sucias, que se creen hombres. Son comentarios que realmente no son bromas, solo son agresiones que la gente minimizaĀ», cuenta tambiĆ©n Flavia Morales. Ella es exguardameta del Club Real Tomayapo de Tarija.
El reto de no normalizar las injusticias y la violencia
El proceso de formaciĆ³n de las Ć”rbitras es relativamente econĆ³mico y se preparan a la par de los varones. Toman las mismas pruebas y exĆ”menes fĆsicos que ellos. Ascender de categorĆa en la carrera arbitral, ademĆ”s, no tiene un costo.
Sin embargo, uno de los requisitos para ascender al punto mĆ”ximo, Ā«Ć”rbitra FIFAĀ», es ser juez de partidos de varones. Aspecto que no suele agradar mucho a algunos jugadores que se sorprenden y hacen comentarios machistas cuando ven a jueces de partido mujeres ingresar a la cancha.
Ā«Marimacho, a la cocinaĀ», se escucha en medio de los regates
āMarimachoā y āa la cocinaā, expresiones altamente ofensivas y patriarcales, son dos de las frases que las jugadoras escuchan casi todos los dĆas. Las oyen en sus colegios, universidades y en el campo de juego. TambiĆ©n durante sus entrenamientos y los partidos contra equipos rivales.
Varias de ellas aseguran que, actualmente, las hinchadas de otros equipos y las redes sociales se convirtieron en la mayor fuente de insultos discriminatorios. En muchos casos estas agresiones llegan a afectar la autoestima y el desempeƱo de las futbolistas bolivianas.
Ā«Lastimosamente he tenido que vivir comentarios por parte del pĆŗblico. He recibido mensajes de acoso en Facebook e Instagram por parte de seƱores que siguen el fĆŗtbol femenino en BoliviaĀ», lamenta Luana San Miguel. Ella es exdelantera del Club Jorge Wilstermann de Cochabamba y de la SelecciĆ³n.
Luana actualmente juega en el NOC Tonkawa Soccer de Estados Unidos.
https://twitter.com/Nocmavssoccer/status/1507517645091975173
Las futbolistas mƔs experimentadas aseguran que las adversidades, como la violencia de gƩnero o las malas condiciones de entrenamiento y juego, las han hecho fuertes. Pero reconocen que estas actitudes deben normalizarse. Sin importar de donde provengan.
La ley 348 para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia establece como violencia simbĆ³lica o encubierta a Ā«los mensajes, valores, sĆmbolos, Ćconos, signos e imposiciones sociales, econĆ³micas, polĆticas, culturales y de creencias religiosas que transmiten, reproducen y consolidan relaciones de dominaciĆ³n, exclusiĆ³n, desigualdad y discriminaciĆ³n, naturalizando la subordinaciĆ³n de las mujeresĀ».
Si bien no es un delito, sĆ constituye una infracciĆ³n.
Uniformes usados y de varĆ³n: la precariedad para las futbolistas bolivianas
La dotaciĆ³n de uniformes confeccionados para hombres a las jugadoras, quizĆ” no sea novedad. Sin embargo, muchas manifiestan su vergĆ¼enza al verse obligadas a vestir uniformes que ya fueron usadas por ellos antes. AdemĆ”s, se trata de ropa en mal estado, rota e incluso con olor a sudor.
Ā«Nos dan uniformes usados de los hombres. Hasta ahora no me ha tocado la SelecciĆ³n en la que nos den uniformes de mujer a estrenar o, aunque sean usados, pero de mujer. Siempre nos ha tocado uniformes de hombres. Siempre estĆ” el (aviso de) ‘tienen que cuidarlos porque son de los chicos’ o ‘tienen que devolverlos porque son de los chicos'Ā», seƱala Flavia Morales.
En los Ćŗltimos aƱos, muchos clubes mejoraron las condiciones de dotaciĆ³n de material para las jugadoras. El problema parece hacerse mĆ”s evidente cuando son convocadas para torneos nacionales y la responsabilidad recae sobre autoridades de la FederaciĆ³n Boliviana de FĆŗtbol (FBF) y el Viceministerio de Deportes.
MarĆa Fernanda Reichl, actual arquera del Club Wilstermann, denuncia que, anteriormente, junto con sus compaƱeras, pasĆ³ por varias situaciones precarias (como el hacinamiento y malas condiciones de higiene). Esto les sucediĆ³ en distintos torneos.
Ā«Fuimos toda la delegaciĆ³n de Cochabamba y nos alojamos en un colegio. Era increĆble porque estĆ”bamos en un curso y tenĆamos colchones en los que dormĆamos en el piso, uno al lado del otro. Las chuteras en la pared y todas lado al lado. Las condiciones para la higiene, el baƱo… dos o tres duchas para un equipo de 22 o 20 jugadorasĀ», relata.
Maria Fernanda tambiĆ©n recuerda otra concentraciĆ³n en la ciudad de Oruro. AllĆ tuvieron que dormir debajo de las graderĆas de un complejo deportivo.
Tanto Flavia Morales como MarĆa Fernanda Reichl hacen una cotizaciĆ³n aproximada de las cantidades de dinero que suelen gastar cuando necesitan nueva indumentaria futbolera. Ambas juegan en el arco y hay elementos especĆficos que elevan los costos en sus presupuestos.
Solo un par de medias tiene un precio de 40 bolivianos, canilleras 90, zapatillas 230, conjunto deportivo 120, par de guantes 300, calza deportiva (para usar dentro del corto) 120 y vendajes 50. Todos los elementos suman fĆ”cilmente casi mil bolivianos, considerando que los montos corresponden a marcas de mediana duraciĆ³n.
El presupuesto mencionado deja de lado los costos de fisioterapia en caso de lesiones. Estos tratamientos tienen un precio mĆnimo de 50 bolivianos. A veces cada jugadora puede necesitar al menos 10 sesiones. Otros estudios complementarios, como radiografĆas con resonancia, en casos extremos, tienen precios de hasta 2,500 bolivianos.
Los prejuicios y la brecha de gƩnero que manchan la pelota
Damiana Zambrana, exjugadora y exentrenadora de fĆŗtbol, fue parte de los primeros clubes de mujeres de primera divisiĆ³n en Santa Cruz y Cochabamba. Estos equipos debutaron hace 25 aƱos, entre los aƱos 1997 y 1998.
Damiana dedicĆ³ gran parte de su vida al fĆŗtbol y relata sucesos similares a los que sufren las futbolistas bolivianas actuales. Es decir, casi 30 aƱos despuĆ©s, la brecha de gĆ©nero en este deporte estĆ” casi intacta.
Ā«En (algunos) torneos no habĆa alojamiento, siempre nos tenĆan en un complejo como el de Santa Rosita de Santa Cruz, donde las camas (eran) unidas y tienen que entrar las 22 jugadoras que llevamos. Los del cuerpo tĆ©cnico dormĆan afuera, donde era un gimnasio y en los colchones. Es una verdadera penaĀ», relata.
Asimismo, Damiana replica las mismas quejas acerca de la dotaciĆ³n de uniformes, usados y en tallas Ā«extremadamente grandesĀ».
Cuando algĆŗn club, generalmente mĆ”s pequeƱo, no cuenta con su propio complejo y las dirigencias Ā«no abastecenĀ», son las mismas jugadoras las que deben pagar el alquiler de canchas y el arbitraje.
En el caso de las canchas auxiliares del estadio FƩlix Capriles de Cochabamba, por ejemplo, algunos encargados suelen abrir las puertas mucho mƔs tarde que la hora fijada para los partidos. AdemƔs, se niegan a extender el horario de alquiler para las jugadoras, obligƔndolas a reducir el tiempo de juego.
Sucede lo mismo con muchos Ɣrbitros que llegan tarde a los encuentros, pero cobran igual.
Torneos demasiado cortos y agotadores
AdemĆ”s de los torneos organizados segĆŗn divisiones, como la sub 17 o sub 20, uno de los mĆ”s esperados es la Copa SimĆ³n BolĆvar femenina que se realiza una vez al aƱo con sedes variables.
Hasta 2021, para las mujeres este torneo duraba solo seis dĆas, para los hombres varios meses. No deja tiempo para su recuperaciĆ³n fĆsica.
De este torneo participa solo un equipo por departamento y la ciudad anfitriona puede inscribir dos, para sumar 10 competidores.
El equipo campeĆ³n de la Copa SimĆ³n BolĆvar, tiene tan solo dos semanas para volver a prepararse y participar de la Copa Libertadores de AmĆ©rica femenina en el exterior.
Varios entrenadores lamentan la corta duraciĆ³n de los torneos, que no permite sacar el verdadero potencial de las jugadoras. Explican que la forma correcta de preparar a un campeĆ³n y campeona del fĆŗtbol se trabaja al menos desde los 15 aƱos, con arduo trabajo y continuidad en entrenamientos.
Las promesas para las futbolistas bolivianas
En marzo se realizĆ³ el Primer Encuentro por el FĆŗtbol Femenino. En Ć©l participaron representantes departamentales, Ć”rbitras ABAF, entrenadoras, futbolistas bolivianas y CĆrculo de Periodistas Deportivos. Algunas de las conclusiones y proyectos mencionadas luego del evento estĆ”n orientadas a fomentar la permanencia de jugadoras en el fĆŗtbol.
Entre las principales iniciativas destacan el elaborar y gestionar proyectos especĆficos que impulsen el desarrollo del fĆŗtbol de mujeres en Bolivia. AdemĆ”s, las asistentes propusieron capacitaciones especĆficas para entrenadoras, preparadoras fĆsicas, Ć”rbitras, dirigentes y futbolistas bolivianas
TambiĆ©n se hablĆ³ de tramitar permisos de trabajo y estudio para las deportistas, juezas y entrenadoras convocadas para competencias internacionales.
Asimismo, se prevĆ© el apoyo durante la preparaciĆ³n, concentraciĆ³n y competiciones nacionales e internacionales. Con ese fin se espera contar con infraestructuras deportivas del Viceministerio de Deportes. Tanto como la cobertura de pasajes a futbolistas bolivianas que tengan la posibilidad de probarse y ser parte de equipos femeniles del exterior.
Las alternativas que buscan las futbolistas bolivianas
En su bĆŗsqueda por visibilizar su talento y generar recursos para sostenerse, las jugadoras tienen dos alternativas. La primera opciĆ³n es probarse con equipos del exterior para fichar y cumplir sus sueƱos fuera del paĆs.
La segunda opciĆ³n es dejar los clubes para jugar en OTB, barrios y en torneos de zonas rurales. En estas competencias reciben pagos de hasta 300 y 500 bolivianos por partido.
Durante la investigaciĆ³n se solicitĆ³ una entrevista, presencial y virtual, con la viceministra de Deportes Cielo Veizaga, desde el 21 de marzo por casi un mes. La misma fue negada bajo el argumento de falta de tiempo. De la misma forma, el presidente de la FederaciĆ³n Boliviana de FĆŗtbol, Fernando Costa, esquivĆ³ la solicitud.