Se estrena ‘Amazing Grace’, la filmación de Sydney Pollack de los dos conciertos que en enero de 1972 dio la reina del ‘soul’ en una iglesia en Los Ángeles.
La culpa fue de las claquetas, en realidad de que no las hubiera. Culpa de la inexperiencia en un rodaje de un concierto de Sydney Pollack, que no usó claquetas -probablemente para no molestar a Aretha Franklin- y nunca logró sincronizar las imágenes con el sonido. Durante décadas, la filmación estuvo guardada en cajas, sin que Pollack supiera muy bien qué hacer con aquellas cintas imposibles de montar. Solo la cabezonería de Alan Elliott, a quien cedió Pollack el material antes de fallecer en 2008 de cáncer de páncreas, y la muerte de la reina del soul, que siempre prohibió el estreno de la película («No tenía ganas de hablar conmigo del proyecto», cuenta Elliott), han logrado sacar a la luz Amazing Grace, el testimonio de los dos días de enero de 1972 en que Franklin se encerró en una iglesia en Los Ángeles y grabó uno de sus álbumes más famosos, en el que volvía al gospel -y además en directo con público- tras arrasar en el soul.
https://youtu.be/BA6lBW3R__M
Lo que ahora se ve en los 87 minutos de Amazing Grace es, sencillamente, emocionante. Se va a su padre, el reverendo C. L. Franklin, que le dedica unas orgullosas palabras a su hija y a su música. Un miembro del coro empieza a llorar mientras la acompañan en el tema que bautiza al documental, 11 minutos vibrantes que acaban con más músicos y público en lágrimas. Al fondo se vislumbran a Mick Jagger y a Charlie Watts. Franklin renuncia a interpretar sus grandes éxitos y canta temas gospel, la música de sus raíces, de su infancia. Elliott cuenta: «La fama es, hoy en día, una bestia distinta. Me subyaga la idea de que la mujer más famosa del momento se encerrara dos días en una iglesia, sin acompañantes, representantes ni managers, sin esconderse tras gafas de sol, solo a cantar. Hoy no veríamos eso. Hoy me parece imposible».
Para Elliot, Amazing Grace es algo más que una grabación de un concierto. «Es un filme sobre la mortalidad. Yo creo que a Aretha le hubiera gustado, porque incluso acabamos como hizo ella, con el primer tema que grabó en su vida». Y sobre su relación con Pollack, y los problemas que ahogaron a la película durante décadas, explicó: «Me llamó, me pasó el material, y siempre hablamos de forma abstracta de sus aprietos. Un día me dijo que se bajaba del proyecto, que dejaba en mis manos aquel tesoro. Y un mes más tarde se murió».