Gobiernos de derecha e izquierda van en contra de los derechos las mujeres y la diversidad sexual. Cierran ministerios, degradan áreas destinadas a la igualdad. Hablan de ideología de género como un cuco inventado para prohibir la educación sexual. Patologizan a la población trans. Ponen en duda la protección a víctimas de violencia de género.
Cartografía regional del retroceso
En Perú se intentó patologizar a las personas trans. Las protestas lograron frenar el retroceso. En un mundo en caos desinformativo, los señalamientos a quienes quedan en los bordes sociales tiene efectos en la calle y en la cultura. Es una amenaza latente.
La idea de la extrema derecha es nombrar ideología de género a la Educación Sexual Integral y generar un debate que apasiona a sectores antifeministas.
En Honduras gobierna Xiomara Castro, pero las mujeres ya no son garantía para los derechos de las mujeres. Se consideró como una gran victoria, con varias feministas en el gobierno, pero Castro «vetó una ley a favor de la educación sexual para la niñez. Su Ministro de Educación, junto a un pastor evangélico, rompió las guías y mostró respaldo a las iglesias. Eso evidenció el retroceso”, graficó la activista Melissa Cardoza de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos y la Asamblea de Mujeres Luchadoras de Honduras.
Uruguay fue pionero en aprobar la Interrupción Voluntaria del Embarazo, en 2012. Ahora se presentaron tres proyectos de ley contrarios a los derechos conquistados, como el que busca derogar la ley contra la violencia de género. En épocas de información falsa y de desinformación con que no se logre derogar no alcanza. La marcha atrás tiene que encender los motores de alerta.
La periodista Stephanie Demirdjian apunta que no es casual que los proyectos se hayan presentado en el último año del gobierno de derecha. Aunque no es probable que se aprueben en esta legislatura, Demirdjian afirma:
«Implica un retroceso discursivo poner en debate, aunque no esté sustentado, que hay un aumento de denuncias falsas, que las mujeres mienten y que meten cosas en la cabeza de los hijos, sin mencionar el falso Síndrome de Alienación Parental (SAP), frente a denuncias de abusos sexuales de parte de los padres».
Nota editorial: En Bolivia, en abril de 2024, el presidente de la Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez, dijo que la ley 348, en contra de la violencia machista, era una norma «antihombres». A partir de estas declaraciones, se desató una movilización social extremista, especialmente en territorios digitales, con discursos misóginos y violentos.
Los ataques y la desinformación
Hay ataques que se convierten en transformaciones reales. Por eso, no se pueden subestimar. Hay otros que se quedan en el ímpetu, pero llevan un dardo que envenena. Algo fundamental: los ataques no son aislados.
Los modos de información actuales funcionan en burbuja. Ni siquiera son los medios que cada persona lee, sino que cada persona lee lo que su algoritmo le ofrece en bandeja. Cada quien tiene su propia pompa de burbujas y cree, o termina creyendo, que su burbuja es el mundo. Hay que volver a ver el mapamundi, más que el GPS, y ver el círculo más que las burbujas.
En Uruguay también quisieron derogar la ley de violencia de género y crear una de violencia doméstica. Lo doméstico vuelve a ser el centro de la idea de lo femenino y el único lugar donde —supuestamente— se podría ayudar a las mujeres. No sería víctima una chica que sale de fiesta y es abusada. Sería víctima una esposa que se queda en la casa.
Sobre todo, se tacharía la idea de violencia de género, reemplazándola con un vocablo utilizado en los inicios de la problemática y que quedó obsoleto: violencia familiar. La familia. La santa familia. Incluso la violenta familia. No la diversa familia. Se quiere eliminar una mirada que pone límites a lo que se puede y no hacer en una familia. No es no, en la familia también.
“No es casual que se ponga en cuestión la voz de las mujeres y la violencia de género. Son proyectos regresivos que dejarían desprotegidas a las mujeres que denuncian, pero que existan los proyectos y que el tema esté en debate es un retroceso”, resalta Demirdjian.
Crear un villano para ir en contra de la diversidad sexual
El Río de la Plata tiene diferentes escenarios. Fuera de los resultados electorales, en ninguna punta del río se quiere barrenar a contracorriente. Las mujeres tienen que cuidar lo que ganaron, en una punta y, en otra, tienen que lamentar lo que perdieron. En todos lados, están acusadas de mentir y la mentira se vuelve una forma de argumentación sin fundamentos.
El cono sur se puede volver un cono de silencio. En Paraguay, el 22 de agosto del 2023 la Comisión de la Familia, Niñez, Adolescencia y Juventud del Senado aprobó un proyecto sobre la prohibición de la enseñanza con ideología de género en instituciones educativas.
No es una pandemia, ni un virus que se expande. La poética inventada como villana, la “ideología de género”, se cuela por las fronteras. No es una excepción, sino una orquestación internacional.
En El Salvador, el presidente Nayib Bukele arremetió, a fines de febrero del 2024, contra la perspectiva de género y decidió que no se incluya en la educación pública. “Confirmado: todo rastro de la ideología de género lo hemos sacado de las escuelas públicas”, posteó el ministro de Educación José Mauricio Pineda.
Bukele tomó la decisión después de reunirse con Trump y Milei en Estados Unidos, en la Conferencia de Acción Política Conservadora. En los años 70, el Plan Cóndor comandó los golpes militares en Sudamérica desde Estados Unidos. La unidad de ahora no es para sobrevolar, sino para silenciar.
En Perú gobierna una mujer que no fue electa, pero que destruye la política para las mujeres. Sin siquiera el respaldo de los votos. Los tratados internacionales con jerarquía constitucional y las leyes aprobadas muestran que, más allá de los vaivenes electorales, las políticas públicas para garantizar los derechos de las mujeres y la diversidad sexual no pueden eliminarse.
Distintos tipos de gobierno, mismas estrategias
En América Latina hay un escenario de gobiernos electos, no electos y de democracias con autoritarismos de izquierda o de derecha, que no respetan el estado de derecho y el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
Usan estrategias que son figurita repetida. Quitar organismos contra la violencia de género está en el álbum de casi todos los países. El proyecto de Dina Boluarte es anular el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP). Lo matiza diciendo que se “unificará” con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS).
En medio de la crisis de corrupción y violación a los derechos humanos que vive Perú, la abogada feminista Parwa Oblitas subraya:
“Fusionar el Ministerio de las Mujeres sería un grave retroceso, ya que lleva más de 30 años y ha promovido políticas que, si bien no alcanzan, combaten la desigualdad de género en el país”.
La activista, poeta y profesora Violeta Barrientos conecta: “Están con la moda Milei y quieren fusionar ministerios para invisibilizar. Por eso se propuso poner el Ministerio de la Mujer dentro de otro: para diluirlo. Era muy escandaloso convertirlo en Ministerio de la Familia».
También explica que la política del gobierno peruano es conservadora y de extrema derecha. «Busca favorecer la minería ilegal, destruir la institucionalidad, que se concentren los poderes en el Congreso, poner en sus manos el Poder Judicial igual que en Venezuela para maniatar al país antes de las anunciadas elecciones del 2026». Igual resalta que, ante este panorama, la gente repudió estas medidas en las calles.
El retroceso no es una noticia, sino una constante. No pasa en un lugar, sino en muchos. América Latina retrocede después de décadas de avance.
Milei y el retroceso histórico en Argentina
El gobierno argentino cerró el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Lo cerró, no lo bajó de rango o modificó su organigrama. El presidente Javier Milei asumió ende diciembre del 2023 y cumplió su promesa de eliminarlo. Abrió la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género, a cargo del Ministerio de Capital Humano.
A fines de mayo, este organismo pasó al Ministerio de Justicia. Lo dirigió Claudia Barcia, quien renunció el 6 de junio al enterarse –por WhatsApp– que el Poder Ejecutivo disolvió el área de ayuda a mujeres golpeadas.
La denuncia contra el expresidente Alberto Fernández demuestra que quienes están a favor de políticas contra la violencia de género son capaces de ejercerla. Los que están en contra, son capaces de cumplir sus promesas. Sin polarización, ambos se unen para eliminar la ayuda a víctimas.
Ante la denuncia contra Fernández, el vocero presidencial Manuel Adorni declaró que la Línea 144 (para pedir ayuda) sigue funcionando. Sin embargo, sufrió un recorte presupuestario del 25%, según ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género). El programa Acompañar, que otorga un sueldo mínimo durante medio año a mujeres golpeadas, disminuyó su ejecución presupuestaria en 80%.
“Las líneas de ayuda sufrieron una reducción de personal del 38%, quedaron dos trabajadoras por turno. La 137 (violencia sexual) no existe más. El programa Acompañar pasó de ayudar a 34.000 víctimas a 430”, enumera la activista y abogada Lala Pasquinelli.
Ajuste a los derechos de las mujeres en Argentina
Lala Pasquinelli, creadora de Mujeres que no fueron tapa y autora de La Estafa de la Feminidad, enmarca: “Los retrocesos son abrumadores en todos los frentes: formal, simbólico, material».
La política de ajuste afecta a las mujeres, resalta. «Si hay recortes en salud son ellas quienes deambulan entre hospitales […] Los comedores siguen sin recibir alimentos y son las que ponen el pecho”.
No es solo lo que no hay, sino lo que se demoniza. Además del retroceso estatal en políticas públicas, se desmoviliza a un sector social que queda perplejo, aislado y atomizado frente a los ataques.
Argentina pasó de ser un país de vanguardia a ser la vanguardia de los ataques contra mujeres y diversidad sexual. El espejo que hacía de la marea verde una ola gigante en la región, hoy legitima un fenómeno global de retroceso.
Cada escenario, nacional o continental, tiene sus propios puntos cardinales, pero coinciden en hacer palanca para atrás y generar una falsa nostalgia sobre el pasado. Las prohibiciones sobre perspectiva de género y derechos humanos construyen al movimiento de mujeres y disidencias como el enemigo, «para dar una supuesta ‘batalla cultural’, entretenimiento para tapar la crueldad que implica el hambre», explica Pasquinelli.
En Argentina se aprobó el reparto gratuito de anticonceptivos en 2002, la educación sexual en 2006, el matrimonio igualitario en 2010, la ley de identidad de género en 2012 y el aborto legal en 2020. El calendario ahora parece “Volver al futuro” con marcha atrás.
Para el día de las infancias, el gobierno compartió un spot en que se volvía a denominar como “día del niño”. Este rezaba: “Nuestro propósito es que todos los niños crezcan en un ambiente sano y seguro, lejos de quienes promueven la ideología de género atentando contra su integridad”.
La patologización de la población trans
El activista trans Giovi Novello, autor del libro El secreto más profundo, considera que los retrocesos en educación, salud y recreación son claros. Resalta la violencia a la que están expuestas las niñeces trans por la falta de Educación Sexual Integral (ESI) que les incluye. Además, enuncia el agravante de la invisibilización y patologización discursiva que avala el gobierno y que quita herramientas de acompañamiento a activistas.
«La desinformación pública que está difundiendo el gobierno acerca de las personas trans hace que toda una sociedad cargue un odio sobre nuestras identidades que nos pone en peligro”.
La conquista de derechos había cambiado el escenario para las personas trans en Argentina, mejorando su expectativa de vida que ha sido históricamente corta. «Hacía que tengamos vidas más dignas, cupos laborales, acceso a la salud y que las niñeces finalicen sus estudios», explica. Sin embargo, que ahora vuelvan a existir casos de expulsión escolar de niños y niñas por su identidad implica el abandono de la escolarización.
«A los que después les cuesta el doble conseguir trabajo, se quedan sin estudios, sin trabajo, sin vivienda y que terminan en el camino que históricamente se nos adjudicó: el trabajo sexual”, advierte Novello.