El Festival de Poesía Sudaka es un espacio de disidencia, resistencia y transgresión. Una territorialidad que se funda en el cuerpo y la palabra. Este es el manifiesto que guía su transcurrir.
Edgar Soliz/César Antezana
Esta celebración de las disidencias sexuales, con una fuerte carga política, removió cierta escena poética oficial y amodorrada. Celebramos este tipo de trincheras y queremos colaborar con ellas desde este espacio.
La logística de este encuentro demandó gastos que aún deben ser cubiertos. Si te interesa contribuir a este tipo de iniciativas, puedes adquirir la Antología de Poesía Sudaka.
Para hacerlo, debes comunicarte con sus organizadores. El Festival Panza de Oro también cuenta con algunos ejemplares por estos días.
El Sudaka es como una acumulación de formas que aún no han sido asimiladas al statu quo que se pretende a sí mismo como incluyente, tolerante y progresista.
Cuando las demandas históricas de lxs subalternxs se hacen parte del lenguaje políticamente correcto que la institucionalidad debate en los términos del vencedor, entonces sabemos que solo nos queda la cáscara brillante de un bonito listado de pretensiones edulcoradas, digeribles y compartimentadas.
Lo Sudaka no es una facción en litigio. No es un gueto disfrazado para la fiesta. Lo Sudaka es un transcurso que reinventa los lenguajes aún no domesticados y que desde ahí pretende una escritura poética que transforme constantemente su devenir en cuerpo/palabra.
El festival se plantea sudaka como una forma de pensar lo latinoamericano desde la escritura, especialmente desde la poesía, y desde la disidencia sexual (maricas, tortilleras, travas, marimachas, etc.). Pero este pensar/hacer involucra también los usos discriminatorios de la palabra sudaka, que siempre ha estado ligada a la migración, a la marginalidad, a la pobreza y a lo indígena.
Este nombrar, como función del lenguaje poético, este nombrarse en lo Sudaka, implica asumir toda esa carga peyorativa que presupone y entonces deconstruirla y resignificarla, para nombrar nuevos espacios, para inventar nuevas territorialidades al sur.
Tal vez también quieras leer: César Antezana y Flavia Lima, las voces poéticas de un animal político
Lo Sudaka nos posibilitaría entonces, pensar las disidencias sexuales desde aquello que es políticamente incorrecto. Desde poéticas maricas, tortas, travas, queer, atravesadas por lo indígena y por la pobreza, empoderadas en la marginalidad, dotadas de una fuerza tan descomunal por rebelde, que les permite la toma radical/política de la palabra.
Lo Sudaka supone reivindicar la anormalidad, pensar el cuerpo/territorio en el que fluyen los deseos y los placeres y al hacerlo desatar esas voces que gritan mientras la escritura misma sucede.
Sin la necesidad de otra etiqueta, desde la materialidad de nuestros cuerpos, sus placeres y sus deseos, el Festival de poesía Sudaka, marica, marimacha, queer, torta, trava, permite pensar otras dimensiones del lenguaje poético en ruptura consigo mismo.
Poesía, performance, canto folclórico, trova, punk, cumbia, artes visuales y cuerpos conglomerados con la finalidad de reescribir, constantemente, lo monstruoso de las existencias en disidencia. Eso es el SUDAKA y esta es su primera versión.