El 21 de febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna y hay mucho que repensar al respecto. ¿Eres de las personas que entiende quechua, pero no lo hablas? ¿Podrías mencionar cinco nombres de lenguas indígenas que existen en Bolivia, además del aymara, quechua y guaraní? ¿No? ¡Necesitamos leer esta nota, chiques!
La historia de la opresión contra los indígenas y sus lenguas en Bolivia no es una novedad, recordemos que incluso antes (no hace mucho, por cierto), se prohibía hablar en lenguas indígenas a las personas que las usaban. Incluso nuestros propios abuelos no querían hablarnos en quechua por miedo a que esa lengua “nos perjudique” o porque “era innecesaria”.
No es una casualidad, por ejemplo, que tus abuelos hablen muy bien en quechua, que tus padres entiendan o hablen un poco y que tú entiendas, pero no hables, o, prácticamente, no sepas nada.
Derecho a la información
Se dice que actualmente vivimos en la “sociedad de la información”, pero qué pasa cuando esa información no está en tu lengua y no puedes entenderla a cabalidad. El derecho a la información es fundamental para el ejercicio de otros derechos que van a la par junto con el acceso a la participación, a la justicia y la igualdad.
Si bien la pandemia del coronavirus afectó a toda la población en todos los niveles, los pueblos indígenas fueron (una vez más) la población más vulnerable durante la pandemia del COVID-19. No solamente tuvieron dificultades con el acceso a un centro hospitalario para recibir atención médica o con el acceso a la educación virtual, sino que también se vieron limitados frente al acceso de información sobre la actualidad y avance el COVID-19 en territorio boliviano.
Durante la cuarentena estricta que se desarrolló en Bolivia, hubo pronunciamientos del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS) y la Central Ayorea Nativa del Oriente Boliviano (CANOB), que alertaron y se manifestaron frente a un sistema de información y salud ineficiente, denunciaron el abandono del Estado.
De acuerdo con el artículo cinco de la Constitución Política del Estado (CPE):
“Son idiomas oficiales del Estado el castellano y todos los idiomas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, que son el aymara, araona, baure, bésiro, canichana, cavineño, cayubaba, chácobo, chimán, ese ejja, guaraní, guarasu’we, guarayu, itonama, leco, machajuyai-kallawaya, machineri, maropa, mojeño-trinitario, mojeño-ignaciano, moré, mosetén, movima, pacawara, puquina, quechua, sirionó, tacana, tapiete, toromona, uru-chipaya, weenhayek, yaminawa, yuki, yuracaré y zamuco”.
Pese a que los hablantes y sus lenguas indígenas son incluidos en documentos oficiales como la CPE, en la vida real y en la práctica aún se mantienen excluidos.
Este hecho, se puede constatar durante la pandemia mundial del coronavirus, cuando los pueblos indígenas precisan del apoyo del Gobierno central para gestionar la urgente difusión de campañas de comunicación y sensibilización en lenguas indígenas, con información de la pandemia, las causas y las formas de prevención.
Bolivia sigue siendo un país con una población mayoritariamente indígena, que ahora vive también en las áreas urbanas, por lo cual sería ideal que la información de prevención contra el COVID-19 también se socialice de manera masiva en lenguas indígenas, tanto en el área rural, como en el área urbano.
Iniciativas ciudadanas
Algo rescatable de toda esta situación es que hubo iniciativas de parte de ciudadanos, instituciones y organizaciones que crearon videos, afiches y otros materiales de información y prevención contra el coronavirus en lenguas indígenas como el quechua.
Tal es el caso de Cristian Choque Dúran, un estudiante de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca. Nacido en la región de Mojocoya, Cristian realizó un video donde concienciaba a la población sobre el coronavirus en quechua.
Durante una entrevista él menciona que se animó a hacer este video porque vio que había una urgente necesidad de tener información en quechua, porque en la provincia donde vive su familia, varias personas, entre ellas varios quechua hablantes o bilingües, no creían en la existencia de este virus.
Lenguaje e imágenes
Por otro lado, tenemos testimonios como los de Julia Román, encargada del área de difusión, comunicación e investigación del Centro de Comunicación y Desarrollo Andino (CENDA) quien me compartió un poco acerca del proceso de la realización de los afiches de prevención contra el COVID-19 en quechua.
Durante la entrevista, ella menciona que esta producción de afiches no fue fácil ya que se debe contar con toda una planificación cuidadosa, siempre tomando en cuenta la importancia de las imágenes e ilustraciones que acompañan al texto.
“En la parte de la ilustración tuvimos dificultades con una compañera que usó dibujos del internet, con personajes citadinos en la vestimenta, personas profesionales, obreros… «. Julia considera que si se trabaja en afiches informativos en quechua, la parte gráfica debe estar en sintonía con el contexto de las comunidades.
Por último, también tenemos la experiencia de de Marianna Dotzauer, quien es parte de El taburete- diseño gráfico, edición e ilustración, quien, junto a su compañera de trabajo, Ada Esquirol, crearon afiches de prevención contra el COVID-19 en quechua.
Inicialmente sus afiches fueron creados específicamente para la comunidad de Pihusi, lugar donde vive Marianna. Sin embargo, luego sacaron otra versión de los afiches para que estos pueda ser difundidos en cualquier otra comunidad quechua hablante.
Marianna comenta:
“Tenemos que entender que no se trata de que las personas que hablan quechua, por ejemplo, tengan que aprender a leer y escribir en castellano, sino más bien que nosotros también, viviendo acá como bolivianos, tenemos que aprender el quechua y ojalá pudiéramos aymara también y otras lenguas que son riquezas culturales.”
El tema es muy amplio y nos queda mucho por reflexionar en torno a la situación de las lenguas indígenas en Bolivia. La carencia de información, de recursos y en muchos casos el abandono del Estado, muestran la alta vulnerabilidad de los pueblos indígenas y sus lenguas en Bolivia.
La familia
Doña Rosa Vargas se dedica a la producción de papa, cebolla y lechuga en la zona de Palca y tiene como lengua materna al quechua. A ella le preocupa el quiebre de la transmisión intergeneracional del quechua en la familia. En su caso, sus nietitos no hablan ni entienden quechua porque sus hijos no usan esta lengua en casa. Esto la hace sentirse muy apenada.
“Cuando yo voy a la Cancha veo siempre a esas personas que andan con su parlante vendiendo CD para aprender inglés. A mí me gustaría también ver a personas con sus parlantes vendiendo CD para aprender quechua o aymara“, reclama Doña Rosa.
Antes yo también era de las personas que solo entendía quechua, pero no hablaba. Tras un largo proceso de reflexión y reaprendizaje del quechua, le dí a esta lengua el valor que realmente se merece en mi vida.
Mis abuelos, mamá y papá hablan quechua. Cuando ellos no estén, esta lengua se quedará conmigo y con ella, un pedacito de mi familia y mi historia. Al igual que muchos bolivianas y bolivianos, la historia de mi familia está escrita en castellano, pero también en una lengua indígena.