Trinidad es una ciudad aún llena de un pensamiento conservador y religioso. Se naturaliza la violencia intrafamiliar y se culpabiliza a las víctimas de violencia sexual. En ese contexto, colectivos feministas y organizaciones de mujeres unen esfuerzos y luchan contra estos «valores».
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Lorenza Congo, cuentan en Trinidad, Beni, fue una mujer que no encajaba en su tiempo. Tampoco encajaría ahora. Indígena mojeña, soltera, rica, polígama, solidaria, rebelde y decidida, según cuentan múltiples versiones de la tradición oral beniana.
Lorenza Congo vivió libre hasta la llegada de los karayana, quienes la despojaron de sus pertenencias y la exiliaron. La castigaron por no someterse a los mandatos del patrón.
Algunas feministas en Trinidad, recuerdan esta historia y reivindican su legado de rebeldía y autonomía. Pero no son las únicas. Muchas otras mujeres, sin mencionar a Lorenza Congo o sin considerarse feministas, en una ciudad conservadora y machista, también eligieron alzar la voz en defensa de sus vidas y sus derechos.
Violencia sexual en la universidad
En 2019, dos estudiantes y un docente de la Universidad Autónoma del Beni (UAB) electrocutaron y violaron a una estudiante de 22 años.
Si no fuera por los colectivos feministas y las organizaciones de mujeres, ellos, los autores del crimen, estarían libres.
Cuando el delito se hizo público, la UAB solo reaccionó suspendiendo a uno de los agresores para someterlos a un «proceso universitario». “Han salido el rector, el decano, el director de la Carrera de Veterinaria (…) a decir que respaldaban totalmente a su docente», recuerda con rabia Durby Bravo, una de las activistas que acompañó el caso.
«O sea, en vez de exigir justicia y que se aceleren las investigaciones, se hace una rueda de prensa para denunciar a las páginas que estaban ‘mellando la dignidad’ de este docente (partícipe de una violación)”, complementa Durby, como resaltando el atrevimiento del pacto patriarcal.
La acción conjunta —desde protestas, plantones, asesoramiento jurídico y acompañamiento emocional a la víctima y su familia— iniciada por los colectivos feministas y de mujeres logró que la denuncia se sostenga.
Uno de los colectivos involucrados en esta lucha era el de Las Lorenzas (en referencia a la mama Lorenza Congo). El mismo al que pertenece Durby.
Brujas Blancas contra la violencia mediática
El colectivo Las Lorenzas no siempre llevó ese nombre. En 2017, varias mujeres se agruparon como las Brujas Blancas. Su principal objetivo era ayudar a las víctimas de violencia a presentar las denuncias y protestar contra la violencia mediática que sufrían.
“Acá los periodistas no son periodistas formados ni con ética. Entonces, cuando había algún hecho de violencia, de violación o de feminicidio, era más lo que mostraban la cara de la víctima, los datos de la víctima. (…) Las escenas (que mostraban) eran terribles”.
Luego de varios años de actividad, las Brujas Blancas se vieron obligadas a cambiar de nombre por cuestiones de seguridad y discrepancias dentro del colectivo.
“En todo ese movimiento una de nuestras compañeras fue muy visible. Como había mucha gente de poder a la que denunciábamos, (nuestro trabajo) se hizo bastante peligroso”, cuenta Durby.
Las Lorenzas, desde Trinidad hacia todo el Beni
El grupo renació como Las Lorenzas. En 2020 fueron seleccionadas como ganadoras del Fondo de Mujeres Apthapi Jopueti, para desarrollar un proyecto de gestación consciente y prevención de violencia sexual.
Además de su trabajo en la capital beniana, Las Lorenzas dieron seguimiento a casos en poblaciones alejadas como Guayaramerín y Riberalta, ambas a unas 20 horas de viaje desde Trinidad. O en Santa Ana del Yacuma, a 183 kilómetros de distancia.
Este es uno de los objetivos a largo plazo de Las Lorenzas: ampliar su cobertura a distintas provincias y comunidades indígenas de su departamento. También buscarán incidir en las políticas públicas de salud y disminuir los embarazos en niñas y adolescentes.
Durante 2020, según datos del Sistema Nacional de Información en Salud, el 23% de los embarazos en niñas menores de 15 años tuvo lugar en Beni.
“Ya tenemos un calendario lleno, vamos a decirlo así de manera formal, de aquí a dos años”, dice Durby sobre los planes de Las Lorenzas a futuro.
Acción y reacción: abogadas feministas contra la violencia
Este colectivo feminista beniano está conformado por tres abogadas. Ellas se dedican, principalmente, a la realización de talleres para prevenir y denunciar la violencia machista. Además, brindan asesoramiento jurídico gratuito a víctimas de violencia machista o sus familiares.
Olivia Molina y sus compañeras estudiaron la carrera de Derecho. Aunque participaban de protestas y marchas contra la violencia machista en Trinidad, hubo un hecho que las motivó a reunirse: el caso de la violación grupal contra una joven universitaria.
Entonces decidieron que querían hacer más. Así es como fundaron el Movimiento de Mujeres Acción y Reacción. Su colectivo se especializa en dar asistencia jurídica gratuita a las mujeres que así lo necesiten.
La violación en la UAB y la lucha por justicia
Han pasado tres años desde la violación de una joven perpetrada por un docente y dos estudiantes de la UAB. Tanto Acción y Reacción, como Las Lorenzas, siguen luchando para que se condene a los culpables. Además, acompañan a la víctima y su familia. No la dejan sola, no los dejan solos.
“Acompañamos permanentemente a la familia por las ‘chicanerías’ de los abogados”, explica Olivia. “El papá es bastante mayor. Cada audiencia el señor se pone muy delicado”, complementa.
Al principio de este caso, las feministas consiguieron que se despidiera al docente agresor, quien había sido privilegiado con una simple «suspensión».
“Gracias a la presión que nosotras estuvimos haciendo, porque lo escrachamos al señor y al otro muchacho en redes sociales, logramos que él sea despedido. Porque, a pesar de estar detenido, él seguía ganando (su salario)”, relata Olivia.
Impactos y reconocimientos
Hasta la fecha, desde Acción y Reacción han colaborado con al menos 30 mujeres violentadas. Más de la mitad de los casos obtuvieron respuestas favorables en los tribunales.
A pocos meses de su fundación, Acción y Reacción recibió un reconocimiento de la alcaldía de Trinidad. Un año después obtuvieron otro de parte del Comité Cívico Femenino. Durante el año pasado, se capacitaron en el programa Compás Pedagógico de ONU Mujeres.
Hacia adelante, el sueño de sus fundadoras es inaugurar una oficina jurídica. Actualmente, usan espacios particulares para atender a las trinitarias.
Red de mujeres promotoras comunitarias del Beni
Las promotoras, como se denominan, surgieron en 2016 como una iniciativa de la organización Psicólogos Sin Fronteras. Fanny Tereba junto a otras vecinas fueron llamadas para organizar un grupo de mujeres y desarrollar algunas actividades.
Lo primero que se les vino a la mente fue el ambiente violento que veían cotidianamente en los barrios, en las escuelas, en las casas de sus vecinas. Así decidieron que una de sus primeras acciones sería comunicar a sus compañeras que las agresiones de sus parejas o familiares no eran normales ni justificables.
Desde 2018 las más de 42 mujeres promotoras desarrollaron talleres en colegios y barrios, con el fin de prevenir la violencia de género. Otro de sus objetivos es socializar los alcances y detalles de la ley 348.
Además de brindar apoyo al momento de las denuncias por violencia de género, las promotoras cuentan con el apoyo del centro de Psicólogos Sin Fronteras Beni (avenida 18 de noviembre entre Antonio Vaca Diez y Sucre).
En esta oficina, se ofrecen servicios jurídicos y psicológicos a mujeres que hayan sido víctimas del machismo.
Decenas de mujeres respaldadas
La red de promotoras colaboró directamente con unas 130 a 150 mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, económica y sexual.
Además, se movilizaron, junto a Las Lorenzas y Acción y Reacción, en las distintas manifestaciones y plantones exigiendo justicia paras las mujeres benianas.
Fanny Tereba considera que su mayor logro es que las mujeres las conozcan y les pidan ayuda cuando las necesitan. “Por lo menos hemos tenido ese logro de que cuando (vamos a) una institución somos bien atendidas. Y a las señoras que llevamos, las atienden también con ética”.
Las promotoras ya piensan en independizarse completamente de Psicólogos Sin Fronteras, tener un espacio propio y conseguir su personería jurídica para seguir trabajando por las mujeres de Trinidad.