“¿Por qué es tan difícil entender las necesidades o reconocer la identidad cultural de los distintos pueblos?”, pregunta Cindy Pollux, representante de Guayana Francesa en el Foro Social Panamazónico 2024. Con el mentón erguido, ojos grandes color café claro, una estatura de 1,70 metros y cabello corto que transmite historias de resistencia con su textura 4C, Cindy se dirige a la mesa de los pueblos afro del FOSPA en Rurrenabaque, Bolivia.
Este trabajo fue respaldado por el Fondo de Apoyo a la Producción Periodística de Mujeres y Personas LGBTIQ+ de Muy Waso. Si quieres aportar a la sostenibilidad de este proyecto, déjale tu aporte al CHANCHITO MUY WASO.
La onceava versión del FOSPA incluyó, por primera vez, una mesa de trabajo donde participaron personas afrodescendientes de Colombia, Brasil, Bolivia y Guayana Francesa. También es la primera vez que el foro cuenta con representación afroboliviana reconocida como población amazónica.
La cuestión del territorio
Los pueblos indígenas originarios forjan su historia desde sus raíces, sus tradiciones y sus lenguas, cultivadas en la tierra en que nacieron. ¿Qué sucede con las poblaciones afrodescendientes, cuyas raíces fueron arrancadas de África hacia otros continentes para esclavizarlas?
No decidimos llegar a otros países, fuimos traídos desde África, casi siempre, para realizar labores inhumanas.
Esto implica que construimos un territorio fuera de nuestra tierra originaria, lo que tiene consecuencias directas en la forma en la que se tratan las necesidades de nuestros pueblos y el respaldo que requerimos en las leyes.
Ese es el caso que también expone Cindy Pollux, la representante de Guayana.
Cindy es maestra de profesión. Ella domina tres idiomas: el francés, el portugués y la lengua criolla. Recientemente inició su aprendizaje de español.
A sus 39 años, Cindy es integrante del movimiento Libertad Social y Descolonización de Guayana Francesa, y activista por los derechos del pueblo afrodescendiente.
Representa a un país colonial que le niega a su población autonomía y derechos territoriales.
“Queremos tener autonomía, pero Francia no acepta que somos una colonia”.
Una frase anónima señala que “un indio sin territorio no es un indio”.
Esto nos lleva a reflexionar sobre lo que significa el territorio: una fuente de seguridad y de historia donde compartir y defender nuestras culturas.
Colombia muestra el ejemplo de lucha que ha logrado establecer un territorio. El Proceso de Comunidades Negras de Colombia (PCN) logró la Ley 70 para el reconocimiento de 7 millones de hectáreas a nombre del pueblo afrocolombiano.
“De la Ley 70 o Ley de las Comunidades Negras se desprendió el Decreto 1745 de 1995, por el cual se adoptó el procedimiento para el reconocimiento del derecho a la propiedad colectiva de las ‘tierras de las comunidades negras’”
La problemática colonial de Guayana Francesa
Hagamos primero un acercamiento geográfico: Guayana Francesa está en la costa norte de América del Sur, en la región de Las Guayanas, entre Brasil y Surinam.
Limita al norte con el océano Atlántico. Su capital, Cayena, es también la ciudad más poblada del país. Pero cuando, en otras ciudades, se habla de migrar a la metrópoli, en Guayana se refieren a trasladarse hasta Francia, país al que “pertenece” como colonia.
La política colonial de Francia está perjudicando a la generación más joven:
«Para obtener una educación de calidad y condiciones para encontrar un trabajo, nuestros jóvenes tienen que dejar sus hogares para ir a la metrópoli. La política de Francia invita a los jóvenes a la parte continental del país, pero no les proporciona las condiciones de vida adecuadas»
Cindy Pollux
Según el análisis de Cindy, las personas de 18 a 25 años son a quienes apunta esta política. «Se les promete un futuro brillante, pero en realidad siguen desempleadas y son presa fácil del Estado, que se aprovecha de ellas», explica.
El pueblo afroboliviano realiza una lucha constante desde hace más de un siglo. Son pasos pequeños, pero con constancia: el derecho a la libertad, la proclamación de un Rey, el dejar de ser denominados peyorativamente bajo el rótulo “negros”, el tener un día de celebración, el reconocimiento cultural a nuestra danza, la saya, que es un bastión de lucha cultural, social y política.
Pero la lucha mayor y que nos une a la solicitud de Guayana Francesa es el respeto a nuestra cultura y el derecho al territorio.
La lengua criolla y la identidad
“No más Francia, no más europeos (…) Todas las riquezas (de Guayana) son de Francia, la lengua oficial es la francesa… pero tenemos nuestras propias lenguas”, denuncia Cindy.
El idioma originario se pierde al no ser utilizado por las nuevas generaciones.
Actualmente, en Guayana, los niños hablan más francés que su idioma materno (el criollo) y quienes lo hablan tienen miedo a hacerlo, por vergüenza o miedo a burlas.
A los profesores de lengua criolla se les dificulta explicar la importancia de aprender su lengua para fortalecer la cultura e identidad.
La lucha de afrodescendientes en Guayana Francesa y en Bolivia por la preservación de la lengua es un reflejo de la situación actual que se vive a nivel internacional.
Los afrobolivianos perdemos de a poco nuestro lenguaje, más quienes han nacido fuera de Los Yungas de La Paz, región reconocida culturalmente (pero no legalmente) como territorio de los pueblos afro.
La lengua afroboliviana se intenta restaurar por medio del Instituto de Lengua y Cultura Afroboliviano (ILCAFRO), un centro dedicado a la investigación, educación y defensa de la cultura y lengua afroboliviana.
La lucha territorial de los pueblos afro en América Latina
La lucha por un territorio, reconocido legalmente, también es una lucha por la lengua, la cultura, la autonomía y las tradiciones afro.
Guayana, en búsqueda de su independencia, y Bolivia, en la lucha por el reconocimiento legal de un territorio afro, muestran dos situaciones en las que el corazón de la reivindicación es territorial.
Los ejemplos de países como Colombia demuestran que la lucha por el territorio no es un sueño.
El proceso legal puede ser largo y politizado, pero no es imposible de realizar con el asesoramiento adecuado. Tanto Bolivia como Guayana están en búsqueda de ese reconocimiento y autonomía.
Para ello es necesario el trabajo y luchas conjuntas de los pueblos afro, un acompañamiento legal y el enfoque en convenciones que validan este tipo de demandas (como la declaración y programa de Durban).