Bolivia tiene un déficit de $us 13 millones anuales para conservar su biodiversidad. Pese a ello, no presentó la actualización de su Estrategia y Plan de Acción Nacional sobre Biodiversidad (NBSAP). Lideresas indígenas señalan que el discurso gubernamental de defensa de la Madre Tierra queda vacío frente a la expansión minera y la deforestación.
En la COP16, Bolivia centró su discurso en la defensa de la Madre Tierra y la «inclusión» de los pueblos indígenas. Ambas agendas son los fundamentos de su Política Plurinacional para la Biodiversidad (2019-2030).
Diego Pacheco, representante de la delegación boliviana, aseguró el compromiso del país con el «Vivir bien» y con la búsqueda de alternativas al modelo de desarrollo occidental.
«Los Códigos del Vivir Bien rescatan la sabiduría profunda de las culturas ancestrales y pueden proyectar soluciones a las crisis actuales, generadas por el paradigma civilizatorio occidental», señaló.
Pero el mensaje oficial de Bolivia no concuerda con lo que las y los indígenas viven en sus territorios. Wilma Mendoza asiste a estas cumbres sabiendo lo que le depara la función: discursos solemnes, compromisos brillantes y, al final, el olvido.
«Son discursos muy románticos, pero que no se reflejan en los territorios. Vemos mayor deforestación, incendios incontrolables y un avance sin precedentes de las concesiones mineras», dice Mendoza.
Mendoza también se refirió a los obstáculos logísticos y administrativos que enfrentan las organizaciones indígenas para acceder a fondos internacionales. Explicó que «no hay un mecanismo desde el Estado que permita que esos recursos lleguen directamente a las comunidades».
«Actualmente, no existen garantías para acceder a fondos (…) solo cuando haya suficientes fondos disponibles se podrá acceder a ellos. Se requiere discutir las condiciones legales y burocráticas para su acceso, lo que seguramente será abordado en la COP17», agregó Mendoza.
La ausencia de un plan de acción actualizado revela una brecha entre la política exterior ambiental del país y la realidad.
Según Mendoza, los compromisos oficiales sobre la «deforestación cero» y la «protección de la biodiversidad» contrastan con la expansión de concesiones mineras y la devastación ambiental en Bolivia.
“Los líderes y lideresas indígenas que estuvimos en Cali para alzar nuestra voz no sabemos qué pasará cuando volvamos a nuestros territorios”, comenta Juan Bay, presidente de la Nacionalidad Waorani del Ecuador.
“Venir a decir ‘ya no más petróleo’ puede costarnos la vida. Mientras tanto, algunos países intentan suavizar el lenguaje de derechos humanos y evitan referencias a los combustibles fósiles. La protección de la selva no es responsabilidad exclusiva de los indígenas: es una tarea global”, agregó Bay.
Tareas pendientes
Bolivia no presentó su Estrategia y Plan de Acción Nacional sobre Biodiversidad (NBSAP) en la COP16. Este documento es clave para cumplir con el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MMKM).
Omar Osco, director de Biodiversidad y Áreas Protegidas, aseguró que el plan está en proceso de finalización. Agregó que la versión oficial se presentará a finales de noviembre y que está a la espera de la resolución ministerial.
La falta de este documento generó incertidumbre respecto a la posición de Bolivia sobre la conservación y protección de su biodiversidad. Lo que sí se presentó, según Osco, son los objetivos nacionales de biodiversidad, con medidas y acciones para cumplir los 23 objetivos del MMKM.
El tema de financiamiento fue discutido en la COP16 y presentado como un gran desafío. Se planteó la creación de un nuevo fondo y la movilización de recursos financieros, pero la falta de quórum el último día generó la suspensión de la conferencia, cuando se discutía este tema.
Osco explicó que “los países desarrollados no querían asumir las responsabilidades asumidas en Canadá”, aludiendo a los acuerdos de la COP15 de Montreal.
Las propuestas de Bolivia
Sin avances en materia de financiamiento, Bolivia y otros países del Sur Global enfrentan un gran desafío para implementar acciones a favor de la biodiversidad. En respuesta a esta situación, Osco destacó que Bolivia presentó en la cumbre un «programa de permanencia financiera» que busca movilizar recursos para la conservación a través de acuerdos con cooperantes y organizaciones de biodiversidad.
Este programa, ya firmado con algunos socios estratégicos, pretende cerrar la brecha de financiamiento estimada en 13 millones de dólares anuales que requiere el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) para la gestión efectiva de las áreas protegidas de Bolivia.
La meta, según Osco, es “que el fondo permita generar mecanismos internos de auto-sostenibilidad para las áreas protegidas y que no dependa exclusivamente de la cooperación externa”.
Osco destacó la propuesta de Bolivia sobre la Economía de la Madre Tierra como un mecanismo de financiamiento para integrar a las comunidades en áreas de biodiversidad y la lucha contra el tráfico de vida silvestre. Ambos temas pendientes para la próxima COP17.
Avances y desafíos
Luego de 12 días de negociaciones, la COP16 de Biodiversidad avanzó con acuerdos clave. Uno de ellos es la creación del “Fondo Cali” cuyo fin es que las empresas que usan secuencias digitales de recursos genéticos aporten parte de sus ganancias a países en desarrollo. El acuerdo — de carácter voluntario— establece que el 50% de recaudaciones deberá destinarse a pueblos indígenas y comunidades locales.
También se aprobó la creación de un órgano subsidiario sobre el artículo 8 j) del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) para pueblos indígenas y comunidades locales. Además, se reconoció la contribución de comunidades afrodescendientes en la protección de la biodiversidad.
Osco destacó este hito, agregando que se trató de una propuesta apoyada por Bolivia que permitirá a los pueblos indígenas representar sus intereses de forma independiente ante el CDB. Bajo el artículo 8 j) tendrán mayor autonomía para trabajar.
“Bolivia es uno de los países más avanzados en el reconocimiento de los derechos indígenas y en la implementación de la autonomía indígena. Tiene áreas protegidas bajo su jurisdicción y justicia indígena equiparada a la ordinaria”, agregó.
De todos modos, la piedra de tope sigue siendo el dinero. Pacheco enfatizó en las dificultades financieras y políticas en el país. «Es difícil para un país como Bolivia poder anticiparse y decir ‘voy a hacer esto’ sin saber exactamente qué recursos estarán disponibles. No podemos comprometernos si no hay financiamiento asegurado».